Solidaridad con Palestina

Al hablar de solidaridad con Palestina, nuestra mente casi de forma inmediata nos trae la figura de la "jata" o turbante sobre la cabeza de nuestros hermanos árabes. Progresivamente vamos armando un rompecabezas, cuya pieza principal o la mas delicada la constituyen mujeres y ancianos, y niños y niñas quienes piedra en mano enfrentan a diario la violencia de un estado terrorista, impuesto a la fuerza por estados igualmente criminales que en pleno siglo XX despojaron a un pueblo entero de su tierra originaria, obligando a la mayoría a formar parte del éxodo o diáspora modernos; utilizando para ello en 1947 la farsa de un decreto emanado por la Organización de Naciones Unidas, que junto con el resto de organismos internacionales o multilaterales han servido única y exclusivamente para mantener la hegemonía de los crímenes en contra de los mas débiles, hegemonía del imperio estadounidense en detrimento de la soberanía de los pueblos del mundo, con el objetivo de garantizar la expoliación de sus recursos naturales.

Hablar de solidaridad con Palestina es hablar necesariamente contra el terrorismo personificado en el ilegitimo estado de Israel. Hablar de solidaridad con Palestina es hablar contra las genocidas intervenciones del imperialismo yanqui. Es recordar Hiroshima, Nagasaki, Vietnam. Hablar de solidaridad con Palestina es recordar las masacres de Sabra y Shatila, y también recordar los sistemáticos crímenes y bombardeos en contra del pueblo libanés. Es hablar de las masacres que cometieron los ejércitos en contra de los pueblos de Centroamérica con armas suministradas por Estados Unidos e Israel. Que en esa región del continente mataron a por lo menos 300 mil personas en la década de los 80. Es recordar las dictaduras del sur del continente americano y el "plan cóndor". Es recordar a los más de 30 mil desaparecidos en Argentina.

Hablar de solidaridad con ese pueblo milenario es mencionar las masacres cometidas aquí mismo. Es recordar a Yumare y Cantaura. Es recordar "el caracazo" y a los criminales entrenados por el Mosad que plagaron los cuerpos de seguridad del estado y en cuyas manos los gobiernos de la social-democracia entregaron la seguridad de los venezolanos.

Hablar de solidaridad con Palestina es recordar los actos terroristas de los cuerpos de inteligencia estadounidenses el 11 de septiembre en Nueva York. Es recordar la invasión a Afganistán y luego la de Irak. Hablar de solidaridad con Palestina es hablar de las movilizaciones permanentes que por décadas se han dado en todo el mundo.

En Venezuela, la solidaridad con ese pueblo de 11 mil años de historia ha sido constante. Sin embargo, no podemos ocultar que sólo en este gobierno bolivariano, en este proceso revolucionario, dirigido por el líder indiscutible de las mayorías, Hugo Chávez, quienes hemos encabezado las movilizaciones, marchas, vigilias, campañas de toda índole, lo hemos hecho en libertad, sin ser reprimidos por un estado fascista y lacayo del imperio y sus aliados.

A pesar de los saboteos miserables de fuerzas externas e internas, el 20 de julio del año pasado, multitudinariamente marchamos hacia la embajada de Israel y no hubo ni un herido, ni un detenido, mucho menos un muerto.

Ya no caemos en la trampa de temer que se nos acuse de antisemitas. Sabemos que somos semitas, que los árabes somos semitas también y que esa cínica manipulación no tiene ya asidero en la mente de venezolanos y venezolanas, quienes progresivamente vamos entendiendo el valor de la solidaridad, la reciprocidad de las manifestaciones de amor.

No podemos dejar de mencionar a Ernesto "Che" Guevara, quien dijo: "es preciso tener una gran dosis de humanidad, de sentido de justicia y de verdad para no caer en extremos dogmáticos, en escolastismos fríos, en el aislamiento de las masas. Todos los días es necesario luchar para que este amor por la humanidad viva se transforme en hechos concretos, en gestos que sirvan de ejemplo, de movilización" y quién en otra cita dijo: "déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el verdadero revolucionario está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esa cualidad".

También debemos recordar las palabras del líder por la unidad del pueblo árabe, asesinado por la CIA, Gamal Abdel Naser, quien advirtió en la Conferencia Internacional de Parlamentarios, realizada en El Cairo, en 1970 lo siguiente: "…cómo se podrá entablar negociaciones a la sombra de los territorios ocupados. Negociar en esas condiciones significa la capitulación sin condiciones. La historia jamás a registrado que un pueblo haya iniciado negociaciones mientras sus territorios estaban ocupados, a menos que de aceptar la capitulación sin condiciones a la fuerza ocupante…qué negociaremos nosotros cuando Israel proclama cada día que la parte árabe de Jerusalem no puede ser objeto de negociaciones…"
Hoy, el pueblo árabe exige, en defensa de la humanidad, que se presione al estado de Israel para poner su programa nuclear bajo supervisión internacional, con el fin de evitar la desestabilización del Oriente Medio, que no ha logrado aun, a pesar de todos sus crímenes.

Después de 35 años del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, Israel sigue desarrollando su carrera armamentista sin ninguna vigilancia. El año pasado, utilizo en contra de la población civil del Líbano, armas desconocidas; utilizó además uranio empobrecido, fósforo, entre otra armas químicas.

Israel ha diferencia de Irak, que ha sido victima de los mas terribles crímenes no calificables como crímenes de guerra, y que se encuentra sumergido en una guerra civil, de resistencia en contra de las fuerzas de ocupación enmascaradas en un gobierno lacayo de Estados Unidos, viola espacio aéreos; agrede a sus vecinos; bombardea indiscriminadamente; amenaza sistemáticamente con la mayor libertad.

Israel, estado forajido, pirata, al igual que Estados Unidos no cuenta con las amenazas que recaen en Corea, Irán, Siria, Venezuela y cuanto país o pueblo se niega a ser colonizado.

Desde esta tribuna, denunciamos al sionismo internacional que no sólo se encuentra en los cuerpos de inteligencia del mundo y que en Venezuela además se ha infiltrado en los partidos políticos; en las instituciones públicas, en las educativas; en las expresiones culturales y que quiere manipular con el tema de la religión judía a la opinión publica internacional.

Diferenciamos perfectamente entre un judío y un sionista. Sabemos de los muchos hombres y mujeres judíos que luchan en contra del estado terrorista de Israel, en contra de la colonización. Pero estamos en la obligación de advertir que el sionismo internacional busca a toda costa consolidar la expansión de su doctrina y su poderío a cambio de la miseria, del hambre, de la muerte, de la expoliación y de la sumisión total de los hombres y mujeres.

La solidaridad con el pueblo palestino además nos debe llamar a la reflexión. No puede ser una solidaridad seccionada, dividida, fragmentada. No podemos montarnos encima de las iniciativas de otros y desconocer el trabajo o el esfuerzo de los colectivos. Esta lucha tan delicada tiene que ser como la que debemos librar de manera urgente en el país: unidos, unidas, articulados, articuladas, con honestidad, con dignidad, sin manipulación, sin intereses particulares, sin pretender el enriquecimiento con la causa. Una lucha frontal sin dejar de estar alertas para advertir a quienes se infiltran con el fin de sembrar la semilla de la división.

Estamos obligados pues a caminar en comunión con nuestra diversidad, pero reconociendo a nuestro enemigo común. La derecha fascista que la integran el imperio estadounidense, el estado terrorista de Israel y quienes desde fuera y desde dentro les sirven.

Nos suscribimos a todas las iniciativas de solidaridad y lucha por la liberación del pueblo palestino, por el reconocimiento al estado palestino. Pero no podemos reconocer al estado de Israel, como no lo reconocen los propios judíos que se enfrentan a diario a sus acciones criminales.

¿Debemos una vez más solicitar a la comunidad internacional que sean juzgados Estados Unidos e Israel por sus crímenes, por sus actos terroristas en contra de los pueblos del mundo y especialmente en contra del pueblo árabe? Solidaridad es expresión de amor, de necesidad de paz. Pero la paz se conquista, se consigue con las luchas. No puede haber paz si no hay justicia. ¡Viva la solidaridad! ¡Viva Palestina libre!

*Coordinadora general del Foro Itinerante de Participación Popular


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Hindu Anderi *


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