Un espejismo integral. Se dolarizan nuestros ingresos, se dolarizan los gastos y, al no circular más el bolívar, el dólar ilegal núcleo central de ese espejismo desaparece. Es decir, que la expectativa de obtener más ingresos y solucionar nuestros problemas a través de la dolarización no es más que una ilusión engañosa, alentada por los mismos causantes de esos problemas con el fin de recuperar el poder perdido a raíz del triunfo electoral de Chávez en 1998.
Con base en lo indicado por conocedores de la materia, particularmente por la Dra. Pasqualina Curcio, voy a tratar de explicar en este primer artículo sobre el tema algunas de las graves consecuencias que tendría para Venezuela y para nosotros los venezolanos la sustitución del bolívar por el dólar estadounidense:
Dolarizar es entregar la soberanía.
EEUU, país propietario del dólar, controlaría totalmente la dinámica socioeconómica de Venezuela.
El Estado venezolano perdería su capacidad de definir su propia política monetaria y de tomar decisiones en otras áreas vitales para el país.
El presupuesto anual sería calculado por las autoridades estadounidenses en función de las reservas internacionales.
Las reservas se verían cada vez más reducidas por la privatización que acompañaría a la dolarización. Las empresas estratégicas hoy publicas ya no producirían ingresos al Estado.
Las previsibles necesidades adicionales de recursos tendrían que ser cubiertas con préstamos de los EEUU. Y el gobierno tendría que comprometer parte de las reservas para pagar la deuda, reduciendo así la base de cálculo para el próximo presupuesto, etc. etc. etc.
Dolarizar es pobreza y exclusión
Que EEUU estime y apruebe el presupuesto nacional implica:
La distribución del mismo en función de los intereses de los amos del gran capital.
La reducción de la inversión social al mínimo.
La eliminación las Misiones, las Grandes Misiones y otros programas como Mi Casa Bien Equipada o los CLAP, concebidos para satisfacer las necesidades de la población en materia de salud, educación, vivienda, alimentación, etc.
La supresión de los subsidios a la gasolina, al Metro, a la electricidad, al agua potable, al gas, a internet, etc.
La imposibilidad de adoptar mecanismos excepcionales para la generación de empleos y la protección de los ingresos de los venezolanos, en caso de ser necesario.
La privatización de los servicios que hoy ofrece gratuitamente o subsidia el Gobierno.
En síntesis, recibiríamos el sueldo, la pensión, la jubilación o las "tarjeta" que ofrece Henry Falcón, en dólares, pero tendríamos que pagar todo en esa misma moneda y a precio "internacionales".
No nos dejemos llevar por espejismos. Apoyar la dolarización es equivalente a sustituir nuestra bandera tricolor por la de EEUU.