Uno, dos, tres, la mujer del uno...los colectivos...los chavistas

Cuando Jorge Rodríguez mostró a la teleaudiencia, en un diagrama, los detalles del último plan de intento de golpe de Estado y las conexiones de sus actores en relación a sus responsabilidades en la ejecución del mismo, lo que hizo fue mostrar la “historia clínica” de un paciente perturbado por un trastorno obsesivo compulsivo en donde predomina el uso de los números. Al respecto, según la web, sería importante definir lo que es el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) para entender lo que mueve a la oposición en su afán de derrocar a un gobierno: “es un trastorno de ansiedad caracterizado por pensamientos intrusivos, recurrentes y persistentes, que producen inquietud, aprensión, temor o preocupación, y conductas repetitivas, denominadas compulsiones”.

En efecto, es fácil determinar las compulsiones de los actores de la trama golpista; la misma se evidencia en la repetición de conductas, justificadas en el hecho de estar preparando un golpe todos los días, o ahora cuando muestran una preocupación que se va haciendo excesiva en la misma medida en que avanza el gobierno en cumplimiento de sus funciones. Es decir, la permanencia de Maduro en el gobierno ha creado no solo a nivel nacional, sino internacional una especie de obsesión “mortal” que se ha hecho compulsiva en repetir ahora a través de varios voceros que lo mejor sería matar, matar y matar; pero para lograrlo es importante identificar a las posibles víctimas con un número. De hecho, la obsesión y compulsión de los opositores está relacionada con los números. ¿Cuántos intentos de golpes ha habido? ¿Cuál es el sentido de darles número a las posibles víctimas? ¿Por qué la preferencia por el uno, el dos y el tres; es la aversión a quienes identifican con esos números; o es la muestra clara de que quieren ponchar al gobierno? ¿Por qué la mujer del uno, no tiene número que la identifique, o es el 4?

Como consecuencia de la denuncia de Rodríguez, el trastorno obsesivo compulsivo se hace evidente en los medios de comunicación a través de personajes famosos, no por sus buenas obras, sino, por el odio que destilan en contra del uno, dos, tres, los colectivos y los chavistas en general. Es el caso de Patricia Poleo, que dada su reacción en contra de los colectivos, ha hecho público su trastorno y se hace sospechosa de haber participado en ese plan, solo que no aparece en el diagrama. Debería Rodríguez abrirle un espacio en el esquema. Su obsesión es matar y matar; y aunque no hace mención a números, su obsesión es sumar y nada mejor que los colectivos que de por sí, ya son muchos.

Después de oír y ver los videos presentados por Rodríguez, uno puede concluir en que las personas involucradas en el intento de golpe padecen de un trastorno obsesivo compulsivo (TOC), como consecuencia de un trauma chavista, que los ha llevado a publicar en los medios de comunicación, incluyendo las redes sociales, sus deseos de eliminar a todos los chavistas, que son un número considerable, si se utiliza como referencia los resultados de la última elección, o de acuerdo a los registrados en el carnet de la patria, o de acuerdo a lo que se han mostrado en las ultimas marchas.

Mientras tanto, el jefe de las conspiraciones sigue jugando con los números, y su obsesión, además de querer sacar a Maduro, son los almanaques, a los que tiene perforados con un dardo que lanza cada cierto tiempo, y según la fecha en que caiga, será la escogida para ver si tumban a Maduro. Sin embargo, como la Billos, se les va todo el año y no han hecho nada y creo que por ahora no podrán.



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Jesús Rafael Barreto


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