Arrestado caballo de Uribe, EEUU celebra el suceso

Calígula hizo Cónsul a su caballo, Incitato. Uribe hizo paracos a sus Senadores y éstos promulgaron las leyes que él necesitaba para su reelección. A Calígula lo tildaron de “loco” por haberle dado beligerancia a su caballo en las cuestiones legislativas. Los cónsules del imperio romano eran en su mayoría prominentes figuras de la aristocracia. Los que no eran aristócrtatas, como Cicerón, anhelaban tanto ser aceptados por la burguesía imperante que traicionaron al pueblo de Roma para lograrlo. El espantoso espectáculo parapolítco del Senado colombiano bien puede compararse con el fin real que Calígula perseguía al nombrar Cónsul a su jamelgo. Calígula conocía muy bien a los acomodados cónsules romanos. Unos pocos años antes de que él fuera hecho emperador habían asesinado, de 35 puñaladas, a Julio César.

La razón primordial para matarlo fue que éste había osado otorgarle, mediante Ley especial, a los ciudadadanos pobres de Roma, una ración de trigo que les permitiera subsistir si tener que recurrir al “padrinazgo” senatorial. De manera que nombrar Cónsul a Incitato era ponerlos en el lugar que él sabía ocupaban en el corazón del pueblo de Roma: el de las bestias. Sólo a una fiera salvaje se le puede perdonar la manera brutal como fue asesinado Julio César en las escalinatas del senado. Pero ni siquiera a una bestia salvaje se le puede perdonar aniquilar, con la desquiciante crueldad que los paracos colombianos han venido haciéndolo, al pueblo pobre de Colombia. Menos aún se puede tolerar que tales criminales tengan cabida en las instituciones gubernamentales, no obstante, la parapolítica colombiana es harto tolerada por el gobierno de Bush y su pandilla de desquiciados guerreros. Es una sociedad perfecta la alianza bush-uribe. La maipuladora influencia de ee.uu en los distintos organismos internacionales como la OEA y la ONU han permitido al forájido gobierno de Uribe darle beligerancia a la cruel casta asesina de las Autodefensa Unidas de Colombía, e ir integrándolos a la sociedad política gobernante, es un triunfo para la diplomacia belicisista de Washington.
Nunca, como hasta ahora en Colombia, un senado había perdido tanta legitimidad como lo perdiera el senado romanano al asesinar a Julio César. Demás está decir que Incitato jamás mató a nadie.

Calígula fue asesinado por órdenes del senado romano: su cadáver fue arrojado al río Tíber. Después de Calígula Roma tuvo a Nerón, ¿quién vendrá después de Uribe…?



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Boscán B. Henry M.


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