Las cárceles desde la perspectiva de la dominación son sitios de reclusión para los que ellos, en acto de exclusión, llaman los “anormales” como forma de castigo y reprimenda por ir en contra de las normas establecida por la jerarquía político/económica. Esos individuos son considerados “anormales” pues osaron irrumpir contra la norma y la propiedad privada. Lo que no visualiza esa perspectiva es que la misma sociedad de privilegios y exclusiones es la que crea o produce los “anormales”. Esas personas no delinquen porque están genéticamente condicionados, no, lo hacen porque hay múltiples situaciones socioculturales que inducen a quebrantar la norma. Evidentemente la misma dinámica social lleva a que los mismos excluidos sean víctimas y victimarios de la ruptura de la norma y el acto delictivo.
Pero, ahora bien, el caso de las cárceles como recurso sancionador se ha vuelto contra sus creadores. Las cárceles en el mundo y, específicamente, en Venezuela ya no tienen la connotación de castigo pues para muchos transgresores de la norma pueden ser muy lucrativas y colmadas de prebendas. Ejemplo de esas cárceles que parecieran RESORT vacacionales es la de Sabaneta, Maracaibo, Estado Zulia. Sí, en ella los privados de “libertad” tiene acceso a piscina, discoteca, licor en todas sus presentaciones, drogas, teléfonos celulares, prostitutas que ingresan varios días, celdas acondicionadas con tv, DVD, equipo de sonido; armas de fuego en distintas denominaciones y hasta salidas programadas para relajarse del estrés del día día. Pero eso no llega hasta allí, hay toda una cadena de negocios para comercializar cualquier cosa, desde crema dental hasta armas, drogas y prostitutas. Eso sin contar con la variedad de actividades delictivas que realizan los pranes desde su acogedora celda: cobro de vacunas, extorsión, secuestros y planificación de fechorías a todos los niveles.
El gobierno revolucionario tiene dos opciones ante esta situación 1) asumir la perspectiva funcionalista de las cárceles como castigo y ponerlas a funcionar desde la practica represiva 2) avanzar en unas políticas verdaderamente socialistas de prevención, reeducación y reinserción de aquellos que la burguesía llama “anormales” e ir erradicando las cárceles/castigo. Para lograr esto los recintos deben ser estructurar modelos donde los transgresores de la norma puedan establecer un vínculo con la sociedad comunitaritas en construcción desde una perspectiva de la inclusión social.
Sé que escribir esto en este momento es peligroso pues toca intereses diversos, incluso el de los cómplices a lo interno del sistema penitenciario que han permitido y avalado esta aberración carcelaria. Yo se que pongo en riesgo mi vida y la de mi familia, pero creo que hay que dejar el miedo atrás para avanzar hacia una sociedad mas justa.
*Docente e investigador/Universidad del Zulia. Coordinador de la Licenciatura en Antropología
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