Y lo pagamos y pagaremos caro, querido Comandante

El pueblo tragó amargo cuando Chávez sacó la cruz y perdonó a los medios aquel día 13 de abril de 2002. Ante las pantallas de televisión estaban Marcel Granier, Guillermo Zuloaga, Mezherane, Ravell, los Poleo, Bobolongo, el Matacuras y toda la cohorte de asesinos que habían alentado el golpe, y cuando vieron la escena de Chávez perdonándoles dieron un salto y con un inmenso grito de alegría profirieron la expresión: “¡Lo jodimos y lo volveremos a joder!”, y luego celebraron con champaña fino copiosamente. Ello nos son seres para detenerse ante vírgenes ni cristos, y son lo que menos creen en esas cosas.

A los dos días el obispo Baltazar Porras -con la Conferencia Episcopal en pleno- volvió por sus fueros acusando al gobierno de todo lo que había ocurrido en Puente Llaguno y pidiendo cárcel para los “pistoleros”. Y los medios siguieron como si nada, llamando a otra huelga general, a más marchas, exigiendo perdones y cruces para los generales golpistas y clamando por una rebelión total contra el Presidente. Gente de Petróleo apretó las espuelas. Muertos de la risa los medios poderosos comenzaron a recibir premios del rey de España, apoyos de la SIP, inmenso recursos de la USAID preparándose para otro golpe mortal. Nunca la derecha perdona. Nunca los embanderados con el crimen cogen consejo ni escarmientan. Hay que ser bien ingenuo para creer en eso. Nunca los mercantilistas, capitalistas y adinerados han creído ni creerán en cruces, agua bendita, confesiones ni hostias, ni bendiciones de la Iglesia o de santos. Eso para ellos es pura mierda a la hora de tener que defender sus intereses. Ellos están para lo que están y bien pendejos serían si se llegaran a plegar a las decisiones de un Estado que quiere hacer justicia a los pobres, a los desheredados de la tierra, y ellos verse obligados a aflojar algo de lo que han venido atesorando, robando y controlando desde hace siglos.

Todos en el pueblo imploraban que Chávez cerrara a esas cloacas inmundas de las Cuatro Jineteras, y listo que se fueran esos lacayos para Miami. ¡Qué arrechera, no lo hizo! Y hay que ver cuántas muertes nos ha costado esa indecisión. Cuántas malditas perturbaciones, cuántos agites y guarimbas, cuántas inmensas pérdidas económicas a la Nación. Cuanto retraso para revolución que hoy debería ser un decjhado de virtudes bolivarianas por todas partes. Y por ese error todavía chapoteamos en el cruento barro de los saboteos, boicots y amenazas de golpe de Estado. Los medios siguen intactos con sus montones de locos cada vez más reciclados, desmadrados y pendencieros, y decididos a ponerse por delante en sus mariqueras de huelgas de hambre, de marchas y acosos terroristas al Estado. Por esa insólita permisividad, los medios se cogieron las universidades con sus manadas de sifrinos estudiantes, se cogieron a la clase media, a la academia y a un montón de gremios y de sindicatos desquiciados. Y los tienen ahora más que nunca secuestrados y rabiosamente decididos a hacer lo que les manden el Matacuras y su jauría de desalmados. Y ahora crecidos en sus planes, en sus arrebatos, fuerzan para que vayamos a una guerra con Colombia, teniendo nosotros una nación terriblemente dividida. Cuba resistió a los embates de las agresiones norteamericanas porque no estaba dividida, lo mismo pudo soportar la URSS en sus primeros años de revolución a las fuerzas extranjeras coaligadas, pero no así la revolución mejicana ni la sandinista porque estaban desintegrados a lo interior. Algo muy preocupante. Hoy EE UU sabe que debe dividir mucho más a los venezolanos y para eso tiene a los medios a su total servicio. Ya no pedimos que se reaccione contra este crimen tan voraz y evidente de los medios porque el gobierno nunca nos ha hecho caso. Jesse Chacón no pudo ni tenía carácter para hacerlo, y está claramente que Diosdado tampoco podrá hacer nada. Estamos jodidos, pues, y sólo a la espera de que el Presidente algún día definitivamente coja a ese redomado cerdo por el rabo y le dé el verdadero palo que se merece. En esa espera estamos, que los locos crecen y se multiplican.


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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