Diera la impresión que en Venezuela los derechos humanos solo son publicitados y tomados en cuenta para la protección de los delincuentes, pues cuando alguien los oye, la mayoría de veces es cuando los delincuentes son apresados y juzgados, ya que los derechos humanos de las víctimas de esas fechorías son silenciados o no le dan la notoriedad que merecen. Es así que cuando a un malandro lo llevan ante una autoridad y no lo presentan como, el ciudadano fulano de tal, el trato personal es inconstitucional y por ello se le están burlando sus derechos humanos pues lo expone al escarnio público. Cuando al maladro lo encierran en un calabozo alegan le son burlados sus derechos humanos por imposibilitarle el derecho al libre tránsito, y eso es inconstitucional. Si al reo le quitan el teléfono celular durante su reclusión no se hace esperar la protesta porque lo han incomunicado y atropellado sus derechos humanos, y eso también es inconstitucional. Si al delincuente no le permiten visitas cuando se le antoje, lo torturan psicológicamente y ello está en contra de sus derechos humanos. Estos y más derechos humanos son esgrimidos por la defensa a favor de los malandros, y en muchas ocasiones les son reconocidos como atenuantes por algunos políticos, abogados, fiscales y jueces.
La mayoría de venezolanos, gente de bien y trabajadora, parece no tener derecho a sus derechos humanos, pues cuando un delincuente efectúa un atraco a un ciudadano, el ciudadano es ignorado por la prensa y autoridades; y solo se enteran del percance los allegados a él. Pero si cuando un ciudadano se defiende de un atraco y ejerciendo su justa defensa hiere al maladro, el atracado tiene que prepararse para enfrentar toda clase de calamidades, ser arrestado por algún tiempo para ser investigado e interrogado, ser solicitada su presencia en alguna oficina pública cada vez que alguna autoridad se le ocurra, obligado a acudir al tribunal a reconocer al malandro y validar su denuncia, etc., etc., y para ponerle la guinda a la torta, se le obliga a pagar los cuidados médicos inmediatos que requiere el malandro que lo atracó, también a pagarle al malandro una asignación durante el tiempo de rehabilitación, como también las medicinas que sean necesarias. Pero si el maladro no llega a recuperarse en un cien por ciento, la cantidad de bolívares mensual para su manutención es por vida, si es que el atracado no es obligado a traspasar ese pago a alguno de los deudos del malandro fallecido.
Es aceptado en el mundo entero que el principal deber de cualquier gobierno es el de proporcionar la debida protección a la vida y bienes de su ciudadanía, sin embargo, en Venezuela se ven casos que dejan mucho que desear por ser las autoridades demasiado permisivas y algunas veces complacientes al ponerse a favor del victimario. De manera pues, que la mayor preocupación del Estado venezolano es la de procurar que la mayoría de la población del país, población de bien y trabajadora, disfrute de la mejor calidad de vida posible; y no la de atender con tanto esmero por la calidad de vida de la minoría de gente mal viviente. No es posible que una minoría de sujetos del hampa común, y también de cuello blanco, no deje vivir tranquilo a la mayoría del pueblo venezolano. No, aquí la aplicación de las leyes tiene que ser rigorosa, quien falte a las leyes tiene que ser castigada, sea quien sea, aquí nunca más debe existir la impunidad; porque para que haya verdadera paz en el país tiene que haber justicia. La voluntad de la mayoría de los habitantes de un país tiene que imponerse sobre la minoría y es por eso que la mayoría de personas, no deben ser atemorizadas por una minoría de delincuentes. Total, Venezuela espera con fe que con este nuevo sistema o plan de seguridad implantado por el gobierno, OLP, después de fracasado muchos otros intentos, sea la herramienta principal y una permanente garantía de que cada vez más funcionará la democracia participativa y protagónica, para así otorgarle a la familia venezolana la oportunidad de obtener una mejor calidad de vida. ¡Que viva la OLP! ¡Que viva la Patria! ¡Que viva Venezuela!