Me dirijo a ustedes en mi condición de ciudadano venezolano, mayor de edad, elector con plenos derechos políticos y habitante de esta Patria/Nación Independiente ubicada entre el Caribe y la parte Sur de América Latina. Ustedes han sido electos o designados para administrar las distintas expresiones institucionales del Poder Público Nacional de la República Bolivariana de Venezuela. Tomando en consideración esas altas responsabilidades de ESTADO que todos ustedes ejercen, es que he decidido escribirles a través de esta activa página telemática de aporrea para intentar llamar su atención.
La situación económica para la mayoría de los 28 millones que conformamos demográficamente este país, es muy crítica y estamos llegando a los extremos de aplicar cada semana nuevas restricciones, sustituciones y modificaciones radicales de hábitos y costumbres alimenticias (parte sustancial de la cultura acumulada por la humanidad para inicialmente sobrevivir y luego vivir con bienestar y disfrute de alimentos, sabores, olores, colores y texturas) así como volviendo a la utilización de hierbas, frutos y los más diversos derivados de la flora para intentar sustituir medicamentos desaparecidos del mercado o con precios ajustados a economías que funcionan con divisas internacionales como dólares y euros. Además estamos aplicando distintas medidas de reciclaje, remiendos y otras iniciativas creativas para realizar iniciativas en el mantenimiento y funcionamiento interno del hogar y cualquier otro bien utilizable como equipos electrodomésticos, bicicletas, herramientas, motos y vehículos automotores.
En las tiendas de víveres y particularmente en las cadenas nacionales y regionales de supermercados ubicados en el área metropolitana de Caracas, donde se puede comprar con tarjetas de débito y de crédito, la semana pasada de fin de año 2017, tuvimos que pagar precios alarmantes como 1 kg de pollo Bs. 110.000, cartón de huevo Bs. 200.000, 1 kg de lentejas Bs. 128.000, 1 kg de jabón para lavar ropa Bs. 140.000, 2 rollos de papel higiénico Bs. 50.000, 1 paquete de avena en hojuelas de 800 grs Bs 192.000, 1 kg de cebollas 82.000, 1 kg de zanahorias Bs 52.000, 1 kg de pasta Bs 86.000 y 1 kg de queso blanco semiduro Bs 600.000. Cuando llegamos a la caja de pago es recomendable realizar previamente algunos ejercicios respiratorios y estiramiento muscular para evitar un infarto cardiaco o cerebral.
Los vinos importados desde Argentina, Chile y España han quedado como productos para ser observados como parte de un pasado que se aleja cada vez más de nuestras posibilidades para adquirirlos. Están por encima de los 2 millones de bolívares cada botella de 0,75 litro. Estas mismas marcas, cosechas y tipo de uvas (las uvas tintas con sus taninos y sus derivados de vinos contienen resveratrol que es un importante protector del corazón) se compran al detalle en las tiendas de esos países por precios que oscilan entre 1,20 y 3,20 Euros o Dólares. Igual situación ocurre con los aceites de oliva virgen extra obtenidos de las aceitunas. Por ello siempre insistimos que al igual que en el Sur de España y otras regiones del mediterráneo y sur-américa, debemos sembrar grandes extensiones de árboles de oliva en las variedades más adaptables/aclimatables, porque después de 5 años de plantados pueden dar frutos por un tiempo que oscila entre 100 y más de 600 años con sus respectivos procesos de poda, abonado y mantenimiento, un gran ejemplo de aplicación y ejercicio de prácticas de sustentabilidad concreta. En el caso del aceite de oliva virgen extra (la primera prensada y en frío de las aceitunas) es también un gran aliado del organismo humano para reducir el colesterol malo y aportar una variedad de nutrientes y protectores del cuerpo humano contra los radicales libres o células malignas.
No se necesita ser economista, contador, administrador, politólogo, actuario o matemático graduado para darse cuenta que la situación económica que estamos padeciendo la gran mayoría de los venezolanos es particularmente difícil y alarmante. Estamos conscientes que existe una variedad de iniciativas internacionales y nacionales emprendidas desde hace años y acentuadas en 2016 y 2017, para afectar la economía venezolana y sus posibilidades de acceder a recursos propios, créditos en organismos multilaterales y también en empresas financieras de otros países. También es conocida la situación de la producción petrolera nacional, que ha registrado una caída anual en forma continuada desde el año 2008 cuando producíamos 3.422.000 barriles diarios hasta las cifras actuales que ubican la producción de petróleo entre 1.750.000 y 1.800.000 barriles diarios. Adicionalmente existe información que distribuye esa producción entre 10 % liviano, 25 % semipesado y 65 % pesado y extra-pesado (Faja del Orinoco), este último requiere más procesamientos y aditivos químicos para extraerlo, transportarlo y hacerlo más liviano y comercializable. Resulta más costoso extraer, procesar y transportar este petróleo pesado que en los gobiernos de la IV República se asumían oficialmente como el equivalente al carbón y la denominaban Orimulsión vendiéndola a 3 $ (dólares) cada tonelada. Na Guará, Vacié, una golilla…..para las transnacionales del petróleo.
Nuestro país se sustenta y depende en la economía pública y privada con alrededor de 96 % de ingresos de divisas obtenidos por la venta de petróleo. Al producir y vender menos nos encontramos con menos dólares ingresándole a PDVSA, luego al Banco Central y después al Poder Ejecutivo como responsable de administrar los recursos públicos y distribuirlos a través de una Ley de Presupuestos y los denominados créditos adicionales.
Es indudable que en el manejo de las grandes cantidades de dólares ingresados al país en estos últimos 10 (2007-2017) años se han cometido una diversidad de errores e incoherencias, los cuales tuvieron su punto de partida en creer que los ingresos del petróleo (precios internacionales) se mantendrían siempre altos desde los 100 dólares hacia arriba y además no garantizar las inversiones en las refinerías, nuevos taladros, mantenimiento de los pozos y otras áreas relacionadas con importantes gastos indispensables en el negocio de la exploración, explotación y exportación del petróleo. Igualmente parece que los responsables de diseñar y ejecutar las estrategias económicas nacionales durante estos años asumieron que las economías más poderosas y dinámicas del mundo se mantendrían SIEMPRE en crecimiento, obviando los ABUNDANTES estudios existentes referidos a la Historia de las Economías y el impacto que sobre estas tienen las variaciones en el consumo, las guerras y los conflictos inducidos en diversas regiones del mundo, las burbujas financieras, los estancamientos y desaceleraciones económicas de diversos países, los efectos de las especulaciones financieras con las más diversas expresiones de los denominados DERIVADOS que se diseñan y se colocan en los mercados financieros y especulativos en forma regular en variadas regiones del mundo. Los denominados ciclos económicos y los reconocidos ciclos mineros, para los cuales se han diseñado hasta modelos matemáticos parece que no formaron parte de las preocupaciones atendidas por los responsables de planificar, administrar y gerenciar la Economía Venezolana durante estos años.
Me inscribo entre quienes consideran que la existencia del petróleo en grandes cantidades en nuestro territorio y explotado durante los últimos 100 años, constituye un privilegio extraordinario que ha permitido construir la actual VENEZUELA, con sus grandezas y sus miserias, beneficiando a todos sus habitantes con las infraestructuras, educación, salud, viviendas, artes, diversión, urbanización, interconexiones viales terrestre, lacustre, fluvial, marítima y aérea. Todo esto sería muy difícil lograrlo sin la ayuda del ingreso petrolero. Actualmente seguimos teniendo grandes cantidades de reservas certificadas de petróleo y gas, además contamos con grandes cantidades de oro, importantes cantidades de otros minerales como cobre, hierro, bauxita, uranio, torio (energía verde y limpia), coltán, niquel, plata, plomo, zinc, mercurio y también los minerales no metálicos como diamantes, calcio, magnesio, manganeso, caolín, arenas, fosfato, sal, yeso, talco y otros más. Todos tienen una importante utilidad y valor transable en los mercados nacionales e internacionales. Es decir que hemos sido, somos y seguiremos siendo un país rentista y minero. El reto es como las élites que dirigen las instituciones públicas, sectores políticos opositores, empresarios, intelectuales/científicos, artistas, estudiantes y trabajadores en general convierten estas riquezas no renovables en expresiones SUSTENTABLES con capacidad de generar ingresos, evitando convertirse en parte de la numerosa burocracia pública nacional.
Insistimos en manifestar que la Renta Petrolera y Minera debe servir como la batería de un vehículo que permite aportar la energía de encendido del resto de las piezas electromecánicas del carro/coche. Asumirla sin complejos de culpa por tenerla en nuestro territorio, con alegría, con orgullo y sobre todo con profunda responsabilidad HISTÓRICA y ÉTICA.
Hoy es indispensable asumir una conducta gubernamental que permita en primer lugar detener el acelerado proceso de deterioro del valor de la moneda venezolana, frenar y revertir el proceso de hiper-inflación que diariamente nos golpea el bolsillo, el estomago y la tranquilidad familiar. Cada vez que se produce un decreto de aumento salarial y del bono de alimentación por parte del Poder Ejecutivo a través del Presidente de la República, el mismo es inmediatamente pulverizado por el aumento desproporcionado y sin ningún tipo de control del Estado de los precios de todos los artículos de consumo. Estos aumentos necesarios e insuficientes incorporan un grave problema adicional a las familias que viven en urbanismos multifamiliares donde se cancelan cuotas de condominio mensual para cubrir los gastos de conserjería, vigilancia, jardinería y mantenimiento de ascensores y en general de las áreas comunes. El incremento de la mayoría de las cuotas de los condominios registrados entre diciembre de 2016 y diciembre de 2017 se ubica entre 750 y 950 % dependiendo de la ubicación y particularmente del número de viviendas que conforman el urbanismo y su pro-rateo por cada vivienda. En los gastos se incorporan de inmediato los incrementos decretados para las empresas de vigilancia, trabajadores de conserjería, trabajos de jardinería y gastos de mantenimiento por productos, servicios e implementos que registran aumentos recurrentes e inmediatos de precios.
No comparto las insistentes solicitudes de diversos sectores empresariales, activistas de la oposición política y asesores privados del área económica de liberar la venta de divisas o dólares, precisamente porque tenemos una prolongada baja de los ingresos de divisas como consecuencia de la caída de los precios internacionales registrados desde 2015 y más grave aún por la reducción progresiva (año por año) de la producción petrolera desde 2009 hasta la actualidad. Al suspender el control de cambio y liberar la venta de dólares entraríamos de manera violenta en la pérdida de las reservas internacionales y resultarían beneficiadas fundamentalmente los grandes bancos y empresas financieras en general, empresas transnacionales, especuladores financieros, lavadores de activos y personas o grupos con disponibilidad de grandes cantidades de bolívares, quienes serían los compradores beneficiados con esa medida. La mayoría de los venezolanos quedaríamos “sin el chivo y sin el mecate” porque en ese supuesto escenario económico estaríamos sin nada en la alcancía y con una mayor hiperinflación, iríamos a gran velocidad y sin frenos al fondo del precipicio, una especie de hoyo infinito.
Lo que si comparto es la necesidad de diseñar de manera URGENTE una política cambiaria que proteja la moneda, los intereses de la Patria/Nación Venezolana y particularmente las condiciones de vida de la mayoría de quienes la conformamos y le damos su sentido histórico, presente y futuro como Patria, Nación, Estado y Sociedad. No parece adecuado venderle dólares a empresarios transnacionales y nacionales a Bs 10,oo (Cada Dólar por DIEZ BOLIVARES) y luego estas empresas distribuyen sus productos elaborados, procesados, empacados o importados para su venta usando la referencia del dólar paralelo o today que se ubica por encima de Bs. 100.000,oo (MAS DE CIEN MIL BOLIVARES POR DÓLAR). No se necesita ser economista, matemático, experto en estadística, administrador o contador para derivar que tenemos frente a nosotros un extraño negocio entre vendedores oficiales de divisas y compradores privados, porque las diferencias entre el valor de venta por Bs 10,oo no tiene NADA que ver con la realidad de los precios de cualquier producto de consumo en la Venezuela de los dos últimos años. La diferencia entre Bs. 119.779,97 por dólar de hoy en el mercado paralelo y los Bs. 10,oo es de Bs. 119.769,97, lo cual nos habla de una gran DISTORSION del mercado cambiario que así alimenta los marcadores de Dólar Today y Dólar Cúcuta. Reventando las condiciones de vida de más de 27 millones de venezolanos que no pueden acceder a ese “selecto” y extraño negocio de compra-venta de divisas oficiales.
El Estado venezolano y en particular el Poder Ejecutivo deberían informarle al país a que sectores de la economía y cuáles empresas privadas y públicas han tenido acceso a esa venta de dólares subsidiados e informarnos los precios asignados durante todo este año transcurrido de 2017 por ejemplo. Esos son recursos públicos y debe rendirse cuenta de sus uso y distribución al Soberano Pueblo de Venezuela Eso nos permitiría reclamar como Ciudadanos integrantes de un Sistema Político Democrático Participativo y Protagónico con precisión frente a las grandes empresas (los principales bachaqueros de esa realidad perversa) que especulan aún cuando reciben divisas oficiales a precios muy bajos. El Poder Ejecutivo debe informar los fundamentos o razones por las cuales se le han vendido dólares a precios subsidiados a estas empresas. En situaciones tan dramáticas, apocalípticas y con tanta incertidumbre sobre nuestras perspectivas económicas, sociales e institucionales es indispensable hablarle al país con valentía, audacia, humildad, sinceridad, profundo sentido ético y pedagogía. Eso es parte fundamental de la historia del ejercicio de Gobernar y del Liderazgo.