Andreina Blanco (hija de Richard Blanco) culpa a Chávez de que ya no tenga novio

La joven Andreina vacilaba entre irse a pasear por el Sambil o descansar un rato a las puertas de la OEA con los 16 muchachos de Globovisión que hacen allí una juerga de hambre. Luego de considerarlo un rato, optó finalmente por “protestar”: “-Mejor descanso y colaboro un poco con los amigos de Julito Rivas”. En las rochelas de huelga de hambre en Venezuela hay quienes las mantienen desde hace más de cuatro meses, y Noticias24 las muestra como toda una proeza. La joven Andreina de lo que más se queja es que ha perdido a su novio, y mientras gimotea dice: “el Presidente sí es cruel. Qué crueldad, Dios mío. Ya no tenemos ni esperanza. Y ahora qué hago yo sin mi novio; ¿será que podré encontrar otro, aquí a las puertas de la OEA? Eso es lo que me duele. No es fácil. No es tan fácil.” Julito Rivas trataba de calmarla, y le decía: “Un novio que se va, ¡cuántos se han ido! Yo por el contrario tengo hoy más admiradores y admiradoras que nunca. Veo mi vida llena de esperanzas. Ten fe, Andreina. Todo esto será muy pasajero…” Y Andreina se sosegaba un poco rodeada de cámaras, de grabadoras, de gente que se acercaba a traerle algún presente, echada en aquella colchoneta tan buena, de gente de abolengo y alcurnia. Los mensajes para Andreina eran todos llenos de halagos, y se aburría con los legajos que le pasaban de abogados, magistrados y académicos de los que no entendía ni papa. Ella no tenía para qué leerlos porque está convencida de que su padre es inocente.

Echada en allí, lo que más escuchaba como una letanía que la atontaba era: "Todos se presumen culpables y deben quedar privados de libertad hasta que demuestren su inocencia, lo cual contrasta con la norma elemental de presunción de inocencia ­establecida el Código Orgánico Procesal Penal­ según la cual toda persona debe ser juzgada en libertad. La justicia en el país está estatizada porque está utilizándose para consolidar una ideología política. Hay una sola voluntad que emite instrucciones de servicio a fiscales o jueces, sin que éstos tengan libertad para discernir si las indicaciones que reciben son inconstitucionales". Y cuando la despertaban ella sólo contestaba: “¿Y mi novio? ¿Acaso yo no tengo derecho a tener novio como cualquier ser humano normal? ¿De eso acaso el Código Orgánico Procesal Penal dice algo­? ¿No debería ser este el primero de los derechos humanos que a mí se me están violando? Esto es puro terrorismo judicial de Estado.” Los periodistas insistían sobre la libertad de su padre, el prefecto Blanco y ella contestaba: “Yo no me siento bien. Yo creía que esta huelga era otra cosa. Yo sencillamente responsabilizo a los jueces de ser cómplices del incumplimiento del principio de presunción de inocencia, y que a mí se me nieguen mis esperanzas”.

Según todas las informaciones que corren por entre las viejas emperifolladas que rodean a los 16 huelguistas de Globovisón, la estudiante Andreina, de 22 años de edad ha perdido 10 kilos de peso en 90 días y, aun cuando los médicos le recomendaron no participar en la huelga de hambre y sus familiares se opusieron a la decisión, dijo que luchará hasta el final sin importarle las consecuencias. La muchacha no aguantó ni dos horas, porque su verdadero problema no es tanto la libertad de su padre como la pérdida de su novio. Decía llorosa: “Rechazo la burla, la falta de respeto y la maldad que tuvo la jueza al mantener a mi papá tras las rejas. Aunque algunos no estén de acuerdo con mi decisión, mis convicciones y el deseo de que mi papá sienta que estoy haciendo algo por él, me hacen ir más allá. Mi vida y la de mis parientes se han convertido en una pesadilla. Mi familia no deja de llorar, mi abuela está muy mal. Antes tenía un novio, salía viajaba, me divertía pero todo cambió. Cuando salgo siento remordimiento y quiero salir corriendo. Ayer teníamos esperanzas, pero sólo jugaron con nosotros, fueron crueles. Si mi papá tiene que pasar la Navidad detrás de las rejas, lo hace con mucho orgullo, porque sabe que el esfuerzo no será en vano" A las 6:00 pm Andreina dejó la huelga y se fue apesadumbrada para el Sambil.

UN DETALLE HISTÓRICO PARA QUE VEAN TODAS LAS INJURIAS Y MENTIRAS QUE LANZA LA OPOSICIÓN CONTRA CHÁVEZ EN RELACIÓN CON LOS ASUNTOS JUDICIALES: Viendo estas escenas recuerdo que el Libertador Simón Bolívar, encontrándose estacionado en Bucaramanga, en 1828, mandó a darle plan de machete a una viejas que formaron un escándalo y una horrible llorona porque había metido preso a un bandido del pueblo del Socorro. En el Diario de Perú de La Croix, leemos lo siguiente: “Después de la comida presentaron al Libertador a la esposa de Miguel Amaya, acompañada con su hermana. Aquella Sra. venia del Socorro con el objeto de solicitar que se le permitiese á su marido quedar en el presidio urbano de aquella ciudad y no seguir para el de Puerto Cabello en cumplimiento de la sentencia de la Corte Superior de Bogotá que lo ha condenado por un robo muy escandaloso de mulas. Más de media hora quedaron con S.E. pero nada lograron y salieron muy desconsoladas. Terminada aquella audiencia el Libertador fue a la Secretaria General y le dijo al General Soublette que era una cosa muy escandalosa que el Gobernador de la provincia del Socorro hubiese permitido que Amaya se quedase libre en aquella ciudad en lugar de hacerlo seguir para el presidio adonde había sido condenado, y luego S.E. dicta él mismo un oficio para dicho gobernador concebido en los términos siguientes: ‘que habiendo sabido S.E. el Libertador Presidente que había demorado el Cumplimiento de la sentencia que manda á Miguel Amaya al presidio de Puerto Cabello, ha extrañado que el Gobernador se haga delincuente de la falta de ejecución de las sentencias de los tribunales de justicia, y de las ordenes de los magistrados superiores, contribuyendo de este modo al desprecio de las leyes y de sus ministros, que dicho Gobernador debía esforzarse en mantenerlas. Que en vano se alega el estado de enfermedad de Amaya, cuando es notoria su buena salud y robustez, y cuando lo es también el escándalo de su matrimonio con una señorita de esa villa, con lo que parece se ha querido dar el más positivo testimonio del estado de desmoralización de nuestros pueblos’. Luego el Libertador le comentó a Perú de La Croix: ‘Se ha dicho que el estado de pobreza en que se halla aquella familia la disculpa: que error, es una mancha que nada puede quitar. Yo como primer magistrado de la República he debido mandar que se cumpliese la sentencia; era mi deber hacerlo: sin embargo no faltara quien diga que lo he hecho por odio por aquella familia.. Las culpas son personales, y nadie es más que yo amigo de este principio”.


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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