¿Delirio de Asilo? “Si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir”…

Recientemente vi una entrevista que recomiendo. Eduardo Galeano, narrando su viejo “Derecho al Delirio”. Por considerarlo indispensable para comprender este artículo y su foto, transcribo buena parte de lo narrado en este video. Con él, como casi siempre nos pasa con Galeano, entiendo mejor el caso de la detención-secuestro en la Venezuela bolivariana, del cantor del pueblo colombiano, Julián Conrado, y sobre todo comparto cada vez más su Utopía, la nuestra.

Grandes mayorías no tiene más que el derecho de ver, oír y callar. ¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar?:

El Derecho al Delirio

“¿Qué tal si deliramos por un ratito?

¿Qué tal si clavamos los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible: el aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones; en las calles, los automóviles serás aplastados por los perros; la gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por el ordenador, ni será comprada por el supermercado, ni será tampoco mirada por el televisor; el televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas; se incorporara a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir no más; como canta el pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin saber que juega; en ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar, sino (que irán) los que quieran cumplirlo; nadie vivirá para trabajar, pero todos trabajaremos para vivir; los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas; los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas; los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos; los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas; la solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie, nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo; la muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero; la comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos; nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión; los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle; los niños (de) ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos; la educación no será el privilegio de quienes pueden pagarla, y la policía no será la maldición de quienes no pueden comprarla; la justicia y la libertad, hermanas siamesas, condenadas a vivir separadas volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda; en Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria; la Santa Madre Iglesia corregirá algunas erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo; la Iglesia también dictará otro mandamiento que se le había olvidado a Dios: “Amarás a la naturaleza, de la que formas parte”; serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma; los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos se desesperaron de tanto esperar y ellos se perdieron por tanto buscar; seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de belleza y voluntad de justicia, hayan nacido cuando hayan nacido y hayan vivido donde hayan vivido, sin que importe ni un poquito las fronteras, del mapa ni del tiempo; seremos imperfectos, porque la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo, en este mundo chambón y jodido, seremos capaces de vivir cada día, como si fuera el primero y cada noche como si fuera la última.”

En otra oportunidad también añadió Eduardo Galeano: “…en el mundo nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo en lugar de hacer lo que más le conviene; el mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra”. Estas reflexiones deberíamos tenerlas muy presentes siempre, y paricularmente para evaluar el próximo encuentro de los presidentes “amigos” con la visita del santenderista Santos, el 28 de noviembre a Caracas.

Esta capacidad de filosofar sobre “las cosas más sencillas” de Aquiles Nazoa, de Alí Primera o de Galeano, y sobre las no tan sencillas -como la política exterior de una Nación que se proclama antiimperialista y bolivariana-, “… en este mundo chambón y jodido…”, nos lleva a afirmar lo que proclaman los indignados en Cataluña y reprodujimos en el antetítulo de esta nota: “Si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir”, frase ésta convertida para nosotros, en las Coordinadoras “QUE NO CALLE EL CANTOR” y FUNDALATIN, junto a miles de personas decentes y solidarias del mundo, en una máxima revolucionaria para impedir las entrada del Plan Colombia y la resurrección del Plan Cóndor en Venezuela, ante la flagrantes violaciones a los DDHH y al DIH en el desquiciado proceso de detención-secuestro del patriota Guillermo Enrique Torres Cueter (Julián Conrado); calvario este que parece reafirmar que: en tierras Bolivarianas, la institución internacional del Derecho de Asilo, puede convertirse en un “Delirio de Asilo”, como titulamos e ilustramos este escrito, delirio en patria de Bolívar, en la que para “merecer” el refugio humanitario de un combatiente cantante perseguido, ello se convierte en tormento, por eso la imagen “intervenida” con: “Julián en el Chimborazo”, que nos recuerda el “Delirio de Bolívar…” por la libertad (esperamos con todo respeto la indulgencia ‘pos mortem’ del pintor Tito Salas y de nuestro Libertador, el gran Simón).

Bolívar, en “Mi delirio en el Chimborazo” señaló: “… Yo me dije: este manto de Iris que me ha servido de estandarte, ha recorrido en mis manos sobre regiones infernales, ha surcado los ríos y los mares, ha subido sobre los hombros gigantescos de los Andes; la tierra se ha allanado a los pies de Colombia, y el tiempo no ha podido detener la marcha de la libertad…”

Igualmente, Julián nos dice (en sus modestas proporciones, circunstancias y tiempo) desde su prisión en La Carraca de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM), con su canto y cartas en Caracas, que tiene y reivindica, el legítimo y legal Derecho al Asilo, y entona con nosotros “Moriré Cantando”, en “…la marcha de la libertad…” bolivariana.

Nosotros hoy, no dudamos en reafirmar que estos y otros derechos infringidos, brutalmente violados, se han convertido en un derecho al “Delirio de Asilo”, un “Delirio de Libertad”, recordando a Bolívar y a Galeano con “El Derecho al Delirio”; ya que en Venezuela, lamentablemente, en ello a devenido tan fundamental conquista para el refugio y protección de los perseguidos políticos, lograda tras ingentes luchas de la humanidad.

Julián, con la indulgencia del maestro Galeano, al venir a Venezuela también “deliraba”, pero con cosas más modestas. Antes del 31 de mayo, cuando encapuchados lo secuestraron. No tomó en cuenta el acierto del escritor uruguayo en su preciso y justo primer sueño en el “Derecho al Delirio”: “…el aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones”. A partir de junio, y pasado seis mese, hasta hoy, el trovador está constatando y sufriendo las consecuencias de no haber contado con el “aire limpio” que delira Galeano que existirá libre de chantajes imperiales y lacayos, devenidos en “amigos”; de los miedos infundados; del poder de recompensas mil millonarias por su cabeza; de pasiones pueriles de “asesores presidenciales”, de burócratas autoritarios devenidos en dirigentes políticos, policías, militares, jueces y fiscales adulantes; en fin, no contaba con las más variadas miserias humanas, que lo tienen a punto de entrega a Colombia-EEUU.

Conrado llegó a Venezuela, enfermo y perseguido, en su sueños, buscando refugio ante una guerra que lleva más de 60 años, a la que fue aventado en las montañas insurgentes, siendo joven aún; quiere contribuir con la Revolución Bolivariana, sembrando y criando pollos, en unas tierritas en Barinas, en la casa del cantor popular el “Cazador Novato”, para seguir su canto, como le dijo en carta a su presidente Chávez, a 9 días de su secuestro-detención, hecha pública luego: “…Yo soy un patriota colombiano que llego a Venezuela después de una larga lucha, viejo y enfermo, buscando alivio para mi salud y con la idea de más adelante levantar una pequeña granja de una hectárea, con gallinas ponedoras y engorde de cachamas que me sirviera para el sostenimiento. Y luego seguir, con el favor de Dios, componiendo y cantando canciones para animar la lucha de los pueblos en la búsqueda de su libertad y felicidad. Eso es lo que he hecho desde niño…”; consideró que en Venezuela gozaría de protección, ante la existencia de un ordenamiento legal nacional e internacional que “se respetaba” y de una revolución que es la suya; soñaba que ante la solicitud de Interpol que suponía, ninguna aberración judicial le otorgaría facultades de Estado a ella para convertirla en requerimiento de extradición, y nunca supuso la intenciones de su entrega a quienes lo persiguen para la tortura y la muerte, por su canto político y combatiente (con derechos legales particulares de protección); nunca pensó que el “Socialismo se construye al son de Interpol”, como nos escribió un lector, si de la misma Interpol de la que, en 2008, la Fiscala General, Luisa Ortega Díaz correctamente señaló: (los de) “Interpol son unos payasos”, “O le ponemos un freno a la Interpol o (sus miembros) seguirán violando no sólo sus propias normas sino las de otros países”. Podemos decir que Julián se equivocó, sin dudas, pero también señalar, en su descargo y con indignación, que algo cambió en “el aíre” que se respira hoy en Venezuela, en su Ministerio Público, el TSJ, en la Cancillería, en Relaciones Interiores y muchos etcéteras más.

En todos esos delirios Julián fue parco, pero desacertado. Sin embargo estamos seguros que no dejará nunca de soñar con grandeza, de buscar la inalcanzable utopía (como dijo Galeano en el video, narrando lo dicho por el cineasta Fernando Aguirre, en Cartagena de Indias) de paz, con equidad, justicia y amor. Por ello en Venezuela y el mundo, siempre decimos junto a Él: “¡Amando Venceremos!”.

Conrado, junto a la patria buena, no cesará en su pregonar bolivariano, revolucionario, en sus principios. Guarda esperanzas en la Solidaridad, el “Delirio de Libertad” y el “Delio de Asilo” -que reconocerá el Comandante de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, al rectificar-, y que serán nuevamente en Venezuela, restituidos los Derechos de Libertad y Asilo de los perseguidos políticos, dejando de ser “Delirios”, serán Sagrados Derechos de la Humanidad.


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Tamanaco De la Torre

Militante del Psuv-Caracas

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