¿Cuál es la parcialidad política e histórica de los miembros del comité Nobel noruego que anualmente otorga el premio a la búsqueda y a la defensa de la paz? Recordemos que este cónclave galardonó en 1973, al secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger con el premio, por poner fin a la Guerra de Vietnam. Se comprobaría después por los documentos desclasificados, que este ideólogo del terrorismo imperialista, estadounidense fascista, de origen judío, dirigió la campaña secreta para bombardear Camboya entre 1969 y 1975, y coordinó los servicios secretos de las dictaduras militares en Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay y Bolivia.
El comité nobel noruego postula a Benito Mussolini y Adolf Hitler en 1935 y 1939 respectivamente para ganar el premio Nobel de la Paz; el conclave parecía interpretar que los noruegos y suecos, tenían a estos genocidas como hombres de paz, y que además rechazaban la guerra. Al final, no les dieron el premio; lo paradójico es que el apoyo a la candidatura del führer se produce en plena II Guerra Mundial.
Barack Obama, premio Nobel de la Paz en el 2009. “por su extraordinario esfuerzo por fortalecer la diplomacia internacional y su trabajo por un mundo sin armas nucleares”. No sabemos las características de las bolas de cristal donde el comité nobel noruego vio tan extraordinarias condiciones en el recién elegido presidente de los EEUU. Quien, para el momento, lanzaba el terrorismo imperialista sobre Irak y Afganistán. Para colmo el 1 de diciembre de ese mismo año ordena el envío de 30.000 soldados adicionales para terminar de masacrar al pueblo afgano.
A la Unión Europea le otorgan el premio Nobel de la Paz en el 2012 porque los 27 países integrantes de ese bloque comunitario “contribuyeron durante más de seis décadas a promover la paz, la reconciliación, la democracia y los derechos humanos”. Sin embargo la realidad es otra, muchos de estas naciones, miembros de la OTAN, participaron en la masacre en contra de Irak y Afganistán y protagonizaron intervenciones militares en África y el Medio Oriente.
El comité Nobel noruego otorga el premio a Juan Manuel Santos, presidente de Colombia en el 2016 por sus esfuerzos en el proceso de paz acordado con la guerrilla de las FARC- EP. Desde principios del siglo pasado el pueblo trabajador colombiano no ha podido vivir en paz; ha sido un genocidio continuado: la guerra de los 1000 días, la masacre de las bananeras dirigida por la United Fruit Company, la violencia entre liberales y conservadores en contra de la clase obrera, en la ciudad y sobre todo en el campo. Todos sus presidentes han sido unos arrastrados a la defensa de los intereses de la burguesía nacional y trasnacional, a quien han servido incondicionalmente, bajo la dirección encubierta y a veces directa del imperialismo yankee.
Juan Manuel Santos es un asesino nato, principal colaborador de Uribe en su genocidio en contra del proletariado colombiano; los dos estuvieron, y están de acuerdo con el narcoparamilitarismo, el desplazamiento de cerca 7 millones de campesinos despojados de sus tierras; los dos buscan por mandato expreso del imperialismo yankee-israelí, el exterminio de la guerrilla, y de todos los movimientos insurgentes que procuran indeclinablemente, con sus características, sus errores y aciertos, la liberación nacional y el fin de la larga noche donde el terrorismo imperialista ha inundado a la nación con la sangre de cerca de un millón de trabajadores y de obreros, condenados por el capitalismo a la pobreza y a la miseria,
El comité Nobel noruego no considera a Timochenko, máximo líder de la FARC-EP para el premio, lo cual deja ver las costuras de su parcialidad política e histórica en favor del terrorismo capitalista e imperialista. Precisando los ocultos motivos de tan insólita premiación, nos encontramos con Kacy Kullmann Five, quien preside el cónclave. Esta señora es ultraconservadora, militante del influyente partido conservador del reino de Noruega, dueño de la estatal petrolera STATOIL, que está operando en Colombia; la Kullmann funcionó como alta ejecutiva de esta empresa, que consiguió en la administración del presidente Santos la concesión para explotar yacimientos petrolíferos y carboníferos en la guajira colombiana.
La señora Kacy Kullmann Five, actuaba ya en el comité Nobel noruego que otorgó el premio a Obama y a la Unión Europea. Lo anterior revela el carácter ultraconservador de las personalidades que manejan la designación del premio Nobel de la Paz.
En su obsesión anticomunista, el cónclave noruego puede otorgar el premio de la búsqueda a la convivencia pacífica, a cualquier peón del terrorismo imperialista, como en este caso se lo han concedido ex ministro de defensa del gobierno nefasto de Álvaro Uribe, quien además, lo condecoró con la Orden de Boyacá, máxima condecoración que otorga el Estado narcoparamilitar colombiano, que por sus característica actuales premia a los enemigos de cualquier asomo de liberación del oprimido pueblo trabajador, y condena a los movimientos que, curtidos en el pensamiento bolivariano, martiano y marxista-leninista, caso de la FARC-EP, luchan por culminar los procesos de independencia y autodeterminación de la nueva Colombia, en la cual se pueda garantizar la auténtica paz.
No es posible la paz en Colombia sin que desaparezcan las causas del conflicto armado.
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