La displicencia de Macri ante los horrores de dictadura militar

Macri, en entrevista que le concedió al sitio de noticias BuzzFeed el pasado 10 de agosto, a través de la periodista mexicana Karla Zabludovsky, dijo lo que sigue ante la pregunta que ella le formuló sobre derechos humanos y más concretamente, sobre el número de asesinados y desaparecidos durante la dictadura militar:

"No tengo idea [de si fueron 30.000]. Es un debate en el que no voy a entrar, si son 9000 o 30.000, si son los que están anotados en un muro [en la Costanera] o si son más. Es una discusión que no tiene sentido (..) No pasa por un número, es algo horrible que pasó y que por suerte lo hemos podido superar.

Acerca de su visión sobre los derechos humanos, le señaló a la periodista que para él y para su gobierno son "una prioridad", pero -sin inmutarse- agregó, "más prioritario es trabajar en los derechos humanos del siglo XXI, que la gente tenga acceso a la educación, a la salud, a un buen trabajo. Las herramientas que necesita la gente para ser feliz", como admitiendo que la pasada atrocidad ya no tiene por qué preocuparle a nadie y menos a su gobierno.

Pero no sólo quedó allí, sino que fue más allá en su desacierto al aseverarle a su entrevistadora que lo que sucedió en la Argentina en los años setenta del pasado siglo fue el producto de una guerra sucia, "Hay que saber qué pasó durante la última dictadura para que los familiares sepan definitivamente qué es lo que pasó después de esa horrible tragedia, que fue esa guerra sucia", cuando es imposible de ocultarlo que allí lo que se impuso por la fuerza fue una represión brutal que no tuvo límites, una violencia criminal espantosa, de manera que no es posible dejar de advertir que para Macri ese es un "asuntillo" de poca monta que tiene que dejar de tener relevancia alguna para el país…

De manera que con sus respuestas, Macri hace muy evidente su total desinterés por un tema que no le concita importancia alguna e igualmente lo muestran para nada dispuesto, en su condición de primer mandatario de la Nación, a impulsar -como debería corresponderle si se hace llamar democrático y defensor de los derechos humanos- mayores esfuerzos para esclarecer no sólo toda la verdad sobre los responsables de tantas atrocidades cometidas durante la dictadura, como la identificación y búsqueda intensa de los represores y de quienes les ordenaron asesinar, torturar y desaparecer personas, sino para que, sin más dilaciones por formalismo burocráticos consentidos, se haga justicia y que caiga quien caiga, más allá de que sus apellidos estén vinculados a los sectores de los más altos estratos sociales del país.

Es bueno recordar que a pocas semanas de asumir la presidencia, Macri ya se había hecho estas preguntas ante el país (23/02/2016) y él mismo les había dado respuesta: "¿Cuál es el sentido de discutir la cifra? Hay que entender la gravedad de lo que pasó. Acá hay gente que investigó y dijo que fueron de 9 mil a 12 mil; otros que investigaron que dijeron 30 mil. Yo estoy comprometido en que en la Argentina no se vuelva a repetir un episodio de ese tipo y vivamos en una democracia que resuelva los problemas de la gente (..) hay mucha deuda y derechos humanos no respetados, como gente que no tiene vivienda propia, ni agua corriente, ni cloacas, ni educación pública" y añadió: "En ese desafío estoy y todos los argentinos lo hemos entendido. No hay discusión en la cantidad (de desaparecidos) sino la defensa de esos valores".

Es tal su displicencia y su felonía en relación a tanta atrocidad que se atrevió a lanzar calificativos impropios y más que ello, ofensivos en esa entrevista con la periodista azteca, en contra de la fundadora de las Madres de la Plaza de Mayor, Hebe de Bonafini (*), al llamarla "desquiciada", con lo cual no ocultaba para nada el desprecio que le profesa a una mujer que sufrió en carne propia los desafueros inconfesables de una Junta Militar que le hizo desaparecer a sus dos hijos varones (1977) y a su nuera (1978), cuyos cuerpos aún no han aparecido.

Es realmente deplorable que el presidente argentino se haya atrevido a calificar a la señora abuela Bonafini de tal manera y menos aún, cuando ella ha sido y es un bastón y referencia de primer orden en busca de la verdad y la justicia por tanta atrocidad cometida en contra de millares de familias argentinas que fueron víctimas de una dictadura sanguinaria, pero -por supuesto- explicable su actitud, si agregamos que las prácticas abiertas y aberrantes conocidas por todos de ese régimen, jamás fueron objeto de rechazo y de protesta alguna por parte de los sectores de la oligarquía al cual pertenece Mauricio Macri, pues bien vale recordar que su padre es un magnate de vieja prosapia en el área de las importaciones, quien mantuvo estrechos vínculos con los integrantes de la Junta Militar responsable de tantas atrocidades, al que por cierto fue uno de los que ese gobierno criminal lo favoreció estatizando las deudas millonarias que sus empresas habían contraído con la banca internacional (La dictadura estatizó la deuda de los Macri. Ahora son parte de la ...).

Como muy grave vemos que a un presidente favorecido por el voto popular muy poco o nada le interesa que se aclaren en toda su dimensión, sin límite alguno, los monstruosos crímenes que en nombre de la "libertad" y de la abolición del "comunismo" se consumaron durante casi diez años por parte de una de las más terribles dictaduras que ha padecido el Continente en sus últimos 70/80 años.

Ante tal desparpajo de este prospecto del nazifascismo, nos ha parecido bien interesante reeditar las declaraciones de quien fue el Presidente de ese régimen criminal, el General José Rafael Videla al periodista Ceferino Reato (**) en mayo de 2012, en los calabozos de la cárcel de Marcos Paz, porque muy poco se diferencian de los planteamientos y reflexiones de Macri.

Ante el pedido de Reato que le dijera el país lo que sucedió y por qué, esto contesto Videla, sin inmutarse y muy sereno, como lo describe el periodista: "Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la justicia ni tampoco fusiladas (..) para no provocar protestas dentro y fuera del país. Cada desaparición puede ser entendida ciertamente como el enmascaramiento, el disimulo, de una muerte".

Se habló de solución final, le dice Reato y ante ello, Videla le precisa "La frase ‘Solución Final’ nunca se usó. ‘Disposición Final’ fue una frase más utilizada; son dos palabras muy militares y significan sacar de servicio una cosa por inservible. Cuando, por ejemplo, se habla de una ropa que ya no se usa o no sirve porque está gastada, pasa a Disposición Final" y agregó Videla: "Pongamos que eran siete mil u ocho mil las personas que debían morir para ganar la guerra contra la subversión".

"No hay listas con el destino final de los desaparecidos. Podría haber listas parciales, pero desprolijas".

"Nuestro objetivo era disciplinar a una sociedad anarquizada. Con respecto al peronismo, salir de una visión populista, demagógica; con relación a la economía, ir a una economía de mercado, liberal. Queríamos también disciplinar al sindicalismo y al capitalismo prebendario".

"Dios sabe lo que hace, por qué lo hace y para qué lo hace. Yo acepto la voluntad de Dios. Creo que Dios nunca me soltó la mano", le agregó a Reato el ex dictador.

Esta es el verdadero rostro del fascismo y de lo que es capaz de hacer sin mayores tapujos: asesinar a todo aquel que se le oponga a sus pretensiones de imponerles a los pueblos políticas neoliberales y expoliadoras para beneficio exclusivo de quienes por décadas han controlado el poder político y económico de nuestros países y eso que hoy vemos que sucede en la República de Argentina, nuestro pueblo debe tenerlo muy de presente frente a la arremetida de la oposición venezolana hacia el objetivo de retomar el poder que perdió en 1998 y bajo el engaño llevarnos por el mismo camino que ha tomado Macri para su país.



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Iván Oliver Rugeles


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