La corte penal internacional tiene sus procedimientos jurídicos para dictar sentencia. Con el madurismo está cumpliendo sus instancias, ahora abren una investigación que puede durar algún tiempo. Nosotros en este texto nos referimos a otra corte, la Corte Penal Interna, la popular. Esta tiene otros procedimientos.
La Corte Penal Interna, la popular, ya concluyó su investigación, la siente en carne propia, la padece cada día. Sabe de los cientos de ejecutados extrajudicialmente por los cuerpos policiales en los barrios, tiene conocimiento de la creación de cuerpos represivos especiales con ese fin, conoce de los presos sin juicio, de la existencia de tumbas, de las torturas, de los secuestrados dejados morir de mengua, como Martínez, como el General Baduel. Padece la situación de genocidio en los hospitales, sufre la catástrofe humanitaria que es la situación económica. Siente el éxodo de millones de sus hijos obligados a huir del virus madurista, no olvida a sus exiliados. Tiene pleno conocimiento de las violaciones descaradas a la Constitución, de la violación de los derechos humanos. Y ahora tiene pleno conocimiento de la traición al legado de Chávez, de la falsificación del Plan de la Patria y del pensamiento y la imagen de Chávez.
En la Corte Penal Interna de nada valieron las excusas, las mentiras, el acusar a otros de los delitos propios, en ocultar las fechorías; la realidad para quien la padece es inocultable, y el tribunal popular, la Corte Penal Interna, ya dictó sentencia, se materializa esta sentencia; se hace evidente cuando el gobierno y la oposición gringa tienen más de noventa por ciento de rechazo, cuando sólo consiguen movilizar a tristes montoncitos, y en las elecciones da pena ajena ver a los candidatos clamar en el desierto; se evidencia cuando el madurismo tiene que entrar en la Universidad Central en la nocturnidad. La sentencia es clara y tajante: Este madurismo está condenado al basurero de la historia, debe irse.
Todo está muy claro, la sentencia popular ya fue dictada, ahora falta que la sentencia se ejecute. Las sentencias de la Corte Popular, tarde o temprano, se cumplen. El sentimiento de la mayoría dicta la sentencia, y es la minoría actuante la que la ejecuta. Las formas de proceder de la minoría actuante varían según las circunstancias, dependen de la fuerza, de la calidad de la lucha política, de las tensiones entre el gobierno y la oposición, de la fuerza de la oposición. Puede ser desde una renuncia voluntaria, hasta el golpe frío de palacio.
El sentimiento de rechazo que aún no llega a convertirse en objetivo político, es catalizado, materializado, por la minoría actuante, por la vanguardia. En Venezuela se presenta un cuadro político, con un gobierno sentenciado, y con una oposición inoperante, incapaz de ejecutar la sentencia. No aparece aún la minoría actuante. Se produce una parálisis política: el gobierno deriva en un cinismo, con descaro miente más que nunca, deforma la realidad de manera grosera, así profundiza el rechazo. Y la oposición, pusilánime, espera que la solución caiga del cielo, se regodea en las acciones de una corte penal internacional que, hasta ahora, tiene sólo un efecto moral que le resbala al gobierno cínico. Son días propicios para el aparecimiento de una vanguardia viril.
¡CHÁVEZ, VANGUARDIA!
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