Mi padre era un trabajador que vivía en el desempleo orillado a convertir la mitad de nuestra casa en taller de reparación de neveras y lavadoras, carpintería, fundidora de aluminio, taller de teatro, laboratorio fotográfico trabajaba todo el tiempo pero nunca tuvo seguridad social “era comunista” en Venezuela, en aquellos años 60s cuando la represión gubernamental estaba por todas parte y algún chico o chica era asesinado en una manifestación, una marcha, una protesta papá comentaba en lugares públicos con la intención generalmente de molestar a algún vecino de esos adecos recalcitrantes que todavía pululan en sus comportamientos en nuestra geografía.
El caso Odreman y los chicos asesinados por esos “entrañables” cuerpos de “inseguridad” del estado sigue sin tener respuestas creíbles y solo el eco del silencio desde el poder, algún comentario valiente de José Vicente Rangel, le dieron por unos días “centimetraje” a un acto que a todas luces, continua en tinieblas, Quizas sea uno de los casos que el recién estrenado Defensor del Pueblo Tarek Willian debería investigar, aclarar, confrontar e informar a la opinión pública.
Claro tengo que aclarar que yo le apostaba en lo que a la Defensoría del Pueblo respecta yo esperé que fuera Hindu Anderi, sabía de antemano que no sería bien vista por los sesudos diputados del gobierno y tampoco de la oposición y es que tener un personaje autónomo, independiente, no vinculado al ejecutivo y si a los movimientos sociales, sabía que no sería bien visto.
Pero en fin “a lo hecho pecho” lo cierto es que sigue sin investigarse una masacre en pleno corazón de una gran ciudad y mientras en Europa un crimen de varias personas en su lugar de trabajo o reunión conmueve al mundo en mi patria los chicos muertos junto a Odreman pasan en el silencio de la militancia, el señalamiento y el adjetivo de algunos que asumieron que si los mata la policía “Serán culpables hasta que ellos demuestren lo contrario”
Hasta ahora el silencio de las instituciones sigue siendo el ruido que nos mata, y la falta de aclaratorias o sea de aclarar los hechos, hacen que se enturbie el panorama, por ahí palabras mas palabras menos, la pena de muerte se aplicó sin existir en ningún instrumento legal, pero la muerte se ve tan cotidiana que sería extraño que alguien sobreviva cuando algún funcionario de esos que están para cuidarnos se “enamora” de alguno.
La existencia nos permite seguir diciendo cosas y esto de ver de cerca Caripe del Guácharo espacio geográfico de Venezuela que siempre me gusta visitar. Odreman es un caso más de decenas de luchadores que han venido cayendo bajo las balas misteriosas, de actos igualmente misteriosos, de nada vale hacer responsable a tal o cual funcionario ya que sabemos que lo único que serán es irresponsables de lo que nos ocurra.
Esto de ser ateo no me permite creer en la justicia divina, ni estar en nombre balbuceando el nombre de dios por las calles y antes y después cometer actos en contra de todo estatuto legal y/o/u mandamiento divino, no imagino a Tarek investigando más allá de lo evidente. Ya amanecerá y veremos si al fin El Defensor del Pueblo hace su tarea sin opacidad y es que llega el momento en que llegue a decir y quien me defiende del defensor del pueblo.
El caso de Odreman y sus compañeros sería una buena asignatura para quitarle las lagañas a un organismo que como la Defensoría del Pueblo a estado en un profundo sueño.
Amanecerá y veremos