Grano de Mostaza

El asesinato de Robert Serra: un recordatorio bicentenario

1814 para el génesis venezolano fue conocido como “el año terrible”. Es cierto que todos los avatares de la guerra independentista signaron la actitud tenaz de los patriotas; no obstante los niveles de hostilidades, asedio y muerte por parte de los enemigos de la naciente república, alcanzaron en ese año fatídico matices criminales sin precedente en la historia. Los asesinatos en masa, sitios, saqueos, torturas y violaciones hasta de los más humildes, denotaron la crueldad de los enemigos de la patria.

No fue suficiente la bestialidad de los caudillos y jefes antirrepublicanos, también se le sumo la desesperanza e incomprensión política de algunos paladines y sectores sociales referentes de la lucha libertaria. Las aterradoras y escalofriantes descargas mortales sobre pueblos y ciudades por parte de las hordas de Boves, hizo desplazarse inerme, desde el centro y Caracas a casi toda la población al oriente del país. Fue una emigración dolorosa y epopeyica que nunca olvidaremos. La situación actual de asedio y consternación por parte de los enemigos de la causa bolivariana, nos evidencian las malévolas intenciones de soliviantar y causar terror en los compatriotas del siglo XXI. En 2014, año bicentenario de la Juventud Patriótica, se han atizado las expresiones más sombrías de los traidores, vende patrias y lacayos del imperio gringo sobre la gloriosa tierra de Bolívar. No se pueden ocultar las trasgresiones políticas permanentes de fracciones fascistas y terroristas que hace vida pública en nuestra nación.

Amparados en la democracia y el libre ejercicio partidista conspiran y agreden las libertades republicanas. La agresión terrorista del primer semestre ha sido secundada por una cruenta guerra económica y psicológica, paramilitarismo, contrabando, acaparamiento y usura que afecta sensiblemente a la población. El vil asesinato selectivo del Diputado Robert Serra entre otros, nos permite calificar las espeluznantes intenciones guerreristas de socavar la tranquilidad de la nación, para llevarnos a una guerra fratricida como en 1814. La sabiduría y temple de los patriotas venezolanos superó positivamente esas terribles vicisitudes. Indudablemente que contamos además con más fortalezas, en virtud que tenemos el legado profundo, amoroso y patriótico del más grande bolivariano de esta época: Hugo Chávez.




En este momento crucial de la patria, te pedimos Señor, que la luz de nuestros ancestros y protección de Dios de los Ejércitos nos guie en lo que queda de este año bicentenario para mantener la paz en nuestro pueblo. Existen muchas similitudes y apariencias. Nuevamente venceremos.



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William Fariñas

Diputado a la Asamblea Nacional


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