El pasado 19 de septiembre, un tribunal argentino emitió un fallo, verdaderamente extraordinario, al condenar a "cadena perpetua" al ex comisario policial Miguel Etchecolatz quien fuera, hace 30 años uno de los más cruentos torturadores de la dictadura militar de ese país.
En su veredicto, el tribunal consideró que los casos de tortura eran delitos de lesa humanidad y agrega el fallo, que fueron cometidos en el marco del genocidio (se hablan de más de 30 mil desaparecidos) ocurrido durante el pasado régimen de facto. Con este hecho, se echaba tierra sepultural a una decisión del congreso argentino que, en la década de 1980, amparó a los oficiales acusados de crímenes de lesa humanidad, con la tristemente célebre "ley de Obediencia Debida y Punto Final".
Etchecolatz fue condenado a prisión perpetua por los asesinatos calificados de Diana Teruggi y por la privación ilegal, tormentos y homicidio calificado de Ambrosio De Marco, Patricia Dell Orto, Elena Arce, Nora Formiga y Margarita Delgado. También se le incriminó, la privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos de Nilda Eloy y Jorge Julio López.
Jorge Julio López, un albañil de 77 años de edad, se convirtió en el principal testigo en la causa contra el ex comisario Etchecolatz. Días después del juicio, mientras daba un paseo por los alrededores de su casa, López desapareció y nadie más ha vuelto a saber de él.
El mensaje
Evidentemente, con estos juicios y la sentencia que califica por primera vez como "genocidio" y "crímenes de lesa humanidad", se golpea fuertemente a las mafias dependientes de las oligarquías militares que usurparon el poder y acallaron con saña y brutal violencia a la disidencia.
La desaparición de Jorge Julio López es un mensaje. Un mensaje que debe leerse a la inversa. Es un mensaje dirigido al movimiento popular argentino . Es un alerta que pretende decirle al pueblo argentino: "no canten victoria, aún seguimos acá… y con poder".
Dante Roberti, un peronista sobreviviente de la dictadura militar, en respuesta a mi inquietud sobre la desaparición de Jorge Julio López, me escribió: "Nos estamos enfrentando a un poder que se asienta en la derecha fascista, y los grupos económicos que se oponen al gobierno, tanto nacionales como extranjeros".
Dante, cree que la desaparición de López es un símbolo para América toda.
Los poderosos, la fuerza económica detrás de la potencia mediática no se resignará ante el avance del movimiento popular que, en todo el continente reconquista espacios y reclama poder. Yo creo lo mismo.
Es igualmente un mensaje contra la Revolución Bolivariana, contra el gobierno indígena de Bolivia, contra Argentina y contra todos los que se oponen a los designios de los poderosos, esos que usan los países como fuente de enriquecimiento personal.
La desaparición de Jorge Julio causa indignación y rabia. La misma que causa ver en Venezuela al criminal ex jefe de la policía política Henry López Sisco, caminando desafiante por las calles, olvidándose de ser el principal causante de la masacre de estudiantes en la población de Yurame (1) o la masacre de campesinos en Cantaura (2) o El Amparo (3).
1.- http://www.angelfire.com/nb/17m/prohibidoolvidar/yumare.html
2.- http://www.aporrea.org/actualidad/a7639.html
3.- http://venezuela.elmilitante.org/index.asp?id=muestra&id_art=446
(*)Periodista venezolano
navarroernestoj@gmail.com