La justicia y el buen proceder no pueden seguir burlándose

Por obra y gracia de sus directivos, los Colegios Profesionales de Venezuela actualmente se han convertido en unos nuevos partidos políticos, siendo por eso que ahora no pierden tiempo para hacer conocer sus tendencias partidistas y aderezar con sus pronunciamientos las discrepancias políticas que existen y existirán en el país; como es natural. La pública actividad política partidista no corresponde ser ejercidas por esas organizaciones, pues quien sufre es el agremiado que para poder trabajar en la rama profesional en la cual se graduó está obligado a inscribirse en esos Colegios, y si no está de acuerdo con las formas abusivas con que actúa su directiva, le levantan un amañado expediente y lo sentencian a que aparezca ante la sociedad como un verdadero y terrible truhán.

El día 9 de diciembre de 2.007 sale publicado en un diario regional un comunicado emitido por el Colegio de Médicos del Estado Carabobo, lo primero que tiene de extraño ese escrito es que está fechado ese mismo día y se sabe que en los diarios de circulación temprana esa clase de anuncio tiene que remitirse al periódico el día anterior, pues de otra manera no hay la oportunidad de que sea insertado en la pauta de avisos y publicidad correspondiente; por lo tanto, es mentira que todos los miembros de la directiva de este Colegio Profesional discutieron, aprobaron y firmaron ese documento en la fecha que el documento publicado en la prensa lo dice. Dicho de otra manera, es imposible que ese comunicado aparezca publicado en un diario de la mañana y el texto sea redactado, revisado y considerado por los miembros de la directiva del Colegio de Médicos del Estado Carabobo esa misma fecha, porque esos avisos tienen que enviarse al periódico el día anterior; solamente por este pequeño detalle hay que determinar que casi todo ese comunicado se fundamenta es una soberana farsa.

El Colegio de Médicos del Estado Carabobo en vez de ocuparse en atender a sus agremiados para que ellos cada día se superen en la profesión y se sientan cada vez más satisfecho, lo que hace es usar el Código de Ética Profesional respectivo y la Ley específica de su especialidad para consumar represiones contra aquellos afiliados que no están de acuerdo con las ejecutorias de las directivas de turno, es así como les son levantados falsos expedientes que luego pasan al Tribunal Disciplinario para que los condenen y les impidan ejercer su profesión; conculcándoles el derecho al trabajo. Hace poco a una dama profesional de la medicina, por no aceptar las ideas desquiciadas de un superior jerárquico, le levantaron un expediente y la privaron de sus derechos profesionales por un lapso de dos (2) años; la reseña de tal sentencia fue publicada en el mismo diario del comunicado, el 12 de Agosto de 2.007, en un aviso sin fecha emanado del COLEGIO DE MEDICOS DEL EDO. CARABOBO. TRIBUNAL DISCIPLINARIO; en él se puede observar que el “juicio” a que fue sometida la dama se identificó con las siglas TDFMV Nº 113.

Esta dama médica fue sometida al desprecio público por un asunto personal, claro que de ésto el Colegio no hace referencia en el expediente y si de alguna “falta o delito” cometido en el ejercicio de la profesión de aquella afiliada, pero solo fueron los directivos del Colegio, sus colegas, quienes calificaron y decidieron sobre la cuestión. Obsérvese como el Colegio de Médicos del Estado Carabobo a través de su Tribunal Disciplinario actúa como si fuera un órgano de Justicia, manejando y aplicando la Ley del Ejercicio de la Medicina a su saber y entender, por lo que dicta condenas que luego son ratificadas como definitivas y firmes por el Tribunal Disciplinario de la Federación Medica Venezolana; como si fuera éste otro Tribunal Supremo de Justicia de la República.

Ahora bien, ¿como es posible que en plena revolución bolivariana los COLEGIOS PROFESIONALES puedan seguir impartiendo “justicia” tal como si fueran tribunales pertenecientes al Poder Judicial de la República? ¿Es que acaso no es hora de ser revocada esa delicada facultad otorgada por la Cuarta República a esas instituciones privadas? Este no es tiempo para que el Estado venezolano claudique y siga permitiendo se incurran en excesos, tal como si se estuviera todavía viviendo en el puntofijismo.


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José M. Ameliach N.


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