No es posible que estén desapareciendo sistemáticamente a los liderazgos campesinos de este país y no ocurra nada. Ni una mención, ni una oferta de investigación, ni una lágrima vertida en público y transmitida en vivo y directo, nada!
Y se entendería que tal ignorancia se produjera solo en los medios privados, en las cabezas huecas y cómplices (por acción o por omisión) de las gentes oposicionistas o en las patas de la MUD, pero que la indiferencia cunda en los predios que se suponen revolucionarios, eso ni se entiende ni se justifica. Especialmente porque este proceso supone la visibilización de ese campesinado, su reivindicación como elemento fundamental para la soberanía alimentaria y, por consiguiente, la soberanía total de nuestro país.
Acaban de asesinar a otro líder campesino en Barinas. Sigue la cuenta siniestra. Y nuestro gobierno, no reacciona, no se entera. Nuestras instituciones, bien gracias pase otro día. Ya las creíamos extintas, hasta que secuestraron a Wilson Ramos. El cabeceo por aparecer en las fotos y tomas principalísimas daba pena ajena, pero al menos sirvió el asunto para no comenzar un novenario a favor del “descanso eterno y que brille para ellos la luz perpetua”. Y bien bueno que accionaron y lograron resolver el caso de Wilson, para quien nadie puede desear mal alguno (a no ser las mentes disociadas que promovieron su muerte en las redes sociales) y que han dado resultados en la lucha contra el crimen urbano, pero…¿y en las zonas rurales? ¿Cuándo veremos ese afán de descubrir y condenar a quienes sistemáticamente matan a quienes nos dan de comer?
Hace un tiempo, con respecto a este mismo tema, escribí otra nota http://www.aporrea.org/ddhh/a122884.html. Allí inserté un poema llamado: “Digo una palabra de silencio”… En este no irá ese poema, porque la palabra que tengo, ya no es de silencio, sino de rabia profunda, de impotencia sentida, de inmensa tristeza ante tanta injusticia.