Mérida se ha convertido en un Estado maldito

En Mérida no hay ley, y el Ministerio Público disimula muy bien sus acciones. Los manitas blancas, amparados por el obispo Baltazar Porras, por el alcalde Lester y el rector Bonucci se ríen de la justicia y tienen a la ciudad asediada con sus bandas del Movimiento 13. Han herido, con pistolas 9 mm a más de cien funcionarios de seguridad; han matado estudiantes, han quemado docenas de vehículos privados y públicos; han saqueado centenares de comercios; paralizan la ciudad cuando les da la gana; poseen armas de guerra poderosas que ni la guardia…, granadas y arsenales que manipulan paramilitares colombianos. Montones de sicarios se gana la vida ejecutando a ciudadanos y casi nunca o nunca, se les captura; en El Vigía, por ejemplo, la vida vale un coño: masacres, turbiones de ráfagas que destrozan familias enteras. Y todo esto lo ejecutan grupitos de asesinos, no sabe uno amparados por quién, protegidos por quién. En las grandes trancas que se escenifican en la ciudad producto de las protestas opositoras, uno ve que las provocan cuatro encapuchados. Camionetas cargadas con cauchos viejos recorren la ciudad para montar sus horribles barricadas. Y comienzan las refriegas, las balaceras, los incendios. A las pocas horas todos los degenerados medios de comunicación están anunciando que se trata de los tupamaros, y en boca de casi toda la clase media lo que se escucha es: “los tupamaros mataron a un policía”, “los tupamaros quemaron un autobús”, “los tupamaros saquearon…”, y los primeros que salen diciéndolo por la radio son el obispo Baltazar Porras, el alcalde Lester Rodríguez y el rector Mario Bonucci. Y ¡Bingo!: la oposición siempre es pacífica, humanitaria, decente, culta y profundamente conciliatoria.

Hace tres días estas bandas empolladas por Globovsión atacaron bestialmente a un equipo de reporteros de Ávila Tv. Este equipo se internó en el estacionamiento de FACES, e inmediatamente los del Movimiento 13 salieron a provocarle, comenzaron a lanzarles expresiones soeces, a golpearles y buscar ofenderles con tocamientos agresivos y vulgares. Estaban en la cueva del lobo. Al reportero Daniel Quintero le metieron un punzón en una pierna, herida que pudo haberle matado. El camarógrafo José Alberto Gómez con toda su gente de Ávila Tv fue severamente agredido y le dañaron los equipos.

Nada más denigrante que cargar las manos sucias, enchumbadas con lo que sea: cremas, grasa, lodo o mierda. Las manos es para llevarlas limpias, como la boca, como la conciencia. Las nenas de Globovisión con sus manos embadurnadas de cal empuñan punzones, granadas, piedras, pistolas. Ahora salen gritando que al gobierno lo que le arrecha es que ellos sean tan pacíficos; exclaman: "Mientras más quieran reprimirnos, más creatividad y sorpresa aplicará el movimiento estudiantil para comunicar, sin miedo, el mensaje de lucha pacífica en la calle, para exigir respeto a los derechos ciudadanos y que se respete la Constitución", afirmó Roderick Navarro, presidente de la Federación de Centros Universitarios de la UCV. Son muy creativos, se bajan los pantalones para mostrar sus lechosos culos, se visten de payasos, se pintan las manitas de blanco y cacarean: “Chávez estás ponchado”. Qué tal, o nos defendemos o nos arrollan. Ya basta de calarse a todos estos mocosos malcriados y desaforados.


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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