Se había tardado el madurismo en haber actuado ilegalmente contra los sectores cercanos a Juan Guaidó, tal y como ha acostumbrado hacer en cada una de sus acciones políticas durante este sexenio, sin obviar que tales arbitrariedades y violaciones sobre la Constitución ya venían cometiéndose con Hugo Chávez, es decir, que los presos políticos ha sido una constante como parte del quehacer de quien ejerció el poder, y de quien ahora lo usurpa en términos neototalitarios.
Nicolás Maduro está sin posibilidades de maniobra política. De hecho, el primer informe que entregó Michelle Bachelet ante el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) dejó al desnudo ante la comunidad internacional, la inmensa crisis humanitaria y de violación de derechos sobre los venezolanos en términos de alimentación, salud, educación, transporte y servicios públicos, incluyendo el reciente mega-apagón, y tales líneas también fueron muy enfáticas contra las violaciones sobre la libertad de expresión, persecución política contra la disidencia y oposición, así como la impunidad de grupos armados arremetiendo ante la población civil por motivos de rechazo al régimen.
Si en este enorme conjunto de motivos inhumanos que ha generado el madurismo contra los venezolanos, sumamos que más de un millón de niños, niñas y adolescentes han desertado de la educación porque dejaron de funcionar los comedores escolares, y que más de 3,4 millones de venezolanos han emigrado, y además no menos de 15 millones de venezolanos sobrevive con un salario de unos 0,16 centavos de dólar por día, es evidente que la hecatombe social en la cual el madurismo ha hundido al país, es peor que la originada en cualquier guerra, porque los resultados han destruido por completo el tejido social, y han envenenado la praxis política en virtud de que el madurismo representa la sumatoria de lo peor del fascismo, el nazismo y el estalinismo. Es decir, que Maduro en términos de represión política y violación de derechos humanos ha superado con creces a Mussolini, Hitler y Stalin, razón por la cual, más allá de lo que intenten hablar sus más vacuos, seniles y panegíricos defensores, si en efecto, el usurpador de Miraflores se encuentra del "lado correcto de la historia", lo hizo del lado de quienes ocuparán las páginas más oscuras de la humanidad.
Por ello, el hecho de que el madurismo a través de sus zascandiles y dizque representantes de "justicia", como por ejemplo Carol Padilla¹, asigne a esta "jueza" el caso de detención arbitraria de Roberto Marrero, diputado de la Asamblea Nacional, pero además quien es más cercano a Guaidó en acciones políticas, así como decir que dicha funcionaria judicial es la responsable en llevar las "causas" del diputado Juan Requesens demuestra que los presos políticos que se originan por "orden de arriba", resulta muy curioso que esos expedientes sean llevados por la misma responsable tribunalicia. Verbigracia, el madurismo como sistema político totalitario, ni siquiera se inmuta en que tales acciones tengan semejantes evidencias ante la opinión pública nacional e internacional.
La detención de Roberto Marrero sólo implica que el madurismo juega con candela y pretende apagar el incendio político con gasolina, y ante un hecho de esta naturaleza, pensar que de la explosión unos se llenarán de quemaduras, y los otros se salvarán al estilo de las películas de Hollywood es simplemente haber quedado sin visión antes de la ejecución de tales acciones. La explosión del régimen apenas comienza ¿Qué ocurrirá cuándo se multipliquen esas explosiones? A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
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¹ https://twitter.com/jvivassantana/status/1108755246149443585