El sacerdote nunca aceptado por la CEV “Sanedrín” (XXIV)

"Al esconder a aquel muchacho, nació en mi la curiosidad de conocer y escudriñar un mundo hasta entonces para mí, inimaginable, insospechado: El mundo de la droga" Al director de la Escuela Agronómica Salesiana de Valencia le conmociono mucho el estado lamentable en el que se presentó aquel joven drogado y aquella situación fue la que hizo que el Padre José María Rivolta Chávez, un tiempo más adelante, dijera las palabras que se señalan al comienzo de este escrito. El Padre Rivolta nace en la ciudad de Valencia, Carabobo, Venezuela, el 7 de Febrero de 1923 y muere en la misma ciudad a los 84 años de edad el 4 de noviembre de 2007. El padre Rivolta era de un espíritu apacible pero de una energía extraordinaria, le gustaba estudiar y se titula  de Maestro de Educación Primaria, Perito Agropecuario, Licenciado en Psicología y Filosofía y Letras en la universidad de San Paulo, Berna, Suiza; además de realizar diversos cursos y seminarios de diferentes tipos y niveles. El 2 de julio de 1950, en la ciudad de Turín, Italia, se ordena de  sacerdote y continua impartiendo educación de marera intensa, ejerce sus cargos con gran responsabilidad, entre ellos: Sub-Director del Liceo San José de los Teques, Colegio Pío XII de Coro, Colegio San Francisco de Soles en Caracas y Director de la Escuela Agronómica Salesiana de Valencia, aquí desarrolla una labor de gran proyección social, agrícola y cultural, adquiriendo la experiencia de la co-gestión estudiantil.

También en el campo musical lleva un rol de gran docente y funda el Grupo Juvenil Mensaje de Amistad, Crea la Fundación para la Orquesta Sinfónica Juvenil Juan José Landaeta, siendo su Presidente y Director. En el sacerdocio se desempeña como Capellán de la Universidad de Carabobo y de la Residencia Universitaria Cristo Rey, así como también del Seminario Diocesano de Valencia, del cual es profesor de la Cátedra de Psicología Religiosa. Fundador y Director de la Asociación de Sordos de Valencia. A su cargo estuvo la Cátedra de Psicología en el Seminario Mayor Arquidiocesano  Nuestra Señora del Socorro, fue Presidente Honorario de la Sociedad de Sordos del Estado Carabobo, Copresidente de la Comisión de Prevención de la Drogadicción de Fedecámara, Miembro de la Comisión de Prevención Anti-Droga del Comando Regional N° 2 de la Guardia Nacional, Presidente de FUNDACREA y Miembro de la Comisión Anti-Drogas del Estado Carabobo. En lo que se refiere a la ayuda espiritual de quien lo requiere, sus entrevistas personales y sus charlas en grupo, jugaron un papel importante para toda la comunidad valenciana. Por esa perseverancia inagotable, por esa preocupación de rescatar a la juventud, es que hoy existen los HOGARES CREA en Venezuela desde el 27 de enero de 1983, por cuanto, sin que hubiera existido otra razón que no fuera la mezquindad, al comienzo de los Hogares Crea se presenta una ardua y complicada controversia,  adversidades y críticas contra estos Hogares; pero el Padre Rivolta lucha sin descanso y triunfa, y con el tiempo funda el décimo (10) Hogares Crea en Venezuela.

Decir  en Valencia, Padre José María Rivolta,  es visualizar, más allá de una estructura llamada Hogares Crea de Venezuela, que existió un ser humano que tuvo la virtud de contagiar en cada uno de sus feligreses, algo que trasciende de lo que se puede considerar normal, es el sentir como una persona puede ser tan útil y bondadoso, el Padre Rivolta fue un real ejemplo para cualquier ser humano, que al ver y palpar un legado impregnado de amor, más para quienes tuvieron el honor de conocerlo personalmente, está contagiado por el espíritu del bien para con su prójimo. El Padre Rivolta, con solo su presencia  hizo un gran servicio  a la gente.  Caminar por los Centros de Ayuda Terapéutica al Adicto a las Drogas y entrar a los salones del Colegio Universitario Padre Isaías Ojeda, es ver el rostro bondadoso del Padre Rivolta, quien entregó su vida sin reservas en ayudar a sus semejantes. El Padre Rivolta no aceptaba cosas que le parecieran incorrectas, pero que ciertas personas e instituciones las toleran, por ello el Padre Rivolta genera roces, inconvenientes y dificultades que le impiden alcanzar posiciones sobresaliente en la institución a la que le dedica su vida, negándole escalar a la jerarquía que ha conquistado y que merece, él acepta tal exabrupto con humildad y convierte ese desdén en la mayor de las fortalezas que puedan acompañar la vida de un hombre al servicio de Dios, tal como San Francisco de Asís; incomprendido y tildado de loco hasta por sus mismos colegas.  



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José M. Ameliach N.


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