Conspiracion y golpe otra vez

Con la expansión de la campaña electoral para elegir el próximo 3 de diciembre el que será el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela para el periodo 2007 -2013 y ante el sólido prestigio y aceptación popular del Presidente Hugo Chávez, que tiene en las encuestas mas conservadoras el 60% de la intención del voto favorable para ser reelegido en su cargo y, adicionalmente, ante su acertada política internacional para diversificar las relaciones interestatales de nuestra nación con claros beneficios para todos, especialmente por los acuerdos firmados con Rusia, China, Irán y otros Estados del mapa multipolar global que se deriva del valor estratégico de la economía petrolera y gasifera, se han disparado el pánico y el nerviosismo en los centros del poder imperialista y entre sus lacayos de la decadente y minoritaria burguesía escuálida y neoliberal.

Todo parece indicar que más que una campaña y un debate democrático la estrategia privilegiada y ya en curso, es la de la conspiración y el golpe, en la tradición reciente del regresivo comportamiento contra la revolución bolivariana y sus formidables progresos. La vieja oligarquía puntofijista quiere repetir en esta coyuntura los episodios del golpe de Estado de abril de 2002, del paro empresarial de 2002-2003, de las guarimbas y los atentados terroristas con paramilitares colombianos incluidos.

La oposición golpista, de la mano de SUMATE, del Center for Security Policy, de la Fundación Nacional para la Democracia, del Instituto Nacional Republicano y del Instituto Nacional Demócrata que canalizan los millones de dólares entregados por el gobierno de baby Bush y la CIA, avanza en nuevos planes para aplastar el liderazgo del Presidente Chávez y los avances de la revolución bolivariana que intenta concretar un modelo socialista acorde con los contextos de la sociedad contemporánea y que conlleva la superación del nefasto régimen neoliberal con sus ominosos resultados de pobreza, hambre y exclusión de millones de seres humanos.

Todo indica que el informe del Center for Security Policy de mayo de 2005, el cual propone acelerar la autodestrucción política de Chávez para cuando se produzca las elecciones del 2006, se está llevando a la práctica por estos dias. La ultraderechista casta sacerdotal del Center for Security Policy ya estableció que la última esperanza en el calendario para una solución “pacifica” en Venezuela son las elecciones presidenciales del 3 de diciembre del 2006, para lo cual es necesario delinear una nueva estrategia que ayude a lograr un “cambio de régimen” que si bien es posible lograrlo “sin el uso de la fuerza”, acciones militares serán necesarias “si el dictador decide actuar contra la infraestructura económica del país, tal como se dio en Irak”.

En esa línea se mueven las candidaturas de Mister Rosales y del cómico Rausseo, apuntalados como las avanzadas de la desestabilización.

La fuga de Ortega y los tres farias con financiación gringa equivalente a los 500 mil dólares; la entrega de millonarias sumas de dinero, que ya se acerca a los 100 millones de dólares, por parte de la CIA a la oposición escuálida para financiar su sucia campaña contra el gobierno bolivariano; el ingreso por parte del Embajador William Brownfield de un contrabando de veinte cajas como “franquicia diplomática” con explosivos, mechas, estopines y cordón detonante; la instalación por Negroponte de una central de inteligencia para hacer espionaje sobre Venezuela y Cuba; el mensaje subliminal televisivo en la campaña de Mister Rosales para envenenar la conciencia popular; la concentración de centenares de paramilitares al mando de Jorge 40 en el Zulia, Táchira y Apure; los avances en la configuración de una matriz de opinión para convencer a la comunidad interamericana sobre la amenaza que representa para el hemisferio la “dictadura castro comunista que reprime, tortura, viola y asesina a opositores” en Venezuela, y la campaña de baby Bush contra Venezuela mediante la cual se pretende mostrar al gobierno del presidente Chávez como autoritario, conculcador de los derechos humanos y confiscador de los poderes públicos, es parte sustancial de todo el tejido de la conspiración y el golpe para destruir la Republica Bolivariana de Venezuela y su liderazgo.

Tenebroso cuadro que nos obliga a encender las luces de alerta.

Mas que a una coyuntura electoral a lo que asistimos es a un escenario de guerra y destrucción imperialista de nuestra Republica. Lo que exige actuar en consecuencia y sin vacilaciones para profundizar el contenido revolucionario del proceso bolivariano.


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Horacio Benitez


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