Esperaban en
la entrada de la modesta casa del líder popular Víctor Martínez,
carrera nueve, sector Ezequiel Zamora, en la ciudad de Barquisimeto,
Estado Lara. Iban armados con pistolas de 9 mm y un claro objetivo:
matar a su hijo Mijail. A las 07:21 del jueves 26 de noviembre, cuando
el joven de 23 años salía para llevar su madre al trabajo, lo ultimaron
a quemarropa. Mientras el cuerpo de Mijail yacía en la banqueta, los
sicarios corrieron hacia un carro que los estaba esperando y
desaparecieron.
Habían ejecutado al hijo, pero el mensaje era para su padre, el
revolucionario
Víctor Martínez.
2. “Me van a matar”
Unos meses
antes, Víctor me planteaba que lo iban a matar y que necesitaba ayuda.
Que su tiempo como diputado del Consejo Legislativo de Lara se terminaba
el 23 de noviembre del 2008, hecho por el cual perdería la protección
legislativa; que la derecha endógena “bolivariana” que domina la
nueva clase política “bolivariana”, había logrado inhabilitarlo
bajo falso pretextos y con mentiras por cuatro años para futuros cargos
públicos; que había recibido múltiples amenazas de muerte y que,
en una ocasión se había traído a un paramilitar colombiano para matarlo;
que durante ocho años el gobierno bolivariano nacional le había negado
el permiso para su porte de armas para defenderse y que, quizás, el
exilio era la única forma para sobrevivir.
Pensar que
en un país que supuestamente vive una Revolución bolivariana desde
hace diez años, un revolucionario obrero y popular como el electricista
Víctor Martínez ---quién pasó por la cárcel y la tortura
por su lucha en el movimiento bolivariano, insurgiendo para liberar
a Hugo Chávez de su prisión el 27 de noviembre del 1992; visitándolo
en la cárcel de Yare acompañado por Mijail que para la fecha contaba
con siete años de edad--- tenía que pedir exilio para salvar
su vida, fue para mí una de las experiencias más repugnantes de mi
vida.
Le hice algunas
propuestas al respecto y le recomendé que hablara con el futuro
gobernador
del Estado, Henry Falcón, un político bolivariano eficiente y honesto,
para pedirle una escolta. Que no era como pedirle un favor, sino un
servicio público, dado que sus denuncias de corrupción también habían
sido un servicio público a la nación y a la Revolución bolivariana.
3. ¿Quién mató a Mijail Martínez?
Los sicarios
que ejecutaron al joven Mijail hay que buscarlos, dice Víctor, en dos
ambientes: el crimen organizado y la corrupta policía de Lara. Desde
que asumió el cargo el nuevo gobernador del Estado, Henry Falcón
(Dic. 2008), ha dado de baja a más de 300 policías, en un intento
de acabar con las ejecuciones extrajudiciales, la colaboración con
el hampa organizado y los secuestros y asesinatos que caracterizaban
a las fuerzas “de seguridad” del Estado.
Víctor Martínez había denunciado frecuentemente a esas redes de delincuencia, en las cuales implicaba al entonces comandante de la policía, el Coronel (GN) Jesús Armando Rodríguez Figuera, hoy día ascendido al rango de General y trabajando en la “sala situacional” del Palacio de Miraflores (sic). “Yo fui el que denunció a los escuadrones de la muerte de la gestión de Rodríguez Figuera”, reafirmó Victor nuevamente en el entierro, para quien la última versión de las autoridades, de que se trata de un crimen del hampa común es “una cortina de humo”; pese a que el sábado pasado un sujeto se apareció en el diario El Informador, “confesando”, en estado de ebriedad y drogadicción, que había matado a Mijail, porque se resistió al robo de su coche.
4. “Un muchacho poeta y soñador”
El joven Mijail
había estado en octubre del 2006, en Sucre, Bolivia, en la fundación
del Bloque Regional de Poder Popular (BRPP), filmando ese importante
evento multiclasista y libertador para los programas de televisión
que conducía su padre. En 2007 estuvo en Paraguay y Argentina, en
encuentros
generados por el evento de Sucre. En febrero del 2009, filmó la
inauguración
y bendición de la oficina del BRPP en Barquisimeto, en presencia de
su padre, realizada por Monseñor Torrealba (www.socialismoxxi.org), desde donde se organizó el Segundo
Encuentro internacional del organismo. Estaba terminando un documental
sobre los casos de ejecuciones extrajudiciales en Lara y este diciembre
quería ir a Argentina, para documentar el cálculo en valores según
la economía de equivalencia, que la sección argentina del BRPP en
el Astillero Río Santiago, encabezada por el ingeniero Ángel Cadelli,
ha realizado sobre el tanquero “Evita Perón” que construyeron para
PdVSA. Pero, el sicariato y los oscuros intereses que hacen temer por
el futuro de Venezuela, pusieron fin a esa vida de un “muchacho poeta,
soñador”, como dice Víctor entre lágrimas.
5. ¿Como proteger a los revolucionarios y a la Revolución?
En el último “Aló Presidente”, que Hugo Chávez realizó en el llano, entre Barquisimeto y Acarigua, el Presidente se quejó de que sus colaboradores no daban seguimiento a los problemas y proyectos y que no le informaban adecuadamente. Hace años tuvimos un desayuno en la gobernación de Lara. Él llegó muy decepcionado, diciéndome que había un problema con mucha gente que aunque se les proporcionaba los recursos, no cumplían con las tareas. Tenía razón entonces y tiene razón hoy. Pero, el dilema es que el Presidente sigue denunciando el problema, sin resolverlo, atacándolo con mecanismos ineficientes.
Ese problema,
que lo ha introducido a una espiral que aceleradamente lleva a la
destrucción
de su presidencia y del proceso bolivariano, es el sistema gerencial
imperante que está fracasando en todas partes: “Barrio adentro”,
la inflación, los bancos, los contratos públicos colectivos, la
seguridad
pública, la electricidad y el agua, entre muchas otras. Es un sistema
oligopólico, en el cual cuatro, cinco grupos de poder, entre los cuales
el Presidente balancea el suyo propio, luchan ahora despiadada y
maquiavélicamente
por el poder, bloqueando toda reforma estructural del sistema.
Los múltiples
cuadros revolucionarios, honestos y capaces, como Víctor Martínez
y tantos otros, son excluidos del poder por esa nomenclatura “roja
rojita” que ha convertido el sistema en un aparato de mediocres y
oportunistas que lleva la Revolución a un final desastroso.
Hugo Chávez
es la cabeza y el principal responsable de este sistema. Sus
desesperados
llamados a la unidad ---como si pudiera haber unidad sobre
un proyecto que es cada vez más nebuloso---; el teatral “poder
dual” de la sesión prolongada del PSUV y los intentos suicidas de
reemplazar los municipios con la quimera de “las comunas”, inventadas
en el Anauco Hilton para terminar con el “Estado burgués” así
como, la acusación pública de algunos de los operadores de la
nomenclatura
en Aló Presidente, no cambiarán un ápice de la situación. Como tampoco
la cambia la “psicología experimental” de Diosdado Cabello, a quien
le gusta motivar a los altos funcionarios, diciendo que la derecha
matará a todos si regresa al poder.