La “sociedad civil” nunca ha dejado de llamar tirano a Chávez, ni siquiera en aquellos tiempos cuando “se dejaba”. Chávez llegó un tanto desorientado y SE DEJABA entrevistar por Chivo Negro y por Napoleón Bravo, y cuando era amigo de Alfredo Peña y de Carmen Ramia de Otero. Entonces algo SE DEJABA. Y la sociedad civil se hacía ilusiones con él. Le mareaba el guarapo, le hacía la corte e invitaba a la pobre Marisabel a grandes saraos en el Hotel Tamanaco. La querían enseñar a comer, a vestirse, a probar de los más exquisitos manjares. le fueron tendiendo la alfombra para después llevárselo TODO de lo plano. El plan era hacerle cambiar su programa político a favor de los pobres. El arrastrado Napoleón Bravo le decía todos los días: “Señor presidente quiero que sepa que don Gustavo Cisneros le manda saludos diariamente, y siempre está pendiente de usted; desea ayudarlo en todo. No se olvide”. Y el Comandante le daba las gracias. Todo los días la oligarquía consultaba el plan de vuelo del presidente; hacia dónde iba, qué buscaba, y sobre todo si seguían estando en condiciones DE DEJARSE. La cosa les desesperaba, y un día cualquiera se cansaron y comenzaron a sugerir que era el “!dueño de la Nación” parecía ladrón, que se estaba comportando como un déspota, como un perfecto descarriado y patán; comenzaron a regar que era necesario que se adelantaran las elecciones presidenciales.
¡Qué de progresos, Gran Poder de Dios! ¡Qué de hidalguías entre sus opositores, qué de contento si Chávez se hubiera dejado de una buena vez!
Chávez, por favor, DÉJATE, le gritaba el cabillero adeco Rafael Marín, quien le acusó de demente ante CSJ, y finalmente tiró la toalla y se fue a vivir a Miami.
Si Chávez SE DEJARA, decían, Venezuela sería más libre y menos caótica (y más católica). Tendríamos quizás un Toronto inocuo e inicuo o una Doña Barragana en Palacio jefeando, con el obispero por todas partes, pero en todo caso, todos los magnates contentos (y nadie irritado en el Norte).
Si Chávez SE DEJARA, insistían, absurdamente y por otro lado, no circularían tantos carros nuevos ni los sueldos estarían por las nubes, ni las reservas internacionales por encima de los 30 mil millones de dólares, ni los bancos repletos de señorones gozando a millón las divisas de CADIVI, ni el pobre recibiendo su parte, ni sus mismísimos opositores en sus marchas no mostraran tan buena faz y mejor panza. No hubiésemos tenido una “Plaza de Mayo” liberada en Altamira. Lástima.
¡Ni marchas como ferias de las flores, made in Miami, que se atrevían ir a la Casona con un pendejo Coronel Pedro Soto a la cabeza! Ni las esposas de aquellos oficiales que hacían sonar las cacerolas en restaurantes caros de Las Mercedes. Ni pantaletas rodando por los escaparates del Alto Mando Militar.
Si se HUBIERA DEJADO, volveríamos a tener crecer la bella Deuda Externa, con sus negociantes expertos en bolsas, balsas y belfos…, explicándonos el negocio redondo que era vivir dependiente del FMI y del BID.
Si se HUBIERA DEJADO otra vez veríamos expirar procesos y causas contra ministros ladrones, de la Defensa. Cada año sufriendo asesinatos como aquel memorable del abogado Carmona o el de Luis Ibarra Riverol. Con esplendorosas masacres como las de Cantaura, Yumare o las de El Amparo, con candombes de sangre en cada redada en Petare, La Charneca, Catia, 23 de Enero o Cotiza.
¡Oh, dorados tiempos, cuánta sociedad civil alerta y en ascuas, entonces!
Si SE HUBIERA DEJADO, ¡cuántos paros y huelgas, que dejaran regados por las calles sesos de estudiantes! ¡Con cada amanecer una crisis financiera, y con cada amanecer abastos o almacenes saqueados!
¡Con compras nerviosas, radios y periódicos allanados!
¡Oh, Chávez POR QUÉ NO TE DEJASTE para que hubiésemos vuelto a la democracia que tanto amábamos y que puso a Venezuela a la cabeza del saqueo más impresionante de América! Una democracia que acabó con el bolívar, con el campo, con las escuelas técnicas, con los hospitales, con las universidades, con la memoria histórica de la Nación. Aquella democracia que puso de relieve y en marcos de oro la mierda paralizante de las huelgas, los paros y manguareos. Que puso en marcos de oro las deudas, las estafas, las mentiras y las lacras sociales.
Si te HUBIERAS DEJADO habrían vuelto las oscuras tribus otra vez a sus viejas guaridas.
Porque cuando Betancourt y sus acólitos SE DEJABAN, aquí se le echaba plomo a todo aquel que celebrara el 23 de Enero, a todo aquel que recordara a Bolívar y que quisiese emular a los héroes de la patria.
¡Sí te HUBIERAS DEJADO, cuán felices serían los obispos de la Conferencia Episcopal internacional, los Álvaro Uribe y los Alan García, los Bush y los Aznar, los Juan Carlos y los Teodoro Petkoff, Pompeyo Márquez, Cabeza e´Motor, el Matacuras, Pablo Medina, Alfredo Peña, Gabriel Puerta, Domingo Alberto Rangel, Douglas Bravo y William Dávila Barrios, el Carmona Estanga y el Carlos Ortega, el Andrés Velásquez, Globo-invención, El Nacional, Leopoldito (el de los ojos de crápula) y la vaquilla Liliana!
¡Please, en nombre del Tío Sam, Chávez, POR QUÉ NO TE DÉJASTE!
En nombre de Baltazar Porras y Luis Ugalde, de la CIA y de Vladimiro Montesinos, de la OIT, de la Banca, de CAP y de tantos capados como tenemos, ¿POR QUÉ NO TE DÉJASTE?
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