El acto más natural de la vida es parir. Cerca del 85% de los nacimientos no requiere de ninguna intervención, ni manipulación. Las mujeres paren solas. Lo que si necesita, es compañía, atenciones que den comodidad, respeto, paciencia y el elemento fundamental, amor, amor y mucho amor.
La des-humanización y mercantilización de este sublime período fisiológico comienza desde el embarazo. La consulta “médica” frívola, ya atenta contra madre e hij@ por venir. Lo primero, no demanda la presencia del padre y mucho menos de la familia; sumergiendo aun mas en la exclusión y la segregación a la “mujer”, futura madre o una vez mas, madre. El encuentro esporádico con quien controla el embarazo, que seguro se da, distante de su hogar, no será cálido, ni de la confianza, que permitiera el tiempo y el cobijo del encuentro, con quien compartir los temores o emociones, que asaltan a las primerizas, y de ser veterana en estos avatares, las angustias de las experiencias anteriores. Vertical, como una pared, por lo general, transcurren los controles mensuales, si se controla. Nadie le ha preguntado, por otras necesidades básicas, que también la angustian. El tecnicismo y el academicismo hacen de las suyas.
Cuando llega el momento del clímax, la circunstancia que ya se comienza a tornar penosa, está condenada a desembocar, casi, inexorablemente, en CESÁREA. La diferencia entre salud y enfermedad, la determinará el bisturí.
Si es en un centro público de atención “médica” (espacios de enfermedad a donde no deberían de ir las embarazadas eutócicas), donde llega la ilusionada madre, para traer al mundo a su bello producto del amor, l@s médic@s necesitan entrenarse y “hacer mano” para lo que se están “formando” en este mundo capitalista: para trabajar en privado y para hacer dinero. Condenando de antemano, a las hijas del pueblo pobre económicamente, a estar “enfermas de embarazo”, y tener que recibir la puñalada del mercantilismo, que hará las manos de oro del médic@, para su exitosa carrera en la CLÍNICA. De llegar a privado, ni hablar, recibirán la puñalada financiera, que hará la diferencia, consumando la exitosa economía, de l@s famos@s galen@s pequeñ@s burgues@s del este.
Por que creen ustedes que, a diferencia de toda Latino América, Canadá, casi toda Europa, Asia y África, mejor dicho, en casi todo el planeta, la figura de la comadrona, parturienta o partera está mas vigente que nunca, y en Venezuela es una especie extinguida. Por que en Venezuela, parir es una enfermedad, por tanto, requiere de un bisturí, y el bisturí solo lo manejamos l@s médic@s. Parir por tanto, es mal negocio. Parir es una enfermedad.
(*)Médico venezolano Gastroenterólogo / Vocero de la CONAMEV
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