Odio alevoso
que se tradujo en el saldo de 34 personas heridas; algunos de bala,
otros golpeados con tubos y peinillas; algunos heridos de disparos de
perdigones y hasta golpeados con las sillas que los PM arrancaron de
la fija estructura del estadio. Hay muchachas y niños entre el grupo
de heridos.
Héctor, demás
está recordarte sobre la manera de actuar de los metropolitanos.
Tu sabes muy bien de quien estamos hablando. Si se debe llevar una investigación
sobre los hechos, ésta tiene que estar dirigida a preguntarnos, por
ejemplo, por qué los PM actuaron de ese modo si ya el juego había
terminado y todos los asistentes salían tranquilamente del estadio.
Hay algo que no cuadra en todo esto, porque racionalmente no hay ninguna
explicación.
Cuando la policía
atacó ya el estadio estaba vacío (gracias a Dios), sólo quedaban
los que quitaban las pancartas de la cerca y los muchachos de los redoblantes.
Soy testigo porque estaba en el estadio y fui uno de los últimos en
salir. (A propósito, la policía actuó contra estos instrumentos musicales
como si se tratara de una película de los tiempos de los gorilas del
sur).
Ahora, ¿por
qué te escribo esta carta pública?, primero porque eres el ministro
que rige el deporte; porque eres jóven y también porque conoces el
expediente histórico que tiene la Policía Metropolitana cuando
se trata de cosas oscuras. La sombra del 11 de abril todavía la llevan
a cuestas y será difícil que se la espanten así sus jefes hayan cambiado
de discurso.
Ya las instituciones
han iniciado un proceso de investigaciones: Ministerio Público, Defensoría
del Pueblo. Ya el Consejo General de Policía se pronunció sobre
el caso señalando que se trata de una “actuación contraria a los
principios de las leyes de la República”. Pero falta tu contundente
pronunciamiento más allá del cargo de ministro.
Ahora bien,
sostengo que este hecho nada tiene que ver con las domesticas peleas
entre muchachos de una barra y otra. Si lo vemos así, como ya está
ocurriendo a través de declaraciones de personeros de la FVF, periodistas
chimbos y dirigentes de equipos, estamos haciéndole un gran favor a
quien oscuramente está moviendo las teclas para torcerle el rumbo al
destino. Me explico.
Héctor, hay
elementos para sospechar de sobrados intereses detrás de las cortinas
que desean ver cerrado por algunas fechas al estadio Olímpico. Estamos
en los puntos culminantes de un torneo que genera para quien llegue
de primero unos cuantos miles de dólares; además de que no quieren
ver en el cesto de la basura toda la plata invertida en técnicos, jugadores,
logística y publicidad. La plata la quieren de vuelta. Nada de riesgos
a estas altura de la vida.
Un punto en
el fútbol en estas instancias del torneo vale muchísima plata. Tanta
como para hacerle brillar los ojos al jefe de una patrulla policial.
Mi sospecha
no termina en un piquete de sádicos PM que se venden por comerse un
perro caliente en cualquier esquina de Caracas. Mi sospecha llega hasta
el tipo que ordenó el ataque, al tipo que cobró grueso para que se
presentará una gresca de altas proporciones y que justificasen luego
las “geniales” palabras de un presunto mafioso llamado Laureano
González, como sabes Héctor, vicepresidente de Federación Venezolana
de Fútbol, o sea, uno de los tipos que manejan el negocio desde la
federación.
Se entiende
que no estoy acusando al presunto mafioso nombrado líneas antes; lo
que si es interesante saber a partir de ahora, es lo que decida este
personaje en relación a los juegos restantes del Torneo Apertura. Eso
si que es importante y allí es donde mis especulaciones apuntan a grupos
de intereses que por un puñado de dólares en juego, estimaron lanzar
el dado del estadio Olímpico y, otra vez, usando a los sádicos confesos
de la PM en función de provocar a los muchachos de las barras rojas
que, aunque se han metido en más de un hecho violento, lo del domingo,
por su magnitud, los tomó de sorpresa.
(Una oportunidad
para decir que todavía hay Policía Metropolitana para rato así el
Consejo General de Policía y el ministro Tarek El Aissami digan la
misa en latín).
Me corto un
dedo pues si Laureano González o Rafael Esquivel anuncian el paquete
de medidas punitivas contra el Olímpico y la responsabilidad de la
administración Caracas FC en los hechos de violencia. Me corto un dedo
si el gallego bigotudo anuncia la clausura del Olímpico por lo que
resta de torneo.