Hace mucho tiempo un discípulo de artes marciales llegó frente a su Maestro, se inclinó frente a él y le dijo: Maestro últimamente me he sentido incómodo realizando mis practicas de lucha, practico y trato de hacerlo bien, pero siento que no voy por el camino. Vengo frente a usted para que me de un consejo. Siéntate hijo, el discípulo se colocó en la posición de loto frente a su Maestro. ¿Que haces actualmente, en que tratas de mantener tu atención?. Maestro me preparo para mi segunda pelea para alcanzar un nivel medio en artes marciales. ¿Quién ganó en la primera pelea? Preguntó el Maestro, mi contrincante Maestro. Me tomó por sorpresa, debo reconocer que estaba muy seguro de mi victoria, creo que mi exceso de confianza en la victoria me hizo mucho daño. Además observe con preocupación que en partes del combate, tuviste muchas consideraciones con tu rival. Hijo debes saber que la única forma de ser considerado y amable con tu enemigo es cuando lo has vencido definitivamente. No puedes ser amable con tu enemigo. Eso va en contra de todas las normas de supervivencia. Un guerrero debe tener honor incluso con su enemigo, es cierto y debe ser considerado y amable una vez que lo ha vencido, no antes. No debes humillar a tu enemigo, eso no lo hace un guerrero, te lo he enseñado en todos estos años pero tampoco debes ser débil ni demostrar debilidad frente a él. ¿Qué clase de guerrero quieres llegar a ser? El mejor, Maestro, dijo el discípulo llorando, entonces no debes dar tregua a tu enemigo, ni físicamente, ni espiritualmente, ataca con los pies, las manos, conviértete en un tigre sagrado, conserva su mirada. Analízalo, véncelo primero en tu mente, no le des ventajas, si lo hicieras no serías un guerrero. Ahora vete, regresa solo una vez ganado a tu rival.
Esta historia se adapta a las circunstancias de la Amnistía otorgada por el Presidente, el guerrero, que se inclina al Maestro, es el Presidente que busca un consejo sabio y practico. El Maestro le dice: Solamente los que obtienen la victoria definitiva, pueden otorgar el perdón a su enemigo, si lo hicieras a destiempo, tu enemigo se montaría sobre ti y no podrías vencerlo, se haría invencible porque estaría absorbiendo tu fuerza y esencia.
Ahora tenemos tres R, Revisión, Rectificación, Re Impulso. Estas tres R, podríamos considerarlas tres ejes perpendiculares entre si, que si se lograran implementar y aplicar convenientemente en la sociedad formarían por su misma estructura, tres planos:
1.- El plano formado con el eje Revisión con Re impulso.
2.- El plano formado con el eje Re impulso con Rectificación
3.- El plano formado con el eje Revisión con Rectificación.
Estos planos serían unos dinamizadores legítimos de la Revolución. Ellos formarían una estructura tridimensional, si funcionaran convenientemente. Estaríamos hablando de una Revolución en el espacio real, nuestra realidad social y política. Con un Estado que funcione para el pueblo, que se transfiera el poder a la gente.
Siempre hemos vivido en una Revolución plana, dos ejes hasta ahora hemos tenido, por un lado el eje: Capitalismo y otro eje llamado socialismo. Dos ejes perpendiculares entre si, sin elementos comunes o afines, ¿Cómo pueden generar cambios, dos ejes tan disímiles? Debemos construir una estructura Revolucionaria real, un socialismo humanista, tenemos los ejes definidos, apliquémoslo.
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