Esto me decía ayer un amigo “…Entonces, si alguien me preguntaba por qué voté por Chávez, yo le contestaba, ´por la esperanza´”. Le contesté que a mí me pasó lo mismo. Y es que, perdida esa peculiar esperanza, todos experimentaríamos una sensación de estar frente a un abismo. Confiar, como confiamos en Chávez, es un sentimiento mucho más fuerte que dejar nuestro destino a la buena de Dios, como nos convidan los curas y los demagogos, entregarselo a un poder suprahumano, al “dios proveerá”, al “si dios lo quiere y la virgen”, etc. Es distinta la esperanza cuando se tiene porque nos inspira la voluntad de un hombre real, que obra conforme a sus ideas y palabras, por un hombre capaz de hacer promesas y cumplirlas porque de ellas depende su propia vida; es distinto a una esperanza que se tiene para cuando todo en la vida se acabe, la que sentimos por la presencia de Chávez se encarna en un ser vivo, valiente y visionario… Y sin la búsqueda tenaz de un imposible, como lo hizo Hugo Chávez con el socialismo, los artistas y científicos con sus obras, ¿qué es la vida?, la vida se reduce a una muerte lenta, con muchos momentos dolorosos y algunos de felicidad desapercibidos; la caída a un abismo sin fondo. Es bueno saber ahora que todos podemos ser uno con Chávez o con Bolívar, como Chávez, como Bolívar; que podemos despertar algo extraordinario dentro de nosotros para hacer nacer de nuevo la chispa de la revolución, ella andando sobre nuestros propios pasos.
Chávez sigue siendo esperanza porque nos legó su evangelio en vida, como Jesús “el cristo”, que fue dios en la tierra, no la promesa vacía del “apóstol Paulo” y su iglesia. Su ejemplo fue humano (demasiado humano), afirmando todo de lo que somos capaz hombres y mujeres, avanzando hacia una vida mejor, fue presencia viva de que sí se puede digno y cambiar el mundo actual. Por eso también yo voté por Chávez, por eso lo sigo admirando después de muerto, porque me heredó la esperanza en el ser humano; cuando nadie daba nada por un mundo mejor y posible, por un ser humano distinto, frente a un paisaje (este mismo paisaje) turbio y deprimente, él se alzó de las cenizas.
¿Por qué no se investigó el asesinato de Chávez? ¿Por qué se olvidaron de él desde el mismo instante que muere, convirtiendo su tumba, al tiempo que la de su cuerpo, también el panteón de sus ideas, de su memoria, de sus mejores obras? Casi todos los líderes de entonces coincidieron en afirmar que se trató de un asesinato, pero nadie tomo en serio la investigación sobre su muerte, bastante repentina ¿Por qué? La señora María León intentó hacer una campaña a favor de esa investigación pero de pronto la abandonó, nade sabe por qué razón.
La continuación natural del legado de Chávez, inmediatamente después de su muerte, ha debido ser la investigación a fondo de sus causas médicas y de las razones políticas que la provocaron. Así hubiera querido él mismo que se hiciera. Sin embargo, el primer acto público del gobierno, luego de su desaparición, fue reunirse con la empresa privada y dar comienzo a la repartición de la renta petrolera, entre ladrones seudo capitalistas y burócratas, administradores y gestores de los dólares de nuestros ahorros… hasta hoy.
El homicidio sobre Chávez es una consecuencia lógica de su revolución. Dice Ramírez, “Los enemigos de los cambios políticos que se sucedían en el país y la derecha nacional e internacional, se preguntaban, no solo cómo deponer a Chávez, sino cómo barrer con sus avances revolucionarios, puesto que, por la transformación que había sufrido nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana y el inmenso apoyo popular con el que él mismo contaba, además de su liderazgo y carisma, no parecía posible en Venezuela el surgimiento de un Pinochet, …invasión o a la intervención militar” … “…La desaparición física del Presidente Chávez abría las puertas a la única manera de detener el avance de la Revolución Bolivariana: la traición y el ascenso al poder de la contrarrevolución agazapada en el seno de las propias fuerzas que apoyaron a Chávez. Solo ellos, el madurismo, el "chavismo sin Chávez" y la "derecha endógena", eran capaces de frenar la marcha de la revolución y retrogradar todo para llevarnos a una crisis peor que la que dio pie al "Caracazo" del 27 de febrero de 1997 o al 4 de febrero de 2002.”
La respuesta está en una conspiración interna. Hay un antecedente importante, y se trata del grupo de Boston, los “dialogantes” que se reunieron después del golpe del 2002 en Boston, para conciliar con la derecha, al cual perteneció Maduro, John Kerry y buena parte del actual madurismo, política que ha sido una constante en el gobierno de maduro hasta el colmo de la vergüenza; la falsificación del Plan de la Patria, o sea un plan liberal al cual se le superpuso como un palimpsesto al revés, el otro, el de Chávez (o parte de él), y no al contrario: la base del nuevo plan adulterado estaba debajo. Las modificaciones que le hicieron al Plan de la patria – esa nueva base política y económica – tuvieron que ser redactadas mucho antes de la muerte del comandante; la Ley del Plan de la Patria, la redacción de la Decreto-Ley de la Zonas Especiales de Desarrollo Económico y luego la Ley constitucional de Inversiones Extranjeras. Todo este cuerpo de leyes tuvo que ser redactado antes del asesinato de Chávez, por su coherencia, por lo radical del cambio de cómo se maneja la economía allí, frente a lo dispuesto por Chávez en su programa político.
La derecha, frente a este hecho se hace la pendeja, por supuesto. Más peligroso que maduro y el madurismo sigue siendo Chávez y el chavismo verdadero, no el madurismo que se hace llamar chavista o chavismo; el chavismo de Chávez, como dice ahora Jaua : “Cualesquiera sean las circunstancias, debemos ser militantes del chavismo de Chávez, del Bolivarianismo de Bolívar, de la democracia socialista de la clase trabajadora.”.