La derecha fascista anidada en la Asamblea Nacional sigue adelante en su maléfico plan de imponer una agenda política de impunidad que libere de toda responsabilidad a sus terroristas y criminales presos. No tienen moral alguna porque son los mismos responsables de actuar, durante 16 años ininterrumpidos, contra el estado de derecho y la Constitución. Estos tristes personajes, marionetas de la oligarquía, han propiciado Golpes de Estado, atentados terroristas, violencia y destrucción. Este es el verdadero rostro de la derecha fascista.
La propuesta de Ley de Amnistía aprobada en segunda discusión, no solo legitima la impunidad, sino que genera también el nefasto precedente de desconocer y despreciar a las víctimas. Craso y escabroso error que de seguro pagarán, así logren imponer por la fuerza esta ley.
Esta gente utiliza argumentos falaces, ya que burdamente señalan que persiguen sentar las “bases para la reconciliación nacional y la paz social mediante la amnistía de los hechos considerados delitos, faltas o infracciones”. No puede haber conciliación con una sola parte imponiendo la injusticia. No puede haber conciliación con una ley que protege y glorifica a criminales, terroristas, asesinos, rateros, banqueros y drogadictos (parece que esta es la base social y política de la extrema derecha). No puede haber conciliación cuando se ignora a las viudas, los huérfanos y los heridos.
El descaro brilla en la mente de la derecha, por eso en el artículo 2, confiesan cómo han estado utilizando durante años la violencia como forma de acción política. En el articulado revelan que “Esta Ley decreta la amnistía de hechos realizados en ejercicio de libertades ciudadanas y con fines políticos, que han dado lugar o pueden dar lugar a investigaciones, imputaciones, acusaciones o condenas por parte de los órganos de persecución penal”. Es decir, eximen todas sus responsabilidades en los intentos de golpe y en la ejecución sistemática y planificada de actos de vandalismo, de asesinatos y actos terroristas, por el solo hecho de ser con “fines políticos”. A partir de ahora, cualquier militante de extrema derecha (al declararse opositor), el fascismo le otorgará licencia e impunidad para matar y destruir. Ni James Bond. Vaya fragrante violación a los Derechos Humanos.
La derecha disociada pretende conceder la amnistía a los que cometieron “faltas” (que término tan indulgente) en “manifestaciones o protestas que respondieran a una finalidad política”, sin mencionar que el plan elaborado por los líderes de la extrema derecha, como por ejemplo la Salida violenta de López, contempló sembrar la destrucción y muerte en los municipios del país gobernados por alcaldes de la extrema derecha (Primero Justicia y Voluntad Popular). Las cándidas “manifestaciones” con “fines políticos”, quedaron grabadas en la mente de todos los venezolanos y alrededor del mundo entero, pero bajo el tenebroso nombre de Guarimbas, Hogueras del Odio y Guayas Asesinas.
Afortunadamente en el mundo hay muchos precedentes contra las leyes de impunidad. Todas las leyes fascistas que pretendieron eximir a asesinos y terroristas tropezaron tarde o temprano con la justicia.
Así, la mano “bondadosa” del monstruo Pinochet (adorado por la derecha neoliberal), aprobó el 18 de abril de 1.978 el Decreto Ley 2.191 que concedía graciosamente a “todas las personas que, en calidad de autores, cómplices o encubridores hayan incurrido en hechos delictuosos, durante la vigencia de la situación de Estado de Sitio, comprendida entre el 11 de septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1978”. Hablamos de miles de muertos y desaparecidos, de miles de secuestros y torturas, graves violaciones a los Derechos Humanos.
Esta gente ejecutó el asesinato sistemático de miles de personas con la “Caravana de la Muerte” y la “Operación Cóndor”. Sin embargo, a partir de 1.991, la “autoamnistía” de Pinochet empezó a tropezar con las instancias internacionales, las cuales abrieron las puertas para juzgar y lograr la responsabilidad penal de los autores intelectuales y los ejecutores materiales de los nefastos crímenes de la derecha.
En Argentina, la derecha fascista impuso las leyes de “Punto Final” (1.986) y “Obediencia Debida” (1.987). Su tenebroso articulado rezaba: “Se extinguirá la acción penal respecto de toda persona por su presunta participación en cualquier grado, en los delitos del art. 10 de la ley 23.049, que no estuviere prófugo, o declarado en rebeldía, o que no haya sido ordenada su citación a prestar declaración indagatoria, por tribunal competente, antes de los sesenta días corridos a partir de la fecha de promulgación de la presente ley. En las mismas condiciones se extinguirá la acción penal contra toda persona que hubiere cometido delitos vinculados a la instauración de formas violentas de acción política hasta el 10 de diciembre de 1983”.
Así serán de graves las violaciones a los Derechos Humanos y las atrocidades cometidas por los fascistas argentinos, que tuvieron que consentir (a regañadientes) el enjuiciamiento de los delitos de “sustracción y ocultación de menores”, proceso donde las valerosas Madres de la Plaza de Mayo, tienen más de 40 años buscando a sus hijos y nietos. Estas vergonzosas leyes de impunidad criminal fueron anuladas en el año 2.003.
Las derechas fascistas pretendieron archivar todas las violaciones a los Derechos Humanos. Pretendieron olvidar y borrar los crímenes.
Pero la fuerza de los pueblos, la infatigable lucha de los familiares y organizaciones de Derechos Humanos lograron que prevaleciera, en todos los casos, la verdad y la justicia.
La amnistía propuesta por la derecha fascista es incompatible con la justicia, con nuestros valores democráticos, con la Constitución Bolivariana, con la verdad y con la paz.
¡No a la Impunidad!