¡Dios mio! ¿Cuándo cambiaremos?

Por facebook y luego vía telefónica, me enteré la historia de un joven a quien apuntándole con un revólver, le robaron su celular y le advirtieron no denunciar el atraco a mano armada. El agraviado, quien tenía 22 años de edad, no hizo caso, fue a denunciar el hecho y quedó  sorprendido de ver entre los funcionarios, al hombre que lo asaltó y robó. La hermana de la víctima denuncia valientemente que la coincidencia policial de la cual le enteró por teléfono su hermano, derivó más tarde en una llamada a la familia, para indicarles que el joven resultó muerto “en un incidente con efectivos policiales…”.

Este episodio siglo XXI, año 2017, que pone en entredicho la honorabilidad de cuerpos de seguridad, me permitió recordar algo de 1974, cuando un vicegerente de una empresa aseguradora, residente en Bello Monte Caracas, le robaron su camioneta y denunció el hecho en la PTJ, división de vehículos. Aunque desvalijada, estaba en el estacionamiento policial pero le pedían “amablemente”, una considerable suma de dinero para entregársela. El afectado se negó y decidió denunciar en la central de la policía judicial, la extorsión de la cual era objeto.

Esa misma noche, hace 42 años, fueron a su residencia 2 hombres, quienes al abrirles la entrada al apartamento para averiguar qué deseaban, le dijeron a quien nos narró el incidente, “su camioneta se volvió a perder, no denuncie, sabemos donde estudian sus hijos y donde trabaja su esposa, que tenga buenas noches…”  Conocí dicho incidente en los 90 del Siglo XX  y me asombré. Hoy, no entiendo por qué ni la 4ta. ni la 5ta, han execrado tan denigrantes episodios, que llegaron y llegan, hasta el homicidio. ¡¡¡DIOS MIO, CUANDO CAMBIAREMOS!!!  



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Luis Sánchez Ibarra


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