"La única solución es matarlo"

Esta frase no es una ocurrencia personal ni el deseo de matar a alguien, es una frase lapidaria que lanzan al aire de manera abierta y en otras a sotto voce, una buena cantidad de enfermos sociales bajo el efecto producido por los medios de comunicación adversos al gobierno que han actuado de manera impune, hasta el momento de escribir estas líneas no había sentido en profundidad el mensaje aterrador que implica que seres humanos de “supuesta inteligencia”, anonadados por las últimas medidas anunciadas más no tomadas por el ciudadano presidente se refieran a la muerte de un presidente para ellos de manera natural, qué hacemos al respecto callar y dejar, en cualquier país del mundo racionalmente hablando este tipo de expresión hacia el presidente u otro funcionario de alto nivel es inmediatamente repudiado y castigado. Si en EEUU un ciudadano venezolano de origen maracucho ante la revisión en el aeropuerto de Miami, ante la pregunta de una funcionaria aduanal sobre lo que llevaba en su maletín, respondió a manera de chanza o “jodedera”, sí llevo una bomba, no pasaron 30 segundos que decenas de policías lo rodearon, resultando luego de un breve proceso de investigación como medida punitiva, la prohibición de entrada de por vida a ese país.

Hasta cuando tendremos que oír con absoluta impunidad semejante sentencia, porque además de la frase giraba alrededor de sus ojos en la última versión de este cuento terrorífico, un odio desenfrenado y una disociación tal que cualquiera que se atreviera a contravenirla auguraba por lo menos una andanada de improperios propios del peor de los antisociales.

Esto no es un llamado de alerta sobre un magnicidio, es un mensaje de alerta sobre el tremendo daño que los medios, a su vez, disociados, han producido en buen número de ciudadanos y ciudadanas de este país, motivos suficientes para no renovar licencia de uso del espectro correspondiente. Nos preguntamos: y los otros canales, por ejemplo Globovisión, hay que esperar que se venza la concesión para actuar, lo que creemos no debe ser pronto por tratarse de una planta relativamente nueva con respecto a las demás.

Quienes amamos este rumbo histórico, curados de estas influencias mediáticas, hasta cuando tenemos que sufrir estas calamidades de salud pública, es que acaso entonces no nos podemos enfermar de “impunidites aguda”, de tanto esperar y esperar, o tener que aceptar que un familiar sea invadido por este trágico mal y en algún momento pueda ocurrir una desgracia.

No es un asunto de pesimismo personal o colectivo, qué hacen los medios del Estado para combatir efectivamente este síndrome que se apodera cada vez más de los escuálidos, qué pueden hacer las autoridades policiales y judiciales, no hay una ley que castigue ejemplarmente este tipo de delito, o no es delito, entonces qué es.

Que noble es este pueblo, que acepta a regañadientes semejantes ataques a un presidente que está en el corazón del pueblo, oír que le desean la muerte a quien uno ama produce una inmensa tristeza y una impotencia propia de quien observa la vejación de un niño.

Por último, quiero decirles a todos mis compatriotas que quienes toda la vida soñamos con esta realidad y luchamos de diversas maneras y hemos recibido vilipendios en la cuarta y hasta en la quinta, no nos podemos quedar callados ante los desatinos de gente enferma de odio que perdieron privilegios o que simplemente le colocaron un chips irreversible. Esa gente no puede ser feliz porque su mesías está sumamente lejos y saben que cada día se hace más difícil su retorno


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Rafael Febles

Economista. Msc. Seguridad Social. U.C.V.. Militante revolucionario. Locutor. Articulista Correo del Orinoco. Poeta y escritor de la revolución bolivariana

 rafaelfebles@yahoo.com      @rafael_febles

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