Apreciado lector, ¿usted cree que este gobierno se cae de puro miedo? No sé cuál puedan será su respuesta, por razones obvias. Pero conozco mucha gente que piensa que el gobierno que preside Nicolás Maduro Moros le teme a la burguesía, y por eso el estado burgués es más fuerte cada día. Es decir, Maduro, quien es el jefe del gobierno dizque revolucionario, siente miedo hasta en los huesos cuando se trata de fustigar, con la ley en la mano, a los empresarios y comerciantes inescrupulosos, y hambreadores del pueblo, representantes de la burguesía. En efecto, el gobierno de Maduro pareciera caer en un tobogán del miedo ante las arremetidas con los precios, y queda maniatado, o dicho más propiamente, paralizado, sin saber, a ciencia cierta, qué hacer.
Ramiro Calle, en uno de sus libros, puntualiza: "El miedo es un código biológico para la supervivencia. Cada vez que un animal (y el hombre) percibe una situación que le amenaza, reacciona con angustia y miedo, poniendo así en marcha los mecanismos de autodefensa: sean de ataque o de huida…". ¿Está amenazado el régimen de Maduro? Claro que lo está. Eso es evidente. La amenaza proviene desde lo interno y desde afuera. Pero, igualmente, está amozado desde adentro del cenáculo gubernamental. No merece la pena gastar perdigones en este zamuro. "Así, o más claro". A usted, lector, le dejo la pelota en la mano.
El gobierno ante la amenaza, reacciona para su supervivencia. Es decir, para sobrevivir y mantener en pie a unos burócratas incapaces de alinearse con los requerimientos de un verdadero proceso que esté en sintonía, dicho sea de paso, con el pueblo de a pie… Con los trabajadores y los campesinos. Pero hay angustia y miedo, a la vez. Y tan solo le queda atacar o huir. Dicho más propiamente, huir, dejando un rastro de miedo que anuncia el entierro del legado de Hugo Chávez. Reacciona con torpeza, sin un rumbo definido, y sin pensar en que se le está haciendo daño a una buena parte de la población, sea chavista o no. Reacciona como un tigre acorralado.
En efecto, el régimen debería atacar con la autoridad de la que ha sido investido por la constitución y las leyes. Dicho de otra forma, debería aplicar los mecanismos constitucionales para reducir al mínimo a los enemigos declarados, como lo son los empresarios y los comerciantes, especuladores de máximo calibre. En otras palabras, debería imponer la autoridad, como suelen hacerlo los gobiernos que no tienen miedo, y que optan en atacar en vez de huir. Pero no es así y contribuye, de alguna manera, a fortalecer la teoría de un gobierno fallido e incapaz, que son las puntas de lanza que manejan los apátridas, tanto dentro como fuera del país.
Si un gobierno con miedo no cobra, menos ese mismo gobierno puede liderar un proceso revolucionario. Es decir, es imposible que pueda hacer una revolución verdadera y esperanzadora para quienes creen en que un mundo mejor es posible, desde la perspectiva revolucionaria. Pero no sólo está imposibilitado de hacer realidad el anhelo de mucha gente, sino que es incapaz de proteger al trabajador de la avaricia insaciable de la burguesía parasitaria. Lo que se percibe, desde la calle, es que la política salarial del régimen de Maduro, es una política hambreadora hacia un lado, y protectora del status quo por el otro. Dicho de otra forma, se pregona una revolución socialista, pero en la práctica no es ni una cosa ni la otra. Todo lo contrario. Se trata de un saludo a la bandera, y deja las cosas como siempre: el capitalismo mandando y burlándose del miedo que mantiene maniatado al gobierno que preside Nicolás Maduro, reafirmando que gobierno con miedo no cobra… ¡Se cansa uno!
Teófilo Santaella: periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la isla del Burro en la década de los 60.
