(A Daniel Aponte)

Los panópticos de Abuelos y Abuelas en las Casas Hogares

“El que manda debe oír aunque sean las más duras verdades y, después de oídas, debe aprovecharse de ellas para corregir los males que producen los errores” Simón Bolívar 19 de abril de 1820 (hace 196 años)

No es muy original de mi parte encabezar mis escritos con frases robadas, que es más o menos decir lo mismo que frases citadas, porque a la final, es la misma cosa debido a que no son nuestras ideas, ni nuestras palabras las que reflejan el pensamiento escrito o las ideas escritas, pero, debido y motivado al hecho, de que voy a tocar fibras sensibles del acontecer político nuestro que atañen directamente, a la gestión administrativa de nuestro gobierno revolucionario presidido y dirigido por nuestro hermano, camarada y amigo Nicolás Maduro Moros, opté por apoderarme del pensamiento de nuestro padre libertador, para medio justificar la razón por la cual, estoy proponiendo a los que mandan, que se hagan responsables de las más duras críticas, por la irresponsabilidad de algunos.

Con la intención de justificar mi escrito, y de que ninguna persona piense que estoy actuando desproporcionalmente en contra de los camaradas que tienen la sagrada misión de dar respuestas a las irregularidades que les atañen, voy a recordarles, que no es un capricho de “El Negro Chua”, sino mandato constitucional, establecido y tipificado en su artículo número ochenta (Art.- 80), cuando ordena y obliga al Estado lo siguiente:

“El Estado garantizara a los ancianos y ancianas el pleno ejercicio de sus derechos y garantías. El Estado, con la participación solidaria de las familias y la sociedad, esta O-BLI-GA-DO a RES-PE-TAR su dignidad humana, su autonomía y les GA-RAN-TI-ZA-RA atención integral y los beneficios de la seguridad social que eleven y A-SE-GU-REN su calidad de vida” (…)

Ahora bien, tomando en consideración lo anteriormente expuesto y en virtud de tratar de cubrir algunos extremos para la verdadera justificación de este escrito, me veo en la no muy agradable situación de explanar lo siguiente:

Considerando muy seriamente el título de este escrito, cuando expresamos que “LAS CASAS HOGARES” se han convertido en PANÓPTICOS para nuestros abuelos y nuestras abuelas, esto pudiera entenderse como una exageración exacerbada intangible de la situación planteada, por quien suscribe, pero cuando las palabras se hacen tangibles ante la realidad de los hechos y los acontecimientos, es cuando la sindéresis de los administradores y encargados de dar respuesta “a las maduras verdades”, luego entonces es cuando el imperio de las leyes pudieran hacer surtir algún tipo de efecto positivo, y es así pues, como un instrumento nacido en revolución hace su presencia ante un ¡ALERTA TEMPRANA!, se trata de la Ley Especial para Prevenir y Sancionar la Tortura y otros Tratos crueles, Inhumanos o Degradante (G.O: 40.212 de Julio de 2013), es decir, en total y absoluta vigencia, cuando en su artículo numero uno (Art.- 1), nos establece lo siguiente:

“La presente Ley tiene por objeto la prevención, tipificación, sanción de los delitos de tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, así como la reparación del daño a las personas que hayan sido víctimas de estos delitos, promoviendo la participación protagónica de los ciudadanos y ciudadanas a través de las instancias y organizaciones del poder popular, organizaciones sociales y organizaciones de víctimas de estos delitos, en corresponsabilidad con los órganos de entes del poder público competentes, en la protección y defensa de los derecho humanos.”

Vista la actual circunstancia que nos obliga a plantear la situación, “Tal pareciera” que pudiera existir una descomunal exageración al planteamiento del descuido y el “anti-parabolismo” o la “otitistesticular” de algunos “Administradores” antes sus administrados, pero cuando contactamos la verdadera y cruda realidad, queda totalmente descartada la posibilidad de una equivocación. Te explico camarada Daniel Aponte. Y por favor, no te dejes hablar “Con el silencio a la pata de la oreja”, porque muchas veces “esos silencios”, son mucho más dañinos, que los estruendosos sonidos de la realidad de los hechos.

Tal vez para muchos no sea un problema el que los abuelos y las abuelas en los PANÓPTICOS en que se han convertido las CASA HOGARES, no reciban los alimentos en buen estado, porque de un tiempo a esta parte, ya casi que ni les llegan, es decir, camarada Daniel Aponte, a los abuelos y abuelas de Las casas Hogares, simplemente no les está llegando, y cuando les llega la alimentación les llega descompuesta, y si a alguien se le ocurriera decirles algo al personal que las distribuye (FUNDECA), corre el riesgo de que algunos de los malandros con quienes andan agreda a la persona que reclame el derecho de los abuelos a una alimentación decente. Luego entonces camarada Aponte, tenemos a unos abuelos mal alimentado, cuando llegan los alimentos, y ni hablar de los otros implementos que debe llevar la elaboración de esos alimentos; y por otra parte tampoco les están suministrando los medicamentos, demasiado benevolente ha sido Dios, que no ha habido una mortandad en esas casas hogares.

Es decir, camarada Daniel Aponte, en pleno gobierno revolucionario se están violando los derechos constitucionales y humanos de estos y estas compatriotas, lo que le daría armas amplias y suficientes a nuestros enemigos políticos, para aniquilarnos políticamente hablando.

Luego entonces, tenemos un descomunal descontento por parte de estos y estas compatriotas de la tercera edad, que aparte de tener que llevar la pesada carga del correr de los años, deben llevar sobre si, el pesado fardo de la incompetencia, la ineficacia y la incapacidad de algunos cuantos irresponsables, que valiéndose del oportunismo y el arribismos han sabido comérseles “el maíz por la orilla a la revolución” y hoy los tenemos ocupando cargo dentro de la administración pública, explosionando nuestros proceso político de cambios profundos desde sus propias instituciones.

Quisiera ser más optimista para la pronta resolución del conflicto planteado, por los abuelos y abuelas con las que he podido conversar, de tal manera de tratar de llevar unas palabras de aliento y de esperanza, pero, hasta ellos y ellas han tenido que abandonar los recintos de esos panópticos carcelarios, para poder dar a conocer su situación actual, pero hasta el momento nadie como que les quiere parar bolas o dignarse de atender los reclamos de estos y estas compatriotas…



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Jesús Chua Espinoza


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