Fue en 1854, bajo un decreto presidencial por el mismísimo José Gregorio Monagas que se procedió a abolir hipócritamente la esclavitud en Venezuela, cuando ya nuestro ancestros y ancestras estaba “enclenques”, enfermos, pero aun así tenían el precio de un escaparate, un caballo o un mueble y los amos de ese entonces le exigieron al presidente Monagas que el pagara sus cachivaches si no, no se acogerían a cumplir con ese decreto. Aquí en Río Chico ese decreto se ejecutó dos años después en 1856 y el vagabundo del general José Antonio Páez hasta que no le pagaron el ultimo esclavizado no les dio la libertad. Aun con todo este “acto de hipocresía y de falsa libertad los antiguos esclavizados siguieron sometido a la neoesclavitud, el peonaje, sin derecho a la educación ni a la cultura, como dice Jesús Chucho García en su libro sobre Barlovento. Así surgió la marginación hacia los afrodescendientes y sumándoles los otros dos ingredientes: el racismo y la discriminación. Estos hombres y mujeres afrodescendientes sometidos por este sistema, continuaron viviendo como obreros engañosamente libres, en ranchos, chozas, en campos, ciudades, y en las costas venezolanas, donde centenares de familias vivían en un hacinamiento en las habitaciones de sus humildes moradas, sin escuelas, ni maestros, ocupando los peores trabajos, los menos remunerados, es entonces donde la discriminación y el racismo se convirtió en algo “normal”, casi subjetiva para las élites del poder y objetivamente sentida por nuestros abuelos y padres.
Desde Monagas hasta la cuarta República esa situación poco se resolvió, más bien crecimos en los barrios como monte: San Agustín, Antimano, La Vega, Guarenas, barrios de Maracaibo, Valencia y la pobreza rural. ¡Que vaina familia! como decimos en Barlovento... no pegamos una, y ahora en la V República aún hay muchas deudas morales y sociales con las comunidades afrodescendientes. Por eso aun a diez años del Proceso Bolivariano en los diferentes análisis que esta haciendo la Red Afrodescendiente de Venezuela y su cumbe afrojuvenil en las perspectivas del Bicentenario de la Independencia de América, los indicadores nos están demostrando muchas ausencias por parte del Estado Venezolano hacia nosotros y nostras las afrodescendientes, sobre todo en los jóvenes, “los hijos de quienes no tenían una carrera universitaria, los que tenían los trabajos peores remunerados, y vivían en las peores casas son los que representan el 80% de la población carcelaria, y solo el 20% son hijos de quienes tienen etiquetas de la clase alta y mal llamada pudiente".
Y por si fuera poco en nuestro país aparte del racismo y la discriminación objetiva, en pleno Proceso se encuentra el gran debut de la discriminación y el racismo institucional que el actual ministro de cultura Héctor Soto y su combo se encargaron de poner de moda, ministro que hasta ahora no le bastó terminar con la ultima hoja de papel de toda una resma entera de tantas cartas en solicitud de audiencia o reunión con los representantes afrosdecendientes del país, llamado que no se ha interesado en atender. Profesor Soto, cámbiele el nombre al ministerio que usted dirige, eso de poder popular le queda grande, de antemano le decimos mientras menos cultura exista en nuestros pueblos habrá mayor índice de discriminación, racismo, exclusión, delincuencia y marginalidad. Le pregunto: ¿eso es lo que usted quiere?. El jueves pasado, después de haber concretado una nueva reunión-embarque, se burló de nuevo de nosotros colocándonos dos afromaniquies que ni siquiera sabían de que estábamos hablando…nos paramos de la mesa de discusión por considerar esa actitud una faltad de respeto a nuestras luchas ancestralmente revolucionarias.
Señor presidente usted que tanto cita al comandante Fidel tome conciencia de esta fatalidad que ni siquiera en cuarenta años bajo el mando de la revolución cubana pudo erradicar ese flagelo como lo dice el mismo Castro en la entrevista con Ignacio Ramonett, pero si tenemos las esperanzas, comandante, de que unidos vamos a luchar en contra de esa enfermedad del espíritu que se llama racismo como dice el cantautor caribeño y medio “derechoso con letras de izquierda” Rubén Blades en su canción "Muévete".
freddyblanco13@yahoo.es
Esta nota ha sido leída aproximadamente 4503 veces.