El caso Edwin "Inca" Valero

¿Un criminal-suicida como gloria venezolana del boxeo mundial?

Imagínense ustedes (un equis ejemplo) que un alto funcionario que goce del respeto, la confianza, y la aceptación del Presidente Chàvez (sea Ministro, Embajador, Diputado, Gobernador, Alcalde, un destacado militar, o un polìtico del PSUV...) agrede (bien sea física, psicológica, verbal, moralmente....) a mujer, a su madre, a sus hijos (as); y aun sigue trabajando de manera transparente por el país. Mientras que estas silenciadas mujeres, son incapaces de hacer valer sus derechos, en la lucha contra la violencia familiar (por miedo). Esto sería, compatriotas, "una gran verguenza moral y anti-revolucionaria", que distinguidos funcionarios como éstos, no sean castigados con el peso de la ley. Pues un gran revolucionario es aquel, "que abraza la justicia y la equidad de género, por la construcción de una sociedad amante de la paz, y de la igualdad (unión entre hombres y mujeres)". Gracias a Dios, que equis ejemplo, pùblicamente, no ha ocurrido.

Recientemente, ví los sorprendentes reportajes y comentarios del venezolano y la venezolana de a pie, sobre el asesinato de la esposa de Edwin "Inca" Valero (un boxeador de reconocida trayectoria y fama nacional e internacional). Es una gran repugnancia, que un personaje como èste - y que fuera admirado por el mismo Presidente Chàvez-, merecededor de cuantos galardones de la vida boxìstica, y peor aún, disfrazado de patriota y revolucionario, cuando en su pecho lleva tatuado el rostro del Comandante Chàvez, sobre la bandera nacional.

Es totalmente repudiable que acciones como èstas, no haya justicia. Es la hora que todas los colectivos, frentes, y organizaciones de mujeres, culturales, comunitarios, sociales, polìticos... Alcemos nuestras voces, para condenar enèrgicamente todos los crìmenes por la violencia hacia la mujer.

Por los medios de comunicaciòn, se ha seguido de cerca, que Edwin Valero, bajo los efectos de la droga y el alcohol, siempre golpeaba a su esposa, como a su madre, hasta amenazàndolas de muerte. ¿Es que acaso sus managers, no le practicaron las pruebas anti-dopajes? ¿Cómo se explica que una gloria del boxeo, es alcohólico y drogadicto, y con prontuario de violencia? ¿Què pasa con los responsables de llevar a la fama tales personales, formados con anti-valores?

¿Eso es ser una gloria boxìstica del mundo? ¿A eso se le llama ser un revolucionario del boxeo: Emplear los puños para pelar contra la injusticia, contra la corrupción, la inmoralidad... o emplear los puños para arremeter contra sus seres queridos?

Consideramos quien fuera en vida, su esposa Jennifer Carolina Vieira de Valero, una mujer joven merideña, de origen humilde, de 24 años de edad, madre,,, lo que significaría para ella misma, que casarse con un joven humilde, trabajador, con los sueños de forjarse como boxeador, alcanzar tanta fama, y salir juntos de la pobreza... tuvo que soportar el infierno en carne propia, de la violencia doméstica y familiar, y sin conocer la dura realidad que le esperaba: LA MUERTE.

Grandes hèroes de la vida deportiva, disfrazados de revolucionarios, como el caso de este personaje, que ofende a cualquier defensor de la causa ancestral, de la causa indígena... llevar el seudònimo "INCA", y es una gran burla a nuestros ancestros, de la gran "Abya Yala".

Lamentablemente, el Cuerpo de Investigaciones Cientìficas, Penales y Criminalìsticas (CICPC), y la Asociación Venezolana del Boxeo, y acaban de dar declaraciones, que Edwin Valero, le puso fin a su vida, en la celda donde estaba recluído, hecho acaecido este día lunes 19, en horas de la mañana). ¡Què manera de no enfrentar su gran culpa! ¡Su conciencia no lo dejò en paz!

Como poeta venezolana (es un reto que tenemos los movimientos de cantores y poetas, en llegar al corazòn de las mujeres que sufren este horrendo drama,a travès de la concientizaciòn y prevenciòn de la violencia, -con la cultura-) , deseo más que nunca, que los programas en prevenciòn a la violencia hacia la mujer y la familia (especialmente, un llamado a la Ministra Marìa Leòn, a las Fiscalías, y a los Tribunales en materia de mujeres contra la lucha de la violencia), sea un gran reto, frente a nuestros pueblos. La mujer debe estar armada de valentìa, de coraje, de fortaleza... y sin ningùn miedo, denunciar a estos agresores, para que paguen con todo el peso de la justicia, que atenten contra nuestra dignidad, y nuestra familia.

Me despido con este poema de mi autoría, dedicado a quienes sueñan con ser boxeadoreas y boxeadores:


¡DÉJAME SER BOXEADORA!


Recuerdo cuando niña,
veía junto a mi padre en TV,
las peleas de boxeo.


Ray "Sugar" Leonard,
era mi boxeador favorito.

¡Cuándo sea grande,
quiero ser una mujer boxeadora!
Con tanta emoción,
le comentaba a él.


"Hija: Yo no quiero eso para ti.
Me gustaría que fueras profesora,
doctora, ingeniera, artista...
¡Pero boxeadora no!
¡No quiero que sufras golpes!
Y para las mujeres, se ve bien feo.
¡Es mejor para los hombres!
¡Jamás lo soportaríamos tu madre y yo!"

Con asombro, me lo decía mi padre.


En las horas de recreo de la escuela,
jugaba que era boxeadora.
La maestra me castigaba,
porque atacaba a toda hora.
Las niñas me criticaban,
¡porque jugaba a ser boxeadora!


Crecí y todavía soñaba con ser boxeadora:
Madrugar bien temprano,
para memorizarme las materias de estudio,
y con un 20, ganaba en mis notas.


Amé al Liceo,
porque con buenas calificaciones,
¡luchaba con el libro y el cuaderno
para ser boxeadora!

Los profesores admiraban mi esfuerzo
y con esmero me aplicaba.
¡Mis tiempos de liceístas
como buena alumna marcaba!


Un día,
mi padre no podía ayudarme.
¡Aprendí a ser boxeadora!
Ganarme con esfuerzo y sudor
el sustento para llevarlo al hogar,
y valorar mis propias cosas.


Ahora se por qué admiré a Ray "Sugar" Leonard:
No por atacar con puños,
Ni reventarle a alguien la boca.
¡Hay que pelear bien duro,
para ganarse en la vida,
el cielo con la gloria!


Me esmero en ser la mejor trabajadora,
y culminar mi carrera profesional.
Disfrutar lo bueno de la vida,
y por esa ruta voy a cantar,
reír,
llorar,
soñar,
bailar...
y batallar.


¡Con la fuerza de una boxeadora,
también aprendí a ser madre y a ser padre!

Veremos muchos boxeadores
que vinculados a este deporte
llevan el sustento a su hogar.
Un knock por el pecho,
por el ojo,
por el rostro...
¡Para ser un reconocido y glorioso boxeador,
empleas tus puños con fuerzas y furor,
venciendo al contrincante, te haces ganador!


Me aterran esos boxeadores
que al emplear su fuerza física,
atacan a su mujer, y a sus hijos hoy.
¿Cómo fomentamos valores,
si los golpes destruyen esa familia
sin misericordia de Dios?


En vez de usar tus puños,
usa tu conciencia y corazón mejor.
Seamos boxeadores por la vida,
por los sueños,
por la patria,
por la paz,
por la alegría,
por la prosperidad,
por la solidaridad...
¡Y veremos florecer nuestros caminos,
como regalo de Dios!


¡Déjame ser boxeadora!


(*) Embajadora del Movimiento Poetas del Mundo por Venezuela

Integrante de la Sociedad de Poetas "Andrès Eloy Blanco".

sinfronteras_al@yahoo.com




Esta nota ha sido leída aproximadamente 4491 veces.



Siboney del Rey (*)

Poeta venezolana, activista por la paz y la solidaridad con los pueblos del mundo. Productora Nacional Independiente, Guionista y Reportera. Primera poeta venezolana, en recibir en manos del Comandante Supremo Hugo Rafael Chávez Frías, la orden "Heroínas de la Patria".

 sinfronteras_al@yahoo.com

Visite el perfil de Siboney del Rey para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: