La policía Nacional de Colombia, anuncia unas cifras aterradoras sobre los homicidios en el territorio Colombiano. En dos años 2008-2009 se han cometidos más 34.000 homicidios lo que significa un promedio aproximado de 47 homicidios diarios.
Entre el periodo comprendido entre el 01 de enero y el 06 de diciembre de 2009 el promedio de homicidio diario alcanza la escalofriante cifra de 44.
“Cabe señalar que del total, 11.721 homicidios, es decir el 80 por ciento de las muertes violentas ocurridas durante 2009 en Colombia, ha sido producto del uso de armas de fuego y 638 de las víctimas corresponden a niños, niñas y adolescentes”
Hasta el momento de la presentación del informe, -estamos hablando desde el 01 de enero al 06 de diciembre- la Policía Nacional ha incautado 44.545 armas de esta naturaleza, para un promedio de 6 cada hora, es decir 134 al día. De este acumulado, 27.931 son armas ilegales y 16.614 autorizadas.
Según cifras del gobierno colombiano, 1.241.373 ciudadanos portan armas de fuego legales, de las cuales 20.218 están en poder de jovenes-adultos cuyo promedio de edad oscila entre los 23 y 30 años.
El drama colombiano ocurre dentro del contexto de la doctrina de seguridad y defensa impulsado por el Presidente Uribe, Allí no están incluidos los asesinatos de los paramilitares que se cuentan por centenares mensualmente, los “falsos positivos” -aquellos asesinatos cometidos por el ejercito colombiano- y obviamente los desaparecidos cuyas esperanza de los familiares de hallarlos vivos permanecen intactas.
El gobierno desarrolla una “bella y creativa” campaña publicitaria mundial tratando de vender a Colombia como el país más seguro del mundo y cuenta con un aliado como la cadena mediática CNN que permanentemente oculta la realidad colombiana y promueve el síndrome de Alicia en el país de las maravillas.
Fuentes en Colombia nos dicen que esa cifra debe multiplicarse como mínimo por 1.7 o 2, pero eso sería la derrota del estado terrorista dirigido por Uribe y afectaría la hasta ahora “segura” reelección de Uribe.
Esta información jamás las verá en la industria mediática de los pitiyanquis, apátridas “Venezolanos
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