El gobierno de Maduro dejó a un lado el doble discurso seudosocialista y se quitó la careta una vez más. Decidió descargar todo el peso de la crisis sobre los trabajadores y el pueblo aplicando un paquete de ajuste brutal, que hace palidecer las medidas adoptadas en 1989 por el gobierno de Carlos Andrés Pérez en acuerdo con el FMI.
El gobierno anunció, junto a la entrada en vigencia del nuevo cono monetario, una serie de medidas leoninas contra el pueblo trabajador, que a su vez benefician a los empresarios y transnacionales.
Exoneró del pago del impuesto sobre la renta a los importadores y a las transnacionales petroleras. Aumentó la gasolina, llevándola por primera vez en la historia del país a precios internacionales. Previamente ya había autorizado el incremento de las tarifas de los servicios públicos. Estas se incrementarán centenares de veces, y el precio de la gasolina se multiplicará miles de veces.
El viernes 17 de agosto, el gobierno anunció nuevas medidas que acompañarán a las planteadas cuatro días antes. Lo fundamental de dichos anuncios es que se aumenta el IVA en un tercio, pasando de 12 a 16%; se unifica el tipo de cambio y se aumenta el salario mínimo, que ahora será de BsS 1800, es decir, 180 millones de los BsF actuales, aproximadamente 30 dólares mensuales. El gobierno asume por 90 días el diferencial de la nómina salarial de las pequeñas y medianas empresas privadas, lo que se constituye en un gigantesco subsidio a la burguesía nacional.
Se establece un sólo tipo de cambio ligado al bono de deuda denominado Petro, el cual fluctuará, llevándose a cabo 3 subastas semanales mediante el Dicom, con la meta de llegar a 5 subastas semanales. Este proceso llevaría al desmontaje del control de cambio. Otro anuncio importante es que el gobierno equipara la tasa oficial en los hechos con el dólar paralelo, y establece el dólar oficial en 6 millones de bolívares actuales. Es decir, lo llevó en menos de una semana de 2,9 a 6 millones de BsF por dólar.
Un paquete capitalista contra el pueblo trabajador
Las medidas instrumentadas por el gobierno de Maduro dicen procurar eliminar el gigantesco déficit fiscal, de hecho una de las consignas del gobierno es "déficit cero". Ya veníamos diciendo que la crisis económica era pavorosa. El gobierno necesita desesperadamente recursos financieros, para ello trata de incrementar sus ingresos metiendo la mano en los bolsillos del pueblo trabajador, pero al mismo tiempo con gigantescos subsidios y exenciones de impuestos favorece a los empresarios, importadores y transnacionales petroleras, con lo cual vuelve a incrementar el hueco fiscal.
Ninguna de las medidas que el gobierno está aplicando, y ya venía discutiendo desde la realización del congreso del Psuv, va en beneficio de los trabajadores y el pueblo. Todas son medidas dirigidas a recuperar los negocios capitalistas.
La consecuencia inmediata del ajuste será una profundización de la hiperinflación, especialmente con el impacto que tendrá el aumento de la gasolina, incluso, los precios se dispararán antes de que este aumento entre efectivamente en vigencia, licuando el pírrico aumento del salario mínimo anunciado.
El aumento de la gasolina y el mantenimiento del subsidio, pueden producir un mercado paralelo de combustible, incluso ya se dice que estarían vendiendo el carnet de la patria en la frontera. Lo más probable es que las distorsiones ya presentes en la economía se agravarán.
La implementación del nuevo cono monetario el próximo 20 de agosto, causará una gran confusión en las personas, que deberán eliminar 5 ceros a los precios. No está claro cuántos billetes del nuevo cono entrarán en circulación, ni sabemos si continuará la escasez de efectivo, y la plataforma para pagos electrónicos está de por sí cercana al colapso.
Más allá del impacto causado por los anuncios, es necesario tener claro que el gobierno aplica un paquetazo capitalista brutal, que agravará las condiciones de vida de la mayoría de la población oprimida y explotada. El salario seguirá siendo insuficiente para cubrir las necesidades básicas de alimentación, medicinas y transporte, la tragedia social que padecemos se agravará a límites insospechados.
Las medidas adoptadas por el gobierno, claramente dirigidas contra el pueblo, pondrán a la orden del día la necesidad de luchar y enfrentarlas en la calle.
Los trabajadores y el pueblo no podemos pagar la crisis creada por el gobierno, banqueros y transnacionales
Debemos sobreponernos al primer impacto de los anuncios. No es con lamentaciones que podremos salir de esta tragedia. Hoy más que nunca debemos movilizarnos para enfrentar en la calle el paquetazo capitalista del gobierno.
Hay que redoblar la movilización que ya está en curso. No podemos permitir que el capitalismo salvaje que administra el gobierno chavista lleve a la muerte y al hambre a la única clase productiva de la sociedad: los trabajadores.
Hoy es más necesario que nunca unificar las luchas para potenciarlas y masificarlas ¡Por una Coalición o Coordinación nacional de luchas que convoque a una gran marcha en Caracas de todos los sectores! ¡Preparemos desde las bases en asamblea un gran paro nacional contra el gobierno y su paquetazo de ajuste¡ ¡Sigamos en la calle por salario igual a la canasta básica! ¡Indexación mensual del salario a la inflación!
Por un Plan Económico Alternativo Popular
Si bien sólo un Gobierno de los Trabajadores y el Pueblo, que ponga en marcha la construcción de un nuevo modelo económico basado en la planificación democrática de la economía, nos podrá sacar de manera estructural de esta tragedia, además de luchar por el aumento de salarios igual a la canasta básica, es imperioso luchar por medidas estructurales y de fondo, para que sean los capitalistas los que paguen la crisis, en ese sentido planteamos luchar por el no pago de la deuda externa; por una industria petrolera 100% estatal sin empresas mixtas ni transnacionales; por la confiscación de los bienes de los corruptos; una reforma agraria que permita avanzar hacia el autoabastecimiento de alimentos; la eliminación del IVA y una reforma tributaria progresiva, entre otras medidas que permitan superar la debacle que estamos viviendo.