Hablemos de los
antecedentes de este proyecto, ¿en qué
año se remonta esta lucha por la reivindicación de semejante símbolo
popular?
Los antecedentes datan de unos 26 o 27 años aproximadamente. Principios
de los años setenta para ser más claros. Qué ocurre, nosotros nos
trasladamos a los Teques a mediados del 69 y el primer impacto lo recibimos
con la imagen de Guaicaipuro en la plaza de su mismo nombre. Nos llamó
poderosamente la atención el respeto y la veneración de parte del
pueblo y particularmente de aquel pueblo marginado quien se sentía
protegido por la presencia de Guaicaipuro. Aquella plaza con la figura
del Indio era, y siempre ha sido en los Teques, una suerte de punto
de encuentro de los marginados. Mientras más marginado estaba alguien,
mayor era el nivel de identificación que íbamos encontrando con la
figura de Guaicaipuro: como indio, como Cacique. La gente tenía pues
la percepción de que era un Libertador y sobre todo la gente olfateaba
la existencia del racismo contra el indígena, pero aparte de olfatear
el racismo disfrazado que hay en el país, la gente es víctima de ese
racismo. Entonces nosotros comenzamos por preguntarle a la comunidad
si Guaicaipuro era una figura que podía estar al lado de Bolívar,
al lado de los Libertadores, y la gente decía: "...Pues claro,
ese es el primero que debería estar ahí junto a Bolívar..."
-y nosotros insistíamos- pero en el Panteón Nacional y todo mundo
decía " ...Sí sí, junto a Bolívar..." Ajá... y por qué
no está en el Panteón -preguntamos- la gente coincidía: "No
está en el Panteón porque es un Indio" Y qué con eso, "
bueno es que el indio está discriminado" y por qué está discriminado.
Así nos fuimos adentrando en una conversación íntima con la gente,
pero una conversación íntima desde el punto de vista de la nacionalidad,
la nacionalidad venezolana y americana, entonces venía a colación
todo el problema colonial y neo-colonial, el problema de la discriminación
no superado, porque el proceso de independencia fue un proceso de independencia
política formal que no estuvo acompañado por una conciencia de descolonización
de fondo y allí está el problema. No hubo descolonización porque
quienes hicieron la independencia eran parte del proceso colonizador.
Guaicaipuro es la figura heroica de los marginados (negros, indios
y pobres) por excelencia, bien lo dijiste, una figura que a pesar de
un fuerte soslayamiento histórico, de una penetración cultural alienante,
de siglos de humillación política, ha perdurado intacta en el inconsciente,
no sólo de la población mirandina sino en la de todos los venezolanos;
como elemento mágico-religioso, como símbolo de dignidad y resistencia,
como fortaleza de una identidad regional y nacional casi perdida. Ahora
bien, ¿por qué elevarlo a la oficialidad, en este caso hasta el Panteón
Nacional, que se supone es el monumento mayor de una historia narrada
por los vencedores, consagrada por ello al poder, una historia oficial
que precisamente ha ido y va en detrimento de nuestras culturas aborígenes
y populares?
Porque nosotros nos negamos a ver la historia oficial de una manera
estática, de una manera inmutable, inmodificable. Nosotros pensamos
que esa historia se puede cambiar, subvertir. Creemos que la relación
del Estado con los pueblos indígenas no puede permanecer así...¡
no somos tan conformistas!. La relación de la sociedad nacional con
los pueblos indígenas se puede y tiene que modificar y que de paso
el planteamiento de llevar los restos simbólicos de Guaicaipuro al
Panteón Nacional, si se puede plantear así, está entre uno de los
antecedentes de una revolución cultural en este país y particularmente
en los antecedentes del mismo proceso constituyente, porque la presencia
indígena en el Panteón Nacional, la presencia de los primeros poblamientos,
la presencia colectiva de nuestros Caciques, a través de la individualidad
de Guaicaipuro como símbolo representativo, viene precisamente a cambiar
no sólo el concepto que tenía Guzmán Blanco del Panteón Nacional
o su mismo proyecto Nacional, sino que replantea la cuestión en términos
de interculturación, en términos de pluriculturalidad, en términos
de la pluralidad de raza, de etnias, de pueblos, de culturas, de racionalidad,
de modelos de ciencia, de modelos de tecnología, de modelos civilizatorios,
de historias vistas pues, no ya en singular, dentro de la unidad del
género humano y dentro de la unidad de la nacionalidad venezolana.
El sistema tiene
por estrategia absorber los símbolos de las minorías, de las periferias,
sobre todo cuando éstos son de carácter combativo y representan cierto
peligro desde el punto de vista político, esta absorción consiste,
según Brito García, en la usurpación, universalización y desfiguración
del contenido de aquellos símbolos
–descontextualizándolos, despolitizándolos, frivolizándolos - en
virtud de restarles importancia, distinción y sobre todo peligro a
los abanderados para incorporarlos orgánicamente a su juego de poder.
¿No temen ustedes que esto suceda con el Cacique, no temen que en vez
de una reivindicación lo encaminen al perfecto anonimato, a ser una
figura en verdad invisible ?
No. De ninguna manera, porque de lo que se trata es precisamente de darle al Panteón Nacional otro contenido, de hacerlo representativo de los diferentes componentes de la nacionalidad venezolana y americana. Este es un Panteón que es el máximo monumento, no sólo de la nacionalidad venezolana sino de todos los países bolivarianos donde el componente de la población indígena es fundamental en muchos casos determinantes, como lo es el caso de Bolivia, Perú, Ecuador, en la misma Colombia, en Panamá. De manera que la presencia indígena en el Panteón Nacional no es petrificante por cuanto esta presencia va unida a un conjunto de luchas, a una red de movimientos, va acompañada de un Proyecto Nacional y latinoamericano, va enmarcado dentro de una identidad indígena bolivariana porque alude a todos estos países mencionados, pero también alude todo lo que es el área circunscaribe. Más bien lo que hace es replantear, desenterrar, poner de manifiesto siglos y milenios de culturas que han estado taguadas por el proceso colonizador. No se trata entonces de oficializar simplemente una presencia sino de hacerla eficaz en el Panteón Nacional y de buscar un replanteamiento de los fundamentos del estado nacional, pero también de la sociedad nacional. Entonces, esto nos involucra nuevamente en el replanteamiento de una revolución cultural en profundidad, como te decía, que por supuesto nunca está del todo descontextuada de las revoluciones políticas y sociales.
Reflexionando un poco sobre lo que dices, ustedes tienen más de dos décadas trabajando en este proyecto, es decir, han visto desfilar cuando menos cinco presidentes en línea que, por lo visto, han hecho caso omiso a las reivindicaciones de los pueblos indígenas, incluso sus políticas han evidenciado un alto contenido racista y etnista. El proyecto tiene cabida según comentas, en este período político conocido como la Quinta República que supone una nueva concepción del Estado. Hasta ahora la reforma de la Constitución Nacional es la mayor evidencia de un cambio en este sentido. Allí la teoría nos dice que las culturas de los aborígenes están homologadas a nuestra cultura post-hispánica, que cada una de esas culturas es soberana y digna; por otro lado vemos que las políticas del gobierno son contradictorias, en cuanto favorecen la idea de la globalización, recordemos el tan cuestionado caso del tendido eléctrico que no sólo desplazará de sus territorios a muchos pueblos aborígenes sino que además atenta contra la riqueza territorial de lo que llamamos país. Me gustaría que indagaras en esto.
Bueno, el consenso político de este proyecto se logra en 1992, primero en la cámara de diputados, luego en el cenado y aparece en gaceta oficial el 2 de agosto del 93. Ahora, en la cuarta República no hubo voluntad política ni para reestablecer los derechos históricos de los pueblos indígenas ni para llevar a Guaicaipuro al Panteón Nacional. Indudablemente mientras exista el Estado, sea cual sea el gobierno, por muy progresista que sea ese gobierno, siempre existirán contradicciones entre las políticas de Estado y las políticas de los pueblos indígenas, de allí que la ampliación de derechos tiene mucho que ver con estas contradicciones, porque cualquier Estado de América latina no es el Estado del presente nada más sino que es un Estado con una herencia colonial de cinco siglos y esa herencia colonial es una carga pesada de la cual los estados no pueden deshacerse, menos en esta fase en la cual esa globalización apunta con sus políticas neoliberales no sólo con el peligro de que ese avance globalizador se coma los derechos de los pueblos indígenas, sino que también se coma sus propios derechos institucionales. De manera que esto no obedece a una contradicción exclusiva con los pueblos indígenas sino con todos los pueblos y eso es precisamente una de las razones por las cuales las minorías terminan aliándose como minorías y terminan reconociéndose, encontrándose como mayorías, como pueblos-pueblos. Entonces habrá cada vez más una distancia entre las jerarquías y los pueblos, sean éstas oficiales, de Estado, Religiosas, Culturales, Militares. Sean jerarquías del tipo que sean. Hay una tendencia a separar esas jerarquías pero hay una tendencia también de los mismos pueblos que buscan una acercamiento de ciertos sectores de esas jerarquías con sus propios pueblos. Entonces, es una tensión dialéctica la que hay allí y esa tensión dialéctica entre las mismas jerarquías y entre los mismos pueblos de jerarquía-pueblo pueblo-jerarquía le da al proceso una dinámica interna muy interesante. Los símbolos indígenas son mucho más difíciles de petrificarse por que son símbolos que desentierran un pasado-presente de treinta mil, cuarenta mil años a cincuenta mil años, según la arqueología, y a su vez esos símbolos no sólo son arqueologías sino que responden a una realidad muy convulsionada del presente y que existiendo unos Estados ya comprometidos en lo que es la hipoteca de las nuevas generaciones producto de políticas desarrollistas es de esperar que los pueblos tengan cada vez más la necesidad de apelar a sus propios símbolos y hacer que éstos se conviertan en irreductibles con relación a las políticas de Estado. Fíjate que Guaicaipuro como símbolo, como símbolo individual y genérico en este caso ha tenido la suerte de contar con el más firme consenso a nivel de pueblo y la desgracia de ser enfrentado por un sector de la dirigencia racista, incluso un sector de la intelectualidad racista y yendo más lejos de un sector de la izquierda que también es racista. Aparte no podemos olvidar de que ningún sector de la sociedad venezolana o latinoamericana pueda considerarse que esta fuera del problema del racismo o mejor en la formación racista, etnista, machista, clasista y muchas otras formas de discriminación social.
Dentro del sector intelectual encontramos hartos elementos de esa
ideología racista a la que haces referencia, Arturo Uslar Pietri, por
nombrar alguno, no contemplaba al Cacique Guaicaipuro dentro de lo que
para él era la venezolanidad. No obstante en vida siempre fue
él un icono de la intelectualidad nacional. Estos son elementos claros
del endorracismo que se perpetúa a través de la escuela y la cultura.
Mira, cuando uno revisa la literatura venezolana y latinoamericana,
las obras de arte, uno se encuentra precisamente con la discriminación
racial y étnica. En la novela latinoamericana desde Doña Bárbara
de Rómulo Gallegos hasta Cien años de Soledad de García Márquez,
son obras que están atravesadas por esa dicotomía Civilización o
barbarie. Lo mismo la novela Pobre Negro, en fin. Aún cuando hay individualidades
lúcidas dentro de la intelectualidad, ayer y hoy, que han intentado
superar esa óptica racista que ha marcado nuestra literatura, incluso
hoy mismo nosotros nos encontramos con que algunos intelectuales convierten
la literatura en racismo, lo hacen sublime incluso con el caso concreto
del Proyecto Guaicaipuro al Panteón Nacional, entonces, como expresan
de manera muy simple: "bueno y por qué vamos a meter a Guaicaipuro
al Panteón Nacional si los indios no tuvieron Panteón ... el Panteón
de los indios es la boca de piaches , está en las piedras escritas
, en las altas montañas ... por qué no lo dejamos libre como un pajarito,¡
no le cortemos su capacidad de vuelo...!" . Y es que esa intelectualidad
tiene una concepción errada, no sólo de Guaicaipuro, sino también
de lo que es el Panteón Nacional. No tienen una visión ni siquiera
de la nacionalidad venezolana, a menos no una visión dinámica. Son
sectores profundamente desnacionalizados, sectores que no tienen identificación
con la tierra , que no tienen arraigo , carecen de perspectiva local,
perspectiva regional y pretenden en cambio una perspectiva universal
falsa , en el vacío, sin tren de aterrizaje. Esto es importante señalarlo.
Por eso nosotros sostenemos que la imagen de Guaicaipuro tiene un a
eficacia simbólica por toda la carga histórica que trae y por todo
el acompañamiento que han tenido esta lucha lo mismo que el nivel de
aceptación de todo lo que son las raíces y la orientación del Panteón
Nacional de Venezuela hasta hoy.
Al entender que el Panteón Nacional venezolano es
único también para el resto de los países bolivarianos, me interesa
saber ¿cómo será entonces la participación de
éstos, y sobre todo de aquellos otros pueblos indios que aún se resisten
a las nuevas colonias. El movimiento indianista se leerá
antes y después de "Guaicaipuro al Panteón Nacional"?
La presencia del Cacique Guaicaipuro en el Panteón, es la apertura
de un escenario, del mismo escenario de los excluidos, de los que algunos
llaman los invisibles, la voz de los sin voz. Hay, por ejemplo, un movimiento
mundial que trata de reivindicar aquellos símbolos de los cuales los
pueblos han sido expropiados. Por otro lado, el caso de la reivindicación
de Guaicaipuro con su presencia en el Panteón Nacional, se conecta,
sin haberse puesto previamente de acuerdo, con toda una serie de movimientos
mundiales tales como "el Altar de la Tierra" que se está
construyendo en un pueblo de Alemania –se me escapa el nombre en este
momento- que consiste en que cada pueblo del mundo está llevando un
puñado de su tierra en una lucha por la paz y la justicia. Y ocurre
que el planteamiento nuestro a través de lo que formuló el profesor
Edgar Corrales, un escultor indianista de acá, de los Teques, hemos
decidido que queremos un Guaicaipuro de cuerpo presente ilustrado con
un puñado de tierra del sitio Suruapo Suruapai (montañas de San Diego
de los Altos, Edo. Miranda) que fue el lugar donde estaba el principal
asentamiento de los indios Teques y donde mataron al Cacique, como depositario
de las cenizas de Guaicaipuro. Pero además de eso hay un añadido de
la tierra misma que será el puñado de tierra que llevará cada pueblo
indígena de la Venezuela actual. Si viene Rigoberta Menchú por supuesto
traerá una porción de tierra representativa de los pueblos indígenas
de todo el mundo. Pero además de esta lucha, desde un inicio se ha
vinculado por un lado los derechos de los pueblos indígenas de América
y de Venezuela en particular, estuvo vinculado a lo que llamamos el
proyecto de programas mínimo de los Pueblos Indios de América para
el quinto centenario, está entre los antecedentes de lo que hoy es
el decenio de los pueblos indígenas declarado por la ONU. Aparte de
todo esto varios congresos internacionales de la indianidad como la
cuarta, quinta y sexta conferencia mundial de pueblos indígenas, la
sexta, en Noruega ,se ha pronunciado a favor de esta reivindicación
histórica, además el proyecto Guaicaipuro al Panteón Nacional en
1992, estuvo marcado por una serie de planteamientos que llevaron incluso
a nuestro Congreso Nacional a pronunciarse en unos términos distintos
en relación con la fecha histórica de la conquista a como se pronunciaron
todos los demás parlamentos de América. Qué quiere decir ésto, que
el Parlamento venezolano asumió el quinto centenario en términos de
balance críticos alternativos y no de fiesta, y eso fue un planteamiento
nuestro. Asumió el convenio 169 de la OIT que es el instrumento internacional
de mayor relevancia y de mayor apoyo con el que cuentan los pueblos
indígenas, no sólo de América sino del mundo entero. Pero además,
hemos notado que este movimiento despierta cierta simpatía en las redes
de mujeres, por ejemplo, en el último congreso de mujeres bolivarianas
desde la vice-presidencia de la República, Dina Bastidas, pasando por
todas mujeres que estaban presentes, firmaron dando su apoyo al Proyecto,
y pidiéndole al presidente Chávez un pronunciamiento. Los Palestinos
también han visto con aprobación este tipo de luchas simbólicas y
así los Guanches Canarios, es decir, esta lucha va más allá de nuestras
fronteras, es una lucha de la humanidad misma.
Detrás de esta reivindicación de los pueblos pre-hispánicos a
través de la figura de Guaicaipuro, debe existir un proyecto de fondo
desde le punto de vista educativo, para redimensionar esos conceptos
colonialistas que a fin de cuentas reproduce la escuela , hablemos de
eso.
Ésto es muy importante, hay una serie de manifiestos y de talleres
concretos que se han dado para replantearnos las líneas rectoras del
proceso histórico, específicamente americano. Lo que son las variantes
ideológicas del quinto centenario y de identidad nacional y los aspectos
fundamentales de lo que podríamos llamar la filosofía, ideología
y política de la indianidad, para aludir el mundo indígena en su especificidad.
Sobre la filosofía, ideología y política de la indianidad, nosotros
fuimos promotores en la ciudad de Costín , en Argentina en el año
1986, en un seminario auspiciado por el Consejo Indio de Sudamérica
y el Consejo Mundial de Pueblos Indígenas. Esto con la idea de sentar
las bases teóricas y prácticas de la resistencia política y cultural
de los pueblos indígenas y fundamentalmente para garantizar el paso
de la resistencia al papel protagónico de su propia historia, protagónico
de su papel en sus sociedades y como parte de las otras sociedades nacionales
de los Estados americanos. Es frecuente escuchar tanto por la gente común, como por algunos
peritos en la materia, que los venezolanos y venezolanas adolecemos
de identidad propia, ¿qué tan real es esto?
En cuanto a la crisis de identidad, nosotros entendemos que no hay pueblos
sin ellas, cualquiera puede identificar a un venezolano en Paris , en
Nueva York, lo mismo que se identifica a un colombiano o a un argentino.
De manera que es mentira que nuestro país carezca de identidad. Ese
no es el problema de fondo. La identidad es una especie de huella digital
colectiva de los pueblos que les permite afianzar su personalidad, tanto
individual como colectiva. Entonces tendríamos que hablar de la identidad
a distintos niveles: la identidad familiar, personal, comunal, local,
regional, nacional, continental, la identidad específicamente cultural.
Dentro del mundo de pluralidades en el cual nos debatimos tenemos que
buscar la unidad dentro de la diversidad. Una serie de nombres como
Indo- América, Latinoamérica, Hispanoamérica, Ibero- América, Afro-
América, son denominaciones, que vistas por sí solas, tomadas aisladamente,
no dan cuenta de la complejidad multiétnica y pluricultural de este
continente, muchos hablan de que somos un continente mestizo. El mestizaje
biológico tiene su importancia histórica, pero no es el Alfa y el
Omega de nuestra identidad y mucho menos de nuestra existencia histórica.
La identidad biológica solamente permite a la gente afianzar una identidad
racial para no caer en el endorracismo o auto rechazo del colectivo
por su propia configuración racial ,por ejemplo, el negro que no quiere
ver en el espejo su cara de negro o el indio que se disfraza para no
ser reconocido como tal. En Brasil, es común que los mulatos escondan
en la cocina de su casa el retrato de la madre negra y presenten en
la sala de su casa el del padre blanco de descendencia portuguesa. De
manera que el problema de la identidad es muy complejo, ahora el problema
de fondo de nuestro continente, como lo apuntaba antes, es que el período
independentista nunca estuvo acompañado por una descolonialización
de fondo, fue una independencia que se quedó, si se quiere, en lo político-formal,
aunque la conciencia límite, la conciencia posible de la clase política
que dirigió, gestó y fundamentó el proceso de la independencia –porque
sí había un proyecto nacional , no era sólo una escaramuza- no estaba
históricamente en condiciones de afianzar, de plantear o de auto retarse
con una descolonización porque se estaban, en ese momento, sacudiendo
las cadenas de la esclavitud y de la semiesclavitud y por su puesto
la nueva clase, que se perfilaba como clase dirigente, era prácticamente
el sector comprometido en la explotación, eran parte de los terratenientes,
de los explotadores de esclavos en la Andina, en las plantaciones y
por estas razones, como ves, era casi imposible que se gestara un proceso
libertario desde todo punto de vista. Entonces aquellos mantuanos como
el caso de Bolívar que se rastrean con la esclavitud fueron aislados
por sus propias clases, no en vano un Simón Bolívar muere prácticamente
en el exilio, así como otros próceres, sobre todo los más lúcidos
como Simón Rodríguez ,entre otros , mueren también en el exilio y
en la pobreza toda, esto no es casual, esto tiene que ver con un espaldarazo
que el propio mantuanaje le da a las figuras más comprometidas con
nuestra independencia. Por otro lado, el problema colonial en relación
con la identidad arrastró la confusión en que siempre estuvo el mundo
Hispánico entre raza y étnia, confusión que se arrastra todavía.
Entonces esto vino a dar lugar a lo que nosotros llamamos una ideología
mestiza en la cual se ponía la figura del blanco como el modelo y su
vez la figura de la cultura dominante como el paradigma, generando una
especie de colonialismo estético o la pretensión del dominador de
turno de imponernos su modelo de hombre, de mujer, de cultura de belleza.
Ayer el español, luego el inglés, hoy el gringo. Lo grave es que este
colonialismo no sólo hizo mella en la parte estética propiamente dicha,
sino que además afectó la propia estructura física y espiritual de
la venezolanidad y del sentido americanista por cuanto al generar vergüenza
racial –endorracismo-, al generar vergüenza étnica, al generar vergüenza
de clases, donde precisamente la sociedad de castas se auto defiende
dentro de la misma estructura de la naciente República y trata de perdurar
en forma disfrazada hasta hoy, generando un gran complejo entre los
dominantes y los dominados. No hay sociedades ni pueblos, ni hombres
con complejos de superioridad o inferioridad, simplemente existen complejos.
Para terminar, ¿cómo era que decía aquella hermosa frase de Martí
¡el poeta!?
Je ,je,je... él decía: " Con Guaicaipuro, Paramaconi, con los
desnudos y heroicos Caracas hemos de estar y no con las cuerdas que
los ataron y los aceros que los degollaron y los perros que los mordieron."
guaicaipurosrr07@hotmail.com