Allí hubo disparos y heridos. Ella fue llevada a la sede de la policía política, donde, aseguran sus familiares, fue sometida a torturas físicas y psicológicas que responden al mismo libreto represivo tan común en los llamados tiempos de la Cuarta República. De acuerdo a una carta de su señora madre, que publica la página Aporrea.org, la tortura a la cual fue sometida esta muchacha debería ser objeto de análisis y reflexión por el ministro Tarek el Aissami y por la propia Defensoría del Pueblo.
“Cuando ella llegó a la Disip siempre insistió que es inocente, estudiante, madre de familia, trabajadora, integrante de una cooperativa. Al decir eso, uno de los funcionarios le gritó: ¡Maldita chavista! y con un palo le dio por la espalda. Maltrato que le fue proporcionado repetidas veces, entre varias funcionarias . La esposaron con las manos hacia delante, la acostaron en una camilla e intentaron meterle objetos por los genitales. Luego la desnudaron y la metieron en el baño. Ante los gritos de inocencia, entró un funcionario hombre y comenzó a darle fuertes golpes en los oídos, ese mismo es el que le daba los palazos en la espalda. También le pusieron bolsas amarradas a la altura de la nariz. Ella es asmática y esto la desesperaba. También le decían que su novio y el otro acompañante habían sido asesinados, no siendo cierto. Además, hubo simulacros de fusilamiento”. Uno de los hombres fue herido de bala el 24 de septiembre y llevado al hospital de Lídice. Ese mismo día salió del hospital y fue llevado al Helicoide”.
Es muy probable que cosas como estas e incluso más graves estén ocurriendo en Venezuela. De hecho, la prensa de estos días recoge testimonios cada vez más frecuentes de madres, hermanas, esposas, hijas que denuncian ejecuciones extrajudiciales de jóvenes que, siendo o no delincuentes, han sido sacados de sus casas por funcionarios policiales, sin orden de allanamiento, y luego fusilados fríamente. El caso de Mairín, quien se encuentra recluida en el Instituto Nacional de Orientación Femenina, Inof, en Los Teques, es llamativo porque se trata no sólo de una estudiante universitaria sino también por su condición de militante del PSUV, de lo cual dan testimonios numerosos integrantes de esa organización.
Tan grave es lo ocurrido que, según publica Aporrea.org, el alcalde Jorge Rodríguez y el diputado Reinaldo García se han ocupado personalmente del caso. Muy bien que lo hagan. Lo lamentable, además de la situación personal por la cual atraviesa Mairín, es que quién sabe cuántas personas están pasando hoy día por situaciones similares sin que un diputado o un alto funcionario intercedan por ellos Y también es grave que la Defensoría del Pueblo e incluso la Fiscalía General de la República reciban la humillación de que a sus funcionarios se les impida o se les retarde el acceso a la sede de cuerpos policiales, como pasó cuando fueron a visitar a la detenida para constatar su estado físico y las razones de su detención.
A la tragedia de la acción despiadada de la delincuencia, que roba y mata, hay que sumarle el cáncer del abuso policial. Impunidad por partida doble!.