Los terroristas de la Conferencia Episcopal no descansan. Ayer te negaron las navidades con el paro petrolero que se mantuvo en pie por más de tres meses. Cerraron los templos, no hubo aguinaldos, no hubo hayacas ni pesebres ni niño Jesús. Al carajo con las misas y con los rezos incluso en los propios colegios católicos. Nueve años de guerra, de amenazas, de terrorismo y golpismo contra el pueblo; con marchas, procesiones homilías y declaraciones casi diarias contra el gobierno y piden ahora reconciliación. Se muere el Cardenal Velasco y coge el mando el Cardenal Castillo Lara; fenece Castillo Lara y asume el Cardenal Urosa Savino. Se van turnando en sus perversidades y monstruosas insidias, con el mismo sonsonete de que andan locamente buscando la paz, la concordia, la unidad, el amor entre todos los venezolanos. La misma Iglesia que con Baltazar Porras a la cabeza se metió de lleno en Miraflores el 11-A. El golpe dirigido por Mikel de Viana y Ugalde, al lado de Carmona y Ortega. Pero recordemos que apenas volvía Chávez al poder el 13 de abril de 2002, cuando esa misma cúpula satánica de obispos llamaron a la concordia, con el sólo propósito de organizarse y atacar más fieramente. Estas bestias irredentas, que llevan en la cabeza y en el alma todos los crímenes de los Borgias, de la Inquisición, de la Guerra Civil Española, después del inmenso terror creado durante los meses previos al 2-D con el que consiguieron confundir al pueblo, dicen ahora angelicalmente: “Con motivo de la Navidad demandamos unión para erradicar la cultura del insulto y del hostigamiento.” Ellos saben dónde están los que insultan y los que odian desmedidamente, sangrientamente. Ellos saben y lo celebran con risas burlescas quienes son los que destrozaron los carros de aquellos que se atrevieron colocar el SI. Ellos saben quienes son los que día a día escriben panfletos amenazando de muerte a sus contrarios. Ahora, digo, piden perdón para los que asesinaron a Danilo Anderson, para los que dieron la orden de masacrar al pueblo en Puente Llaguno. Claman: "Este nuevo contexto político y las ya cercanas fiestas navideñas nos invitan a realizar gestos concretos de acercamiento, de diálogo y de reconciliación. Hacemos nuestro el reciente llamado de la Comisión Episcopal de Justicia y Paz, también expresado en años anteriores por todos los obispos del país, para que se le devuelva la libertad a los civiles y militares presos por razones políticas, mediante la concesión de medidas de gracia o indultos".
Hay que saber leer entre líneas para entender lo que se avecina: sangre y fuego. Dicen: "Tenemos que unirnos para erradicar una perversa y dañina anticultura del hostigamiento, del insulto y de la humillación del adversario que está tratando de imponerse en nuestra sociedad… Comienza una nueva etapa en nuestra democracia".
Ya están advirtiendo que las posiciones de funcionarios del Gobierno no contribuyen a la paz, y que por tanto se atenga a las consecuencias que será de Padre y Señor Nuestro, porque “el pedido sentido del pueblo no puede ser desoído. Creemos en el discurso de reconciliación. Hay que oír la voz del pueblo y es el pueblo el que está pidiendo esta reconciliación" recalcaron.”
Estos obispos bandidos ya tienen toda su trama armada que consiste fundamentalmente en que el año que viene no haya clases hasta que Chávez sea derrocado. No hay nada más monstruoso, implacable y voraz que la guerra que declaran los curas. No olvidemos lo que pasó en Pasto (Colombia) entre 1812 y 1860 en Colombia. No olvidemos la maldición que por culpa de esta peste cayó sobre España. Mucho cuidado y ojo avizor.
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