No me equivoqué, ese ha de ser el titulo del presente artículo después de una larga ausencia donde la catarsis fue un ejercicio imposible. Alcedo Mora no da votos, el se metió con PDVSA y eso es una afrenta pues ella es soberana, patriota y roja rojita…y Alcedo no.
Alcedo no es Otaiza, tampoco Robert Serra (con el perdón de estos camaradas). Alcedo es Alcedo y se desapareció, el se desapareció y parece no dolerle a los preclaros cuadros revolucionarios del partido que fundó Chávez y que todos los días se colabora para enterrarlo, por lo menos como partido revolucionario.
Alcedo es un anónimo de esos que no duelen, porque sencillamente nadie desde arriba ha dicho todos somos Alcedo y empiece todo mundo a declarar todos somos Alcedo para hacer funcionar la maquila del pensamiento revolucionario y socialista desde el “confort, e incluso desde el viejo Parr (no Marx) de 18 años, porque vaya que en provincia el cuartel de la revolución ha sido un centro de juegos o un elegante bar.
“No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante.”
Eso dijo el ché en su momento, y en este momento se reniega de él con la práctica cómoda de ser socialista cuando convenga.
Y es que como renegamos todos los días de aquel que quedo sembrado en la quebrada del Yuro tenemos que asumir con dolor que nuestro problema es que estamos juntos…pero no somos compañeros y ofendiéramos si dijéramos que tiene Diosdado que no tenga Alcedo Mora.
Y vendría la crítica, Cabello es vicepresidente del partido más grande del mundo, es un cuadro revolucionario, Alcedo, no, y uno vivirá no entendiendo la “revolución que es así”, porque ni Alcedo, ni ruptura tienen más “importancia que la patria”, diría algún sesudo analista de esos que tarifan sus ideas.
De verdad que no tengo esa fe de algunos para decir “vivo se lo llevaron y vivo lo queremos”, más cuando lo que movía a batería hace tres meses era una denuncia, y no una denuncia cualquiera, sino contra PDVSA, otra hija de Chávez, o de Ramírez, pero en la práctica…¡ay Chávez¡.
Definitivamente el título de este artículo duele.
