Si sirvió de algo, observar el debate en la asamblea nacional, respecto a la ley de amnistía fue recordar la obra de Pablo Neruda ‘Promulgando la ley del embudo” en la cual se refleja todo lo que acontece en un congreso nacional. Tal proyecto de ley, avisado, y llevado con suspenso por la oposición, al fin llegó a la asamblea. Diría Neruda:
Y al fin llevaron al Congreso
la Ley suprema, la famosa,
la respetada, la intocable
Ley del Embudo.
Fue aprobada.
Para Neruda, la aprobación significa buena mesa para el rico; la basura para los pobres, el dinero para los ricos; para los pobres el trabajo, para los ricos la casa grande, el tugurio para los pobres...
Parafraseando a Neruda, de acuerdo a la Ley de Amnistía, diría yo: Para el terrorista la oportunidad de seguir conspirando, de seguir matando o mandando a matar; Los muertos los ponen los chavistas; De Miami vendrán los banqueros prófugos a robar el dinero de los bancos en donde el pobre ahorra, si es que puede hacerlo; Para los ricos, para los banqueros, las viviendas de la Gran misión; Los pobres volverán a sus ranchos; Los corruptos a cazar donde hay ollas llenas o, a infiltrarse en el chavismo. Es decir, la impunidad a la orden del día.
Posiblemente un diputado, como el señor Rodríguez de la Crota en el poema, hablará con voz meliflua y elegante, justificando la ley: “Esta ley, al fin, aclara el concepto de los derechos humanos y, los principios de la reconciliación y la paz. Era tan necesaria como el agua” Pero después, podrían decir, “Pero a estos chavistas los mandaremos a la cárcel todos, al campo de concentración, si es posible, así quedaremos sólo los caballeros distinguidos y las amables damas del Partido de la MUD”.
Después de una intervención tan pacifica, aplausos eufóricos de la banca opositora retumbarán en el hemiciclo y, los epítetos abundarán: ¡Bravo!, ¡qué filósofo! ¡qué genio!, ¡qué diputado!
Luego del acto, cuando todo ha terminado, Neruda afirma:
Y corrió cada uno a llenarse
los bolsillos en su negocio,
uno acaparando la leche
otro estafando en el alambre,
otro robando en el azúcar
y todos llamándose a voces
patriotas, con el monopolio
del patriotismo, consultado
también en la Ley del Embudo.
En la onda del parafraseo, diría: Y desde Miami voló cada uno a llenarse los bolsillos en su negocio; uno acaparando la leche; otro estafando en el banco; otro esperando adueñarse de las viviendas de la misión; otro robando en dólar today; otros saliendo de la cárcel a poner bombas, a hacer guarimbas, pero a su vez llamándose patriotas con el monopolio del patriotismo, consultado también en la ley de amnistía.