El ensañamiento contra la Fiscal Luisa Ortega va más allá de un normal ataque político, ni siquiera se puede calificar de exagerado. Se trata de una conducta patológica, una muestra de que hay algo contenido que se desborda en un odio inmerecido por cualquier dama. Dejemos los aspectos psiquiátricos para los entendidos, hablemos de los desencadenantes políticos de la desmesura.
A la Fiscal la agreden desde altos voceros hasta plumíferos de tercera, pasando por los programas de televisión que actúan con la impunidad del poder y la ignorancia de los soberbios. Pero, ¿qué ha dicho la Fiscal, qué ha hecho, para merecer esta cruel atención?, ¿por qué hombres como el comandante Julio Escalona o Diosdado la agreden?, ¿por qué aristóbulo, en una tribuna, se ensaña con consignas más criminales que burlonas?, ¿por qué la acusan de traidora, por qué llaman al linchamiento moral? Veamos.
No se puede reducir la causa del ataque a la posición de la Fiscal frente a un hecho delictivo, el asesinato de un joven manifestante. Puede que la Fiscal se equivocó, en ese caso bastaría una rectificación; pero, a todas luces, ese no es el detonante, eso no es lo que está por detrás del linchamiento. Lo que no le perdonan, lo que produce la vendetta es que la Fiscal, con gran valentía desmontó la construcción legal del gobierno en su caída por el despeñadero hacia el capitalismo, la posibilidad de que el gobierno use con total impunidad al TSJ para su "nueva legalidad", para liquidar la Constitución de Chávez.
La Fiscal dijo que la primera sentencia del tribunal supremo era un corte del hilo constitucional, el tribunal tuvo que echar para atrás, pero se prendieron las alarmas. La entrega, el disparate, había encontrado un obstáculo de dignidad. Inmediatamente se comenzó a desprestigiar con los mismos dardos tanta veces usado, con la misma poca imaginación: "que le dieron dólares", "que si el green card", "que la vieron reunida","que es reaccionaria", y hubo el que le espetó que no era "dialéctica", cualquier cosa que esto signifique. Todo pura paja, sin base. La jauría da muestra de pobreza argumental, nada concreto, pura suposiciones, inventos de baja calaña.
Luego la Fiscal sale en defensa del Comandante Chávez, de su Constitución: ¡es inmejorable!, dijo. Partió lanzas con el Comandante. En ese momento la ira de los entreguistas se eleva, la temperatura llega a niveles volcánicos, los falsificadores se sienten descubiertos, su carácter antichavista queda claro. Aquello fue una declaración de guerra, la dignidad contra falsificación.
Mucha gente de todos los tamaños advirtió, propuso, renunciar a la constituyente, pero el gobierno insistió. En ese despeñadero sigue cometiendo errores, desligándose cada vez más del Chavismo, entregándose cada vez más. Ya no es el Socialismo lo que entierra, ahora no tolera ni siquiera la democracia protagónica; no respeta ni a la petrolera, la hipoteca a precio de gallina flaca. Y en esa caída al abismo sólo tiene un obstáculo, frente a esa perdida de la dignidad sólo encuentra un obstáculo; frente a ellos, se yergue la Fiscal, con sus errores, con sus debilidades, sólo su voz rompe la unanimidad del rebaño. El deber de los chavistas es defenderla, protegerla del ataque brutal de la canalla, ubicarse a su lado, fortalecerla en su valiosa posición. Sabemos que no es fácil enfrentar el odio del protofascismo, pero es un deber ineludible... aunque nos digan traidores, sabemos que al final Chávez nos absolverá.