Mérida sobre un potro de tortura: los mismos asesinos puntofijistas de ayer, hoy siguen con su metralla desde la oposición

Primero que nada urge un desarme frontal y con mucho carácter en esta ciudad de los caballeros de mierda armados hasta los dientes. La oposición de la ultra-derecha tiene arsenales incluso para apabullar a la policía, y con expertos en armas que las traen de Colombia, del Zulia, Táchira y Caracas. Cuentan con sicarios y francotiradores con gran experiencia en el negocio de los asesinatos y actos vandálicos. La balacera cerca de las residencias Las Marías en donde mataron a Yorsinis Carrillo Torres, duró cerca de dos horas, y la policía vino a aparecer bien tarde, cuando docenas de carros estaban destruidos y otros incendiados. Pero peor aún, rebasadas las acciones criminales por estas bandas de encapuchados, la Guardia tampoco salió a la calle. Porque ahora resulta que la modalidad consiste en que estas bandas en varias camionetas se dan a la tarea de recorrer la ciudad provocando quemas, destrozos y saqueos en varios puntos de la misma: fue así como destrozaron cuatro estaciones del Trolebús y saquearon varios almacenes, y las parrandas incendiarias se esparcieron por los cuatro costados de Mérida.

Todas las versiones indican que cuando le dan el tiro al muchacho que se encontraba cerca de la urbanización El Rodeo lo hacen desde un autobús; se alerta a la policía que estaba a poca distancias del hecho, y pues bien no se mueve con la presteza debida para una acción contundente y así capturar a los asesinos. Cómo es posible que en ningún momento se hayan movilizado a los fiscales del Ministerio Público para allanar las residencias de Las Marías desde donde estaban disparando y desde donde salió la bala que mató a Yorsinis. Todavía a estas alturas nada de eso se ha hecho, como esperando que todas las evidencias sean borradas, distorsionadas.

De modo pues, que la historia se repite casi indolentemente: otros dos jóvenes muertos y van por más de cien policías heridos de bala 9 mm en los tres últimos años. Los mismos que mataban ayer desde los gobiernos puntofijistas hoy lo hacen desde la oposición de la manera más fresca. Y seguimos sin gobierno en Mérida. Los malandros riquitos hacen cuanto les viene en gana, y no hay culpables, no hay presos, y cuando estos niñitos malcriados con sus manitas llenas de mierda salen a la calle hay que calárselos. Ayer salió el rector Mario Bonucci con una especie de discurso que denotaba a las claras que justificaba los crímenes de Yorsinis Carrillo Torres, de 15 años, militante del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), y del joven Marcos Torres; sostenía por las malditas estaciones de radio de Mérida, que el gobernador Díaz Orellana había confesado en público, en una ocasión, que se había asombrado de la cantidad de armas que poseían los llamados Tupamaros. Es decir, que según este rector, que además tiene toda la prensa a su favor, los policías también fueron heridos por los Tupamaros.

Desde hace tiempo venimos denunciando que Mérida está cundida de paramilitares; Mérida se encuentra en una situación mil veces peor que el Táchira, pese a que en el Táchira gobierna el connotado paramilitar copeyano de César Pérez Vivas. Pero en Mérida está el grueso de la ULA, desde donde la oposición siempre está esperando muertos para que entonces los marines de la “libertad de expresión” en el mundo digan que Chávez arrecia sus actos represivos y dictatoriales contra el pueblo venezolano. Hace una semana se esperaba lo que pasó el lunes. El rector Bonucci tiene una guerra contra la nueva Ley de Educación y buscaba desesperadamente un caos para darse un respiro en las designaciones de los representantes de empleados y obreros en el Consejo Universitario, donde cada vez tiene menos fuerza. El alcalde Lester Rodríguez agita las putibundeces aguas de sus politiqueros para conformar su mesa de la unidad con los diferentes factores fascistas de su gusto, y en estos momentos varios muertos le venían de perlas. Por estas y muchas otras circunstancias le rogamos al gobierno central que le meta el ojo a Mérida; estamos desguarnecidos y abandonados, y es necesario hacer un minucioso trabajo de inteligencia para impedir que se repitan hechos tan degenerados y anunciados como los del lunes pasado. Coño, estamos hartos de tanta lenidad, de tanto abuso, de tantas mentiras que criminalmente difunden con saña criminal casi todas las estaciones de radio de Mérida, llamando a la calle, pidiendo casi a gritos a que asesinen a los chavistas, a que los busquen en sus urbanizaciones y los identifiquen para que llegada la hora aniquilarlos sin contemplaciones. Esas estaciones de radio nauseabundas hay que cerrarlas, o aquí tendremos muertos cuantas veces les venga en gana a esta oposición de manitas de mierda, de viejas cacatúas vestidas de negro, de ogros como Baltazar Porras, de los cabezas rapadas del Bonucci y del padre de Nixon Moreno, Lester Rodríguez. Hasta cuándo, NOJODA!!!!!!!!


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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