Si existe algún responsable en el veto que acaban de recibir en el exterior tanto Gualberto Ibarreto como Omar Enrique, el primero una gloria de la música venezolana, y el segundo un talentoso cantante de géneros contemporáneos sólo tiene un nombre: Nicolás Maduro.
En efecto, negar las capacidades artísticas tanto de Gualberto Ibarreto como de Omar Enrique sería mezquino más allá de cualquier posición política e ideológica, y sería hasta autodesconocernos sobre la base de nuestras inmensas potencialidades como generadores en este caso de valiosos e importantes cantantes de alta trascendencia en América Latina y España.
Ahora bien, ¿por qué se cancelan las presentaciones de Gualberto Ibarreto en Tenerife (Islas Canarias) y de Omar Enrique en Barranquilla, Colombia? Se cancelan fundamentalmente porque Nicolás Maduro ha sido quien ha empleado a nuestros artistas como herramientas políticas para mentirle al mundo. De hecho, los artistas venezolanos que se han presentado en actividades promovidas por Nicolás Maduro desde la presidencia de la República – ahora usurpador de Miraflores – nunca fueron en actos de Estado, sino de eventos en los cuales lo primero que estaba identificado era el color y las banderas del partido oficialista, pero además las presentaciones de estos artistas, estaban condicionadas con un irrestricto apoyo a las políticas del régimen, como si en Venezuela la hiperinflación, el hambre, las enfermedades, el colapso de los servicios públicos, la corrupción, la criminalidad y la destrucción de la industria petrolera, fuera un invento del pueblo.
Ese fue el error de artistas de la talla de Gualberto Ibarreto – quien incluso recibió una camioneta china por órdenes de Maduro – y Omar Enrique quienes simplemente terminaron negando sus propias condiciones artísticas, para recibir en su momento unas paupérrimas "ganancias" que terminaron convirtiéndose en limosnas. O sea, como menciona el refrán: "pan para hoy, hambre para mañana".
De hecho, es tal el nivel de polarización en la cual Nicolás Maduro hundió a los artistas que han sucumbido ante su desgraciada voluntad, que aunque los mencionados fueran los cantantes más prestigiosos del país, los eventos con la presencia de Gualberto Ibarreto y Omar Enrique, sólo garantizan una posibilidad de fracaso en relación con la asistencia de compatriotas que se encuentran en esos países en dichas presentaciones, porque simplemente estará presente un boicot, al estar identificados esos intérpretes con el madurismo, y es obvio que la mayoría de venezolanos que han emigrado están en contra del régimen neototalitario que controla la patria de Bolívar, es decir, que usurpa Nicolás Maduro.
Muchos cantantes y artistas venezolanos triunfan en el exterior. Pero ha sido porque a pesar de las adversidades nunca sucumbieron para vender sus almas al diablo. Es más, existen algunos connacionales dedicados al mundo de las artes escénicas que están fuera de nuestras fronteras, e incluso se conocen historias en las cuales han manejado hasta taxis, pero ello, no los desmerita y menos les resta sus capacidades y habilidades artísticas, porque han mantenido intacta su moral, su ética, su dignidad, esperando la mejor de las oportunidades, y demostrando que ellos mismos están fuera de Venezuela porque también han sido víctimas de la neodictadura de Nicolás Maduro.
Como venezolano lamento mucho lo que está ocurriendo con Gualberto Ibarreto y Omar Enrique, pero tampoco puedo obviar que ellos mismos son responsables de semejantes situaciones, al haber prestado sus valiosas imágenes, el talento de sus presentaciones, y la identidad del auténtico gentilicio para terminar mezclados con la bazofia política más putrefacta de la historia contemporánea, y peor aún, negando con sus palabras y acciones la miseria que este régimen ha hecho en contra de millones de niñas, niños, mujeres y hombres al someterlos a la más perversa esclavitud del siglo XXI, sin importar que mueran por inanición o ausencia de tratamientos asistenciales, mientras Nicolás Maduro bloquea la ayuda humanitaria, al prohibir por nuestras fronteras la entrada de alimentos y medicinas.
Cada quien es responsable de sus propios actos. Esa es la verdad. Gualberto Ibarreto y Omar Enrique con esos actos terminaron siendo víctimas de Nicolás Maduro. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.