No critico que una persona vea a un ser humano desamparado, a la intemperie, pasando hambre, por lo general enferma, y se conmueva; si tiene alma, si tiene corazón, si tiene sentimientos, debe perturbarse y hasta llorar, a veces es imposible contener las lágrimas ante este tipo de situaciones tan dramáticas, injustas, que no deberían ocurrir en el mundo, pero que lamentablemente suceden para desgracia de los más pobres, de las grandes mayorías.
Pero hablo de impresionarse por la indefensión y la miseria de los seres humanos en general, mexicanos, colombianos, peruanos, hondureños, argentinos, brasileños, iraquíes, norteamericanos, africanos, asiáticos, europeos, todos los más necesitados que habitan este planeta; el problema es que actualmente, solo ven a los migrantes venezolanos, a nadie más, lo que devela perfectamente el cinismo y la hipocresía de la gente que dice conmoverse con esa situación.
Por eso no me convenció la estrella de Hollywood, Angelina Jolie en Perú, quien además de actriz, modelo, guionista, directora, embajadora de "buena voluntad" de la Acnur, la califican de filántropa. Y no me convenció porque si de verdad se turbara por los migrantes y las injusticias en contra de los pobres, se conmoviera muchos más viendo la gente inocente que el imperio norteamericano ha desmembrado en los pueblos del mundo con bombas y misiles, en unas guerras sin sentido, que solo la justifican los intereses particulares que requieren de países indefensos o en desventaja con ellos en cuanto a poderío bélico se refiere.
Saben que da dolor ver en fotos a esos hombres, mujeres y niños destrozados sobre montones de escombros o aprisionados entre las ruinas de ciudades enteras, masacrados por las fuerzas gringas en nombre de la democracia y la libertad. Eso si da ganas de llorar, eso sí da tristeza. Y nunca se ha visto a la "sentimental" actriz de la gran pantalla afectada al respecto. La conmovieron, sí, los venezolanos en Perú. Qué cosas ¡no! Tenían que ser venezolanos.
Angelina Jolie sabe muy bien, que la culpa de esa migración, por cierto, no caravana, caravana es la que partió de Honduras, la de Venezuela es migración, diáspora, se debe a que primero, el expresidente estadounidense, Barack Obama, declaró la Patria de Bolívar una amenaza inusual y abonó el terreno, para que después, el actual presidente, Donald Trump, nos aplicara unas sanciones económicas y financieras que complican la compra de medicinas y alimentos en detrimento de nuestra gente.
Medidas unilaterales violadoras del derecho internacional que inciden directamente en el estómago y en la salud de los venezolanos. El mismo secretario de Estado de los EEUU, Mike Pompeo, admitió que esas sanciones contra Nicolás Maduro y sus funcionarios, no solo son contra su gobierno, sino que "a veces tienen un impacto adverso sobre el pueblo de Venezuela".
Antes, el exembajador de EEUU en la Patria de Bolívar, William Brownfield, dijo que la solución para nuestro país "sería acelerar su colapso, aunque produzca un periodo de sufrimiento mayor, por meses o quizás años". Algo brutal, bestial, cavernícola, que no tiene nombre en pleno siglo XXI.
El objetivo de la superpotencia es doblegar a Venezuela, porque pretenden todas nuestras riquezas naturales y quieren en el poder un gobierno sumiso que se los entregue, como el que les garantiza la oposición venezolana; o como el de los países que integran el Grupo de Lima y la Unión Europea, y para eso apuestan al golpe de estado, o algo como la migración que justifique invadirnos militarmente y deponer al presidente de la paz, Nicolás Maduro Moros; eso no lo niega nadie, al principio lo negaban los adversarios e incluso, los mismos norteamericanos, pero ya eso es un hecho público. En EEUU se han registrado reuniones tratando el tema con pasmosa naturalidad, que luego son divulgadas por los mismos medios de comunicación social de ese país.
Y eso lo sabe la estrella de cine, que no es más que otro instrumento que el imperio norteamericano utiliza para limpiarse la pólvora y la sangre de sus víctimas, y seguir llevando a cabo en el planeta su política de sangre y fuego en contra de los pueblos que se niegan a doblarles la cerviz.
Por eso pienso que la visita de Angelina Jolie a Perú para entrevistarse con los migrantes venezolanos, no fue más que una puesta en escena con las fingidas lágrimas de rigor, para las cámaras de los periódicos y agencias internacionales de la información, que trabajan en función de tumbar a nuestro máximo líder de la revolución bolivariana.
*Cónsul de Segunda en Milán
lorenamavarez@gmail.com