Maduro nos prometió en la campaña electoral que si nos movilizábamos a votar por su reelección presidencial les iba a poner los ganchos a la mafia económica responsable de la hiperinflación. Lo dijo y lo repitió, para que no quedara ninguna duda, que un día después del 20M empezarían a caer presos los responsables de maltratar al pueblo con los altos precios inducidos. Pues no ha pasado nada y la mafia económica está muerta de risa del gobierno y de los que creemos en él.
Para las mafias económicas pareciera que el 20M no ganó Maduro sino, como pregona la derecha antinacional, triunfó la abstención. La mafia económica finge desconocer que en Venezuela haya habido elecciones y por lo tanto sigue haciendo, sin ningún control, lo mismo que antes, pero ahora están envalentonados por el incumplimiento de las promesas electorales ofrecidas por el primer mandatario. Los que producen, distribuyen y venden el queso, la carne, los huevos, el pollo, la leche, el café, la azúcar y demás productos se burlan de lo predicado por Maduro antes de las elecciones y el pueblo sufre callado. Pero el Presidente reelecto no quiere que las mayorías populares mueran de hambre por eso, desde el mes de junio, comenzó a llegar el Monedero de la Patria por un monto de 2.500.000 por concepto de Bono Especial del carnet de la Patria.
Ese Bono Especial pasará muy pronto a engrosar los bolsillos de los comerciantes, bachaqueros, especuladores, productores y distribuidores, vale decir de la mafia económica, que estafa, roba, saquea y extorsiona a los pobres por un mendrugo de pan. Maduro es el benefactor, es el protector y el dadivoso, con los bonos, del pueblo que los gasta y también de la mafia económica, que se queda al final con ellos, con lo cual el gobierno asegura la paz reforzada con la libertad de los guarimberos, terroristas, mercenarios, espías y traidores a la patria. Ese es el arte de gobernar, neutralizando el descontento por ambos lados, sin cambiar absolutamente nada.
La burguesía se fortalece en la guerra económica contra el pueblo al enriquecerse, cada vez más, con el saqueo del salario de los trabajadores mientras pugna por la intervención extranjera para hacerse del poder político. El pueblo, por su parte, resiste, en medio de todas las dificultades, con la ayuda del gobierno, pero la contradicción entre las dos fuerzas antagónicas de la historia no termina por resolverse a favor de los más débiles.
Si Maduro no llegara a cumplir su promesa de ponerles los ganchos a la mafia económica, caiga quien caiga, a la larga sobrevendrá la frustración, el desencanto y la desesperanza. Así el imperialismo habrá cumplido finalmente su objetivo de dominación y todo estará perdido.