Uno.-
Estamos de acuerdo, los muertos se respetan y nosotros los venezolanos tenemos la buena costumbre de hablar bien de los muertos, aunque el difunto haya sido un mandinga así de malo, siempre la muerte le da aureola de bueno, pero es que el cadáver de Miami será eternamente recordado como uno de los mandatarios cuyo crímenes y desaparecidos no pueden olvidarse así de fácil. En el gobierno de Betancourt fue el gran “ángel de la muerte” al ordenar lanzar desde los helicópteros a centenares de compatriotas que pagaron con sus vidas sus más firmes y sólidos ideales. Como ministro de Relaciones Interiores importó a nuestro país centenares de agentes asesinos batisteros y de la CIA integrándolos a los cuerpos policiales de seguridad para liquidar a centenares de revolucionarios, entre estos asesinos a sueldo se encontraban el “importador de navajitas” Orlando García, el “mono” Navarrete y los célebres asesinos Orlando Bosh y Luís Posada Carriles conocido como “el comandante Basilio” culpables de la voladura del Avión de Cubana de Aviación y el asesinato de sus 73 pasajeros. Este ultimo prófugo de la justicia venezolana y cubana, protegido actualmente por el gobierno de los Estados Unidos y acusado de un delito menor como es el de migración ilegal.
Dos.-
Entre el debito histórico que acumuló durante su vida de político y ex presidente de Venezuela se encuentra “El caracazo”, el mayor crimen que gobernante alguno haya cometido contra el pueblo venezolano. A CAP se le debe el asesinato de más de 500 ciudadanos (según cifras oficiales, aunque algunos estudiosos del caso hablan de más de 3.000), muchos de ellos arrojados a ese ignominia que constituyo “La peste” ubicado en el Cementerio General del Sur en el sector llamado de La Peste (por haber sido usado para enterrar a las víctimas de la peste española durante el siglo XIX) una fosa común donde pudieron hallarse los restos de algunos de los desaparecidos durante los sucesos.
Tres.-
No tardaron los medios privados de comunicación en tratar de manipular la desaparición física del líder adeco. La prensa mayamera trató de presentarlo como un héroe, utilizando para ello, viejas fotografías donde mostraban a CAP como si estuviera dirigiendo “la resistencia”, cuando en realidad ya su figura cadavérica había recorrido los noticieros donde se veía un anciano solitario y acabado “a quien no pudieron sacar en hombros” de Miraflores, terminando por entrar por la puerta trasera de la historia venezolana. Paz a sus restos, pero que los historiadores lo coloquen en su justo lugar; la de un megalómano del poder, asesino y corrupto ladrón.
Cuatro.-
Como presidente, tiene mucha razón el comandante. Por razones humanas, los muertos merecen respeto, pero políticos así y sus gobiernos podridos no deben volver a gobernar la tierra de Bolívar. Ha muerto el “junta cadáveres”. Descanse en paz. Políticos de derecha y conversos como el ex revolucionario Sergio Ramírez – Daniel Ortega, ni lo nombró, según él -- y la desfasada Internacional Socialista lamentan la muerte de quien trae malos y tristes recuerdos a los venezolanos. Allá en Miami, los pitiyanquis, cipayos, lacayos, prófugos de la justicia, garrapatridas y “exiliados políticos” le dan su último adiós. ¿Respetar a quien ordenó quitar la vida a tantos venezolanos? Es pensable y es posible, pero no olvidaremos ni podemos descartar la verdad.
Antojofel@hotmail.com