El 4 de Mayo de 1982, el gobierno copeyano de Luis Herrera Campins lanzó toda su furia represiva contra un grupo de estudiantes, docentes, obreros, dirigentes sociales y políticos. Hace 31 años. Fue en el sitio conocido como los chamgurriales del Morocho Evans, cerca de Cantaura, al sur del vecino Estado Anzoátegui. Estamos hablando de la MASACRE DE CANTAURA. Una más de tantas que se dieron en la época atroz del puntofijismo adeco-copeyano. Ese día fue muerte y destrucción como lo fue Yumare, El Amparo, la Victoria, Guerra y Millán, Cocollar, Isla de Tacarigua y otras atrocidades de la falsa democracia representativa, (1958-1998). Se impuso el propio terrorismo de estado que perseguía, desaparecía y asesinaba a los hombres y mujeres que se atrevieron a soñar con un mundo mejor. En el suelo de Cantaura cayeron vilmente masacrados: Roberto Antonio Rincón Cabrera, Emperatriz Guzmán Cordero (Chepa), Enrique José Márquez, Carlos Hernández Anzola, Sor Fanny Alfonzo Salazar, Baudilio Valderrama Herrera Veracierta, Luis José Gómez, Carmen Rosa García, Julio Cesar Farías, Jorge Luis Becerra, Nelson Pacin Collazo, Itamar Lorenzo Morillo, Eusebio Ricardo Martel Masa, Beatriz del Carmen Jiménez, Antonio María Echagarreta Hernández, Mauricio Tejada, Maria Luisa Estévez Arranz, Rubén Alfredo Castro Batista, Diego Alfonzo Carrasquel, José Isidro Zerpa Colina, José Miguel Núñez, Eumenides Isidoro Gutiérrez Rojas, Carlos Alberto Zambrano Mira. Una delación condujo a que la jauría represiva sorprendiera al grupo de revolucionarios, sin dar tiempo ni siquiera a su “rendición”. La orden de los esbirros de aquel entonces fue descargar todo el poderío represivo contra ese grupo de militantes de “Bandera Roja”. Como ironía de la vida, lo que queda de ese grupo político hoy en día es un aliado de los grupos de la ultraderecha fascista en nuestro país. Para aquel entonces no había derechos humanos, ONG, ni medios de comunicación que velaran por el derecho a la vida de estos camaradas. La sociedad de cómplices y el terrorismo de estado lo arropaban todo. Las voces disidentes eran víctimas del látigo de la represión del sistema bipartidista.
El “socialcristiano” Luis Herrera, hizo lo mismo que los represores presidentes Betancourt, Leoni, Carlos Andrés, Lusinchi y Caldera. Cumplieron al pie de la letra la orden del imperio. A 31 años de la MASACRE DE CANTAURA saludamos los avances para esclarecer todo el historial de esa época tenebrosa del puntofijismo. La Comisión por la Justicia y la Verdad tiene una inmensa responsabilidad. Loable el trabajo de la Fiscalía General de la República, que preside la Dra. Luisa Ortega Díaz. Tener siempre presente que está PROHIBIDO OLVIDAR. A 31 años de la MASACRE DE CANTAURA rindamos con solemnidad un homenaje no solo a los mártires de Cantaura, sino a los miles de hombres y mujeres que con valentía y coraje desafiaron a los enemigos de la patria. Ellos hicieron su aporte al proceso de Revolución Bolivariana que hemos logrado bajo el liderazgo de nuestro inmortal HUGO CHÁVEZ. En este momento de serias amenazas contra la patria, el espíritu de Cantaura está con nosotros. Su rebeldía está intacta. No hay marcha atrás… El fascismo no pasará. ¡CANTAURA VIVE…. CHÁVEZ VIVE... LA PATRIA SIGUE!