El Presidente Chávez, en tono festivo, anuncia al país el 7 de Abril de 2.002, el despido de 7 gerentes de PDVSA por procacidad y haber ordenado el saboteo de equipos en las instalaciones de la empresa, ésto provoca en una petulante CTV un llamado a huelga general a partir del 9, huelga que inmediatamente es apoyada por el sector patronal, en franca rebeldía al gobierno; FEDECAMARAS. Para el 10 ya se habían detenido varias actividades en la industria petrolera, especialmente las operaciones de refinación de gasolina y la producción de gas, con la malvada intención de provocar escasez en estos rublos para perjudicar la circulación de vehículos y movilización de personas y que no se pudiera preparar los alimentos en la mayoría de los hogares; por poseer ellos cocinas a gas.
El mismo 10 de Abril, el presidente de Fedecamaras y el de la CTV, Dr. Pedro Carmona Estanga y Carlos Ortega, declaran que el paro es indefinido, algunos partidos de la oposición financiados por la NED, organización del gobierno gringo, crean el Comité de Coordinación para la Democracia y Libertad y ésta anuncia una marcha para el 11 de Abril que saldrá del Parque del Este y llegará hasta la sede de PDVSA en Chuao; Caracas. Ya para el 10 de Abril Venezuela vivía un clima muy tenso y las televisoras privadas de señal abierta, de mayor sintonía en el país, ayudan a ponerlo más tenso todavía al transmitir simultáneamente las declaraciones del activo y rebelde General Néstor González González; éste hace un llamado al Presidente Chávez para que renuncie a su cargo.
De manera que con tal exaltación en el ánimo de muchos venezolanos, el 11 de Abril se produce una de las concentraciones y marchas más espectaculares vistas en el país. Al llegar ésta a Chuao y concentrarse la multitud frente a la sede de PDVSA, Pedro Carmona y Carlos Ortega comienzan a incitar a los concentrados a seguir hasta el Palacio de Miraflores y allí pedirle la renuncia a Chávez. Desde la mañana de ese día se habían reunido frente y alrededor de Miraflores unos miles de simpatizantes del Presidente. Algunas cuadras antes de llegar a Miraflores se planta una “barrera” humana integrada por policías de la Policía Metropolitana, ella bajo el mando del confabulado Alcalde Mayor Alfredo Peña; barrera fácilmente franqueada por la multitud encabezada por el Contralmirante Carlos Molina Tamayo y su colega militar General Guacaipuro Lameda.
Al acercarse la marcha oposicionista al Palacio de Miraflores, la Guardia Nacional sale a la calle para evitar un probable enfrentamiento con los chavistas, en esos momentos, 2:30 p.m. aproximadamente, la violencia se desata, ya todos los dirigentes importantes de la marcha habían desaparecido del lugar de los acontecimientos, y comienza a oírse los disparos provenientes de las azoteas de edificios colindante con el Palacio de Miraflores, Avenida Baralt y el Puente Llaguno; 12 personas resultan muertas. A las 3:45 p.m. el Presidente Chávez comienza una transmisión en cadena nacional con el objetivo de pedir el cese de la violencia, las televisoras privadas dividen la pantalla en dos, apareciendo en el otro recuadro algunas personas arengando a seguir adelante y entonces, desde ese mismo momento, la intervención del Primer Mandatario Nacional no se escucha bien y su visión pasa a ser turbia; no así la difusión del otro recuadro que siempre fue nítida y el sonido claro y fuerte.
Al filo de la media noche de ese 11 de Abril, el Presidente es detenido y encarcelado en el Fuerte Tiuna, el día 12 Carmona se autoproclama Presidente de la República, pero el día 13 desde muy temprano en la mañana el pueblo espontáneamente sale a las calles de toda Venezuela y exige la restitución de su presidente, es tan firme tal solicitud que la jerarquía de la Fuerza Armada, que en el transcurso del siglo XX se había plegado a las 4 insurrecciones victoriosas habidas en el país, se ve obligada a rescatar y traer de nuevo a Miraflores a quien había ganado por amplio margen dos procesos eleccionarios. El Presidente Chávez al llegar a Miraflores en la madrugada del 13-14 de Abril, en vez de mostrarse enfurecido, como pudiera considerarse ser lo natural, se dirige al país de una manera fraterna; y humildemente pide perdón.
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